
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Procedentes de Sevilla han venido a Murcia para la Feria más pasada por agua que se recuerda seis agentes de la Unidad Especial de Caballería (UEC) con sus formidables caballos policiales. Los ejemplares son espectaculares, comentaban en la puerta del coso de La Condomina cuatro compañeros de los 'Rayos', como se conoce a la Unidad de Prevención y Reacción del Cuerpo Nacional de Policía, los mismos curiosamente que cazaron al individuo que se dio a la fuga en un control y acabó estampándose contra el puente de los Peligros de Murcia con el agua de la tromba a punto de sobrepasar los muros de contención. «Vino Dios a verlo», exclamaba uno de los efectivos sin quitar ojo a los majestuosos equinos. «Lo bonito será verlos el martes, el día de la Romería». Los 60 agentes de los Rayos participaron esta semana pasada en los dispositivos de emergencia por las inundaciones en la Región. Pregunto por curiosidad si estarían autorizados a disparar si un toro díscolo saltase la barrera, y dicen, sin haberse visto ninguno en esa tesitura, que para matar a un toro de 500 kilos es más eficaz la espada. Hasta fusiles se han empleado en otras plazas, anotan. La gente puede tocar los caballos, por cierto, y hacerse fotos con ellos. Uno de los halagados es el llamado 'Betanzos'.
María José Bermúdez tiene que repartir 20.000 abanicos en la Feria. Es la madre del novillero de 20 años de Javalí Nuevo José María Trigueros, que debuta el sábado con picadores en La Condomina. El niño, es curioso, hizo la comunión vestido de corto, «porque de otra manera no habría comulgado». Los padres fueron a hablar con el cura, «y nos dijo que quién había dicho que tenía que hacer la comunión de marinero». El caso es que se cumplió su voluntad en Los Jerónimos. Ante su debut no está nervioso. «Qué va, la procesión va por dentro. A mí me da miedo, claro que sí. La primera palabra que dijo siendo un bebé fue olé. Nosotros solo podíamos ir una vez al año a los toros, escogíamos la corrida de Pepín Liria, y por ahí tal vez puede venirle la afición», cuenta la madre. Trigueros es alumno de la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia, que, casualidades, dirige el matador ceheginero. Que haya suerte.
Quien no falla es el abonado de La Alberca Juan Antonio Ruiz. Perera es su torero, «pero ojo que El Juli viene con garra, de los que hay es el que mejor viene a Murcia». Veremos hoy. Ayer vino con su nieto, Rodrigo, y con su hijo José Antonio y su nuera, Laura. Resume así Juan Antonio esta feria: «Las contrataciones están bien cerradas y las ganaderías son de primera. El único fallo que puede haber es que haya poco público». Como una cabañuela, no se equivocó. «Cómo puede ser», clamaba Laura, «que hayamos pagado por el niño lo mismo que por un adulto, 26 euros cada uno». Juan Antonio no espera mucho hoy de Morante, «porque está en racha mala. En Salamanca dieron un toro suyo al corral. Le tiene que salir su perla, su torico, para que toree». Eso decía el buen señor, que venía, para qué engañarnos, como Martirio: jodido pero contento. Contento porque no se haya suspendido la Feria y jodido porque se le han muerto este verano 15 conejos, tres machos y lo demás hembras. No se da por vencido. «Ya le he pegado fuego con el soplete a las jaulas para quitarles la peste, y enseguida volveremos a criar».
Estando en la Corrida de la Prensa no podían faltar periodistas. Juanchi López lleva 30 años cubriendo la Feria. Es un fotógrafo curtido. «¡El alma de 'El Capote'!», dice Mariano Caballero, director de esta publicación que cumple diez temporadas («con el recuerdo entrañable y cariñoso del desaparecido Pedro Soler, compañero fundamental desde el primer número») y que también se edita con motivo de la Corrida del Cáncer. Diez mil ejemplares ayer.
