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Francisco Ojados
Murcia
Martes, 12 de septiembre 2023
La tercera corrida se abono presentaba, en el martes de Romería, el cartel más rematado y de mayor tirón en taquilla de la Feria. Se ... pudo comprobar en los tendidos, colmados de público desde tiempo antes que dieran las seis y media de la tarde. Apenas un par de cientos de entradas quedaron sin vender en las taquillas. Quizás las gotas que cayeron en la hora previa al inicio de la corrida fue lo que retrajo a los remolones y lo que evitó que se pusiera el cartel de 'No hay localidades'. Por muy poco.
En estas saltó al ruedo 'Cantaor', primer toro de la corrida. El Juli, que fue recibido con una ovación de gala, lo saludó por verónicas, para cerrar con una chicuelina y la media. Recibió un buen puyazo el de Victoriano del Río y brindó El Juli al empresario de la plaza, Ángel Bernal. El cielo se puso plúmbeo, se encendió la iluminación eléctrica, y se levantó un vendaval que hizo flamear las telas en exceso, para después abrirse los cielos para que cayera agua como si no hubiera una mañana. Con el paño empapado y pesado, Julián López, en una actitud de figura, planteó faena y consiguió enjaretar una serie por cada pitón, de mando y largura, sobreponiéndose a la tormenta. Descalzo, pinchó en un primer encuentro y al segundo consiguió una estocada que cayó contraria y trasera pero que fue suficiente. Se le pidió con fuerza la oreja que paseó.
Plaza de toros de Murcia Feria de Septiembre. Tercera corrida de abono. Lleno en tarde nublada, en la que chispeó momentos antes del comienzo del festejo, y llovió con fuerza durante el primer y segundo toro.
Los toros Seis toros de Victoriano del Río. Correctos de presencia. Destacó el tercero, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Se dejó el quinto y buena condición tuvo el primero. Muy malo el segundo y complicados cuarto y sexto.
El Juli , de plomo y oro, una oreja y ovación con saludos.
Paco Ureña , de rioja y oro, ovación con saludos y dos orejas.
Roca Rey , de coral y oro, dos orejas y rabo y una oreja.
Observaciones El público tributó una gran ovación a El Juli antes de que saliera el primer toro, que el madrileño tuvo que saludar desde el tercio. Salieron a hombros Paco Ureña y Roca Rey.
Bajo el diluvio y con un piso de plaza que empezaba a parecerse a una pista de patinaje dio Ureña su consentimiento para que saltara al ruedo el segundo de la tarde, un manso pregonando, que regateó en los capote, tiró coces e hizo cosas feísimas. Soltó la cara, puso en riesgo a los banderilleros y no quiso embestir. Toro peligroso. Intentó el de Lorca torearlo como si fuera bueno. Un imposible. Acabó por doblarse con él y matarlo con dignidad. Saludó una ovación.
Paró de llover, y entre el segundo y tercer toro trabajaron de lo lindo los areneros para esparcir sacos de serrín y secar el ruedo.
Pasó el diluvio y salió el tercero, un zaino montadito arriba. Lo recibió Roca Rey con dos suaves lances andando hacia atrás para luego estirarse a la verónica. Resbaló el animal y Roca siguió con lances a pies juntos y la media para rematar. Midió el castigo en varas y realizó un quite con el que puso la plaza a hervir, al echarse el capote a la espalda y ajustarse por gaoneras, poniendo broche con la revolera y la brionesa. Todo ello en el mismo centro del anillo, el mismo lugar que eligió para brindar al público y para hincarse de rodillas, citar de largo a la res y comenzar su faena con un pase cambiado por la espalda y seguir después con una tanda en redondo cumbre , rematada con un pase de pecho de pitón a rabo en el que se echó todo el toro por delante. Dos series más vinieron de tal guisa para cerrar la tercera con un circular acogido con clamor por la grada. Luego vino una serie de naturales de mano muy baja. De nuevo el remate, con un pase de pecho eterno, fue de impresión. Apretó aún más las clavijas al de Victoriano en una serie de naturales, tan rotunda, por ligazón y mando, como la siguiente tanda con la derecha, con media muleta arrastrando por la arena. Para acabar, se plantó de frente al toro y, clavados los pies en el albero, firmó cuatro bernadinas de increíble ajuste.
Como además mató con un volapié de libro, la plaza, a coro, lo aclamó con gritos de «¡torero, torero!». La petición de trofeos fue bestial y a Conesa, que presidía, no le quedó más remedio que asomar tres pañuelos y conceder hasta el rabo. En estado de efervescencia, se vino arriba y le dio la vuelta al ruedo a un toro que fue bueno, pero que en manos de Roca, pareció mejor. Un exceso.
Finalizada la larga merienda llegó el momento de la despedida de El Juli de Murcia. Salió suelto de los capotes 'Curioso', que se así se llamó este toro negro, marcado con el número 75 y 501 kg. de peso. Lo brindó al público de Murcia, al que tantas tardes hizo disfrutar. Fue toro sin gracia, al que El Juli fue perdiendo pasos entre muletazos para intentar darle continuidad, pero la faena no llegó a tener lustre. No hubo para mucho más. Mató de más de media estocada, que necesitó de descabello. No acertó hasta el séptimo golpe de verduguillo. Hubo pitos para el toro y el público de Murcia, que tiene memoria, le tributó una gran ovación, reconocimiento a una trayectoria.
No tuvo celo en el capote de Ureña el quinto. El de Lorca sólo pudo lucir en dos lances a pies juntos, antes que el animal saliera suelto de la suerte. El puyazo resultó excesivamente trasero. Brindó Paco Ureña a una figura del toreo como Luis Francisco Esplá y, con inteligencia, comenzó su faena erguido, ancladas las zapatillas en la arena para, sin enmendarse, ligar cinco muletazos por alto y dos de remate sin mover los pies del suelo.
Fue haciendo al toro. Sin exigirle, hilvanó una primera serie diestra en los medios y a más fue la obra del lorquino, que dejó la muleta puesta en la cara para que el burel no buscara las querencias y repitiera. Así ligó series de derechazos de muletazos muy largos, toreando por abajo, como mandan los cánones, algunos con el compás abierto de gran expresión, y de excelente remate con interminables pases de pecho. Fue faena maciza, perfecta en los tiempos, en la que fue dando al toro lo que en cada momento pedía. Hecho el toreo, acortó las distancias y con los circulares y los de pecho puso la plaza en pie. Por si faltara algo, no dudó en acabar su importante faena con una emocionante serie de toreo en redondo con las dos rodillas en tierra, en la que condujo con largura las embestidas del bovino. Se tiró a matar por derecho, cobró una estocada casi entera en buen sitio, algo perpendicular y paseó dos orejas de ley.
Puso Roca Rey fin a la larga corrida cortando una oreja más del toro que cerró la corrida. Tuvo presencia y presentó complicaciones. El peruano no se achicó, hasta sacarle partido y redondear su tarde. Una tarde en la que reinó por segundo año consecutivo en Murcia y en la que Ureña le dio réplica.
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