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Francisco Ojados
MURCIA.
Martes, 12 de septiembre 2023, 00:19
La ovación de la tarde, en esta segunda de feria, se produjo antes incluso de que los toreros trenzaran el paseíllo, al reconocer el público ... al tenista Carlitos Alcaraz, que asistió a la corrida acompañado por el ex seleccionador nacional de fútbol, José Antonio Camacho, que ha sido el pregonero taurino de esta feria. Siguieron la corrida en un burladero, junto a Pepín Liria, que cumplía 30 años de alternativa, y el matador de toros alicantino Paquito Cervantes.
La plaza registró mejor entrada que el domingo, rozando los tres cuartos, y con un público más receptivo a lo que las figuras del toreo pudieran ofrecer.
Con ese ambiente saltó al ruedo el primer toro de la tarde, un remiendo de El Pilar que completaba los cinco toros que lidió la ganadería anunciada de Daniel Ruiz. Le correspondió a Sebastián Castella, que entró en la feria en sustitución del lesionado Morante de la Puebla.
El toro salmantino, anovillado y suelto de carnes, pese a dar en la báscula 505 kilos, embistió con cierta claridad al capote de Sebastián Castella, que ofreció un variado saludo de capa, combinando verónicas, chicuelinas y la revolera de cierre. Tras el paso por los montados y el segundo tercio, comenzó el francés agarrado a la barrera su faena, por los adentros, con pases por alto que, por su apretura, llegaron al público. Luego se hizo con el toro en el tercio, primero con dos series diestras, muy ligadas. Tiró de técnica, y a base de toques fuertes en los cites, consiguió que el colorado siguiera las telas, poniendo el diestro lo que le faltaba al toro. Con la muleta en la zurda bajó el tono de la faena hasta que Castella se cruzó al pitón contrario, buscando que el animal repitiera. Demostró su valor seco en un arrimón final en el que se dejó llegar los pitones a la taleguilla. Faena firme, de disposición y ganas, rematada de una estocada que tuvo mejor ejecución que colocación, cayendo baja la espada. Una oreja fue su premio.
Plaza de toros de Murcia Feria de septiembre. Segunda corrida de abono. Cerca de tres cuartos de entrada.
Los toros Se lidiaron cinco toros de Daniel Ruiz y uno de El Pilar (lidiado en primer lugar), justos de presencia, salvo el sexto, que tuvo volumen. Sirvió el lote de Castella y el segundo, mansito con nobleza fue el tercero, sin fondo el quinto, y descastado el sexto.
Sebastián Castella , de blanco y plata: una oreja y dos orejas.
José Mari Manzanares , de jumilla y oro: ovación con saludos en ambos.
Talavante , de lila y oro, dos orejas y ovación con saludos tras petición minoritaria.
Redondeó su triunfo con el cuarto, toro de Daniel Ruiz, gacho y pobre de cara. Embistió al paso y sin celo a la capa y, además, dio un volantín cuando Viotti fue a cerrarlo para que saltaran al ruedo los picadores. Midió el francés el castigo en varas. Sebastián brindó al público, clavó los pies en la arena y, sin moverse, en un palmo de terreno, con el toro viajando a su aire de un lado a otro, dio dos pases cambiados por la espalda y otros tres por alto, que fueron aclamados con fuertes ¡olés!. Fue faena de actitud, en la que el galo sacó el fondo del toro de Daniel. Dibujó dos buenas series con la derecha y consiguió otra buena con la izquierda, a base de quedarse bien colocado. El final de faena, pisando los terrenos del toro para sacar un circular, y el ajuste por manoletinas, unido a una estocada preparada a conciencia, con un volapié de categoría, desataron la petición de las dos orejas que paseó.
No tuvo lote Manzanares. Pudo tocar pelo de su primero, al que dejó crudo en varas. Sin maldad, se defendió el burel en la muleta. Se apretó el de Alicante en series por ambos pitones, buscando la ligazón, corrigiendo el cabeceo del astado. Pinchó en dos ocasiones.
Brindó el quinto a José Antonio Camacho y Carlos Alcaraz. No fue el toro idóneo, pues se paró. Lo intentó Manzanares, que no tuvo material para el triunfo. A este sí lo mató de un espadazo eficaz.
Lo mejor de la tarde lo firmó Talavante ante el tercero. Lo bordó en el saludo, echando los vuelos del capote para torear con garbo por verónicas, de compás cerrado, abrochando con una vistosa tijerilla, cosida con la media. Brindó al público y la faena, a un toro noble pero justito de raza, tuvo un gran inicio, acertando el extremeño en los terrenos, toreando por los adentros. Vio pronto al toro, y los dos pases cambiados por la espalada y un genial cambio de mano metieron de lleno al público en la obra. Faena importante, de gran nivel, con la muleta siempre puesta en la cara para ligar. Así fluyeron excelentes naturales y hubo dos derechazos en los que paró el tiempo. Gracia tuvieron los adornos para salir de las series, con amplio catálogo de pases que levantaron al público de sus asientos. La espada cayó desprendida pero como dobló rápido el toro se le pidieron con mucha fuerza las dos orejas.
El sexto fue un toro muy grande, sin asustar por delante. Lo saludó Talavante con cuatro verónicas y media e inspirado estuvo en el quite por chicuelinas, de manos bajas, y en el remate, largando capa. Colocó dos buenos pares de banderillas Miguel Murillo. Quiso enseñar a embestir Talavante al animal en el comienzo por dobles y pudo templar en un par de series por ambos pitones, sin terminar de tomar vuelo la obra por la falta de ritmo el astado. La disposición del diestro hizo que parte del público flameara sus pañuelos, una petición que no fue mayoritaria por lo baja que cayó la espada. Saludó una ovación. La puerta grande se abrió para que por ella salieran en hombros Castella y Talavante.
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