Sin haber conocido la guerra, mil batallas lleva a cuestas el periodista Diego Vera, siempre animoso, con 50 años de oficio y una entrevista imborrable en el recuerdo. Su primer trabajo periodístico fue entrevistar al novillero José María Manzanares de Alicante, cuando aún no era un figura. Diego, por cierto, es un experimentado productor de almendra, de dos variedades, Marcona y Marta, en su adorada Moratalla, donde no ha conseguido, dicho sea de paso, llevar a buen término un criadero de caracoles, «pese a que incluso le puse abrevadero». Paco Ojados, crítico taurino de 'La Verdad', recuerda la entrevista con la que estrenó, a Joaquín López Ríos, apoderado de toreros. Cuenta Diego que llevaba a Mariano Molina, y a dos «señoritas torero», como se les decía, Carmen Murcia y Maribel Atienza. Ahora es el apoderado de Fran Ferrer. Y lo fue de Rafaelillo, hoy convaleciente y a quien, por cierto, le enviaban desde el coso un mensaje escrito en un gran cartel.
El primero de La Palmosilla para El Fandi no gustó a nadie. Cómo le abroncaron. El granadino, al menos, se llevó un aplauso. Mucha gente estaba cómoda sobre el cemento de las gradas gracias al sevillano Juan Tello. A dos y a cinco euros vendía almohadillas de dos tipos que en Triana vienen confeccionándose. «Chiquillo, ha sido un desastre lo de Murcia», lamenta, mientras orienta a su ayudante, que conoció en el aparcamiento. Un tal Amadou, de Guinea. «Hay que darle vida a todo el mundo, ¿no?». Dice que lo de las riadas no es problema de Murcia, «sino de todo el mundo». «Lo peor es que la gente ha perdido la alegría». Y quién le quita la razón. El puyazo al primero de Castella «no le ha roto ni la piel», se escucha. Sobre el cartel de ayer Tello, que es de Morante hasta la muerte, destaca «la elegancia de Perera, el espectáculo de Fandi y la clase deCastella». Por cierto, Amadou está contento en Murcia. Lleva cinco años. Con el agua caída a mares no ha tenido más remedio su memoria que traerle la imagen de la patera con la que llegó aquí en 2002.
Alberto Castillo, presidente hoy de la Asamblea Regional, lleva tres días visitando zonas afectadas por las lluvias torrenciales. De todo lo que ha visto lo que más le ha impresionado es la situación del Mar Menor, y el entono de Beniel y El Raal. «Todo terrible, para hacerse una idea hay que llenarse los pies de barro». Hoy de la Asamblea saldrá el apoyo de los grupos políticos a la petición del Gobierno regional para que la región sea declarada zona catastrófica.
José María Mainar también tenía ojeras. El jefe de la Policía Local de Murcia estaba impresionado «por vivir tan directamente algo así». Hay casas a las que no se podía llegar, «solo en barca». Tanto como Frasquito Fernández Egea, escritor costumbrista y presidente de L'Ajuntaera, que explicaba que las bardomeras -cañas y broza flotantes en el río por las avenidas- no se crean solas, «sino que son producto del abandono de los cauces», y pide a las autoridades que se tomen en serio «cosas básicas como la limpieza de imbornales y desagües, y crear pendientes correctas en las carreteras». Solo se podía entrar a algunos lugares «con conocedores», puntualizaba Arturo Andreu, que no pudo asistir a su hermana en Alquerías «porque no había manera de llegar». Rubén Juan Serna miró al cielo pidiendo el indulto.
Pepe Soler no podía avanzar entre las felicitaciones por el 40 aniversario de su alternativa en Murcia. Feliz posaba con su hermano Paco.
Emilio Morales, galerista de arte, empresario gastronómico y mil cosas más, tuvo en los 80 actividades taurinas gestionando 14 plazas de toros. «Yo inicié la Feria del Arroz de Calasparra», recordó. «Luego ha seguido y la han mejorado». ¿Por qué salió del mundo de los cuernos? «Todo tiene su principio y su fin».
Y atención a las banderillas de hoy del lorquino Ureña, porque informa Frasquito, que a petición suya van a llevar los colores de la bandera de la Comunidad de Murcia. «Es la primera vez que Molejas va a hacer algo así», dice este murciano de pro, que envía un mensaje de ánimo a todos los afectados por la riada del Dulce Nombre de María, «comparable con las de Santa Teresa y San Calixto, no en muertos sino en destrozos». En Murcia, reza el dicho, «o nos secamos o nos ahogamos». Y por allí pasó el florista, cofrade y taurino Ángel Serrano, del Barrio del Progreso, avisando de que el día de la Romería dejará caer sobre la Morenica 1.200 docenas de rosas a las once de la mañana.
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