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La Fica se llenó ayer de familias y grupos de adolescentes que aprovecharon el Día del Niño para beneficiarse de descuentos del 50% en las 59 atracciones mecánicas que hay instaladas con motivo de la Feria de Murcia.
Si aparcar en las inmediaciones de la zona fue tarea complicada en la jornada con mayor afluencia de público, circular por las calles del recinto se convirtió en un reto para las miles de familias –muchas de ellas con carricoche– que cumplieron el deseo de los más pequeños sin dejar de mirar el resentido bolsillo.
«Lo de hoy es una locura, es el día más fuerte», aseguraba Gema Crespillo, una sevillana afincada en Elche que regenta una de las 67 casetas de ocio de La Fica, donde lleva desde la semana pasada ofreciendo un clásico de la feria: el algodón de azúcar. «Cuando he salido de la caravana, a primera hora de la tarde, ya había gente haciendo cola en las taquillas y los aparatos no habían empezado ni a funcionar», explicaba mientras atendía a los más golosos con el incesante reclamo del 'speaker' de la tómbola que tiene de fondo junto a su puesto. «Me he acostumbrado y hablo con los clientes con gestos», apuntaba.
Ana Tomás es una de las amantes del algodón de azúcar. Pero también de la panocha de maíz asada y la manzana de caramelo. «Me como las tres cosas cada vez que vengo porque me encanta la gastronomía de la feria», confesaba esta patiñera que llevó a su hijo Juan, de 4 años, a montarse en las atracciones. «Intentamos no venir el Día del Niño porque hay mucha gente, pero este año hemos quedado con unos amigos de Santiago de la Ribera que han venido a pasar la tarde», contaba con una mazorca recién sacada de las brasas en la mano.
Muy cerca estaba Patricia Gambín con su pequeño Adrián en brazos, de tan solo siete semanas de vida. El recién nacido acababa de despertarse de una siesta, a pesar del bullicio y la mezcla de sonidos. «Puede que sea el más joven», decía mientras su hijo Daniel, de 2 años, se daba unas vueltas en un carrusel de cochecitos. «Lleva días preguntando cuándo íbamos a venir. Vivimos en Los Dolores y desde casa vemos las atracciones».
Miguel Pallarés y Elisa López fueron otros de los padres que cumplieron el deseo de sus hijas, África y Celia –de 6 y 4 años–. La familia llegaba al recinto negociando por el número de viajes de los que disfrutarían las pequeñas de la casa. «Les hemos dicho de camino que se iban a montar solo en tres atracciones y han cogido una rabieta porque dicen que quieren subir en cuatro», detallaban mientras esquivaban los ríos de gente que circulaban por La Fica con las niñas agarradas de la mano. «Mi madre siempre cuenta que cuando era pequeño me perdí y me encontraron sentado en la tómbola, donde el feriante estaba anunciando por el micrófono que había un niño extraviado. Casi me rifan», rememoraba.
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