FC Cartagena-Albacete
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FC Cartagena-Albacete
El Cartagena vive instalado en un bucleEl Cartagena es oficialmente uno de los peores equipos profesionales en años. Los albinegros llevan 8 puntos de 48 posibles, 1 victoria en 16 jornadas y no encuentran remedio, ya sea el rival un equipo de quinta categoría, anoche este descafeinado Albacete o llegue el ... esperanzador mensaje de Calero al vestuario. El hartazgo es especialmente latente en el Cartagonova, donde los albinegros no ganan un partido desde el 22 de abril y crece el desapego. A la misma vez que se hunde el equipo en lo más profundo de la clasificación empiezan a ser habituales las pañoladas y protestas en la puerta del estadio. El empate de anoche supo a derrota, por el fondo y las formas de una segunda parte muy pobre de los cartageneros.
Vamos con el envoltorio. La marea blanca convirtió el Cartagonova y sus alrededores en un pequeño Carlos Belmonte. Solo faltaban los miguelitos por las calles del casco histórico, atestadas de manchegos y huérfanas de tintes albinegros. Jamás dos aficiones tan hermanas como la del Albacete y el Cartagena se fueron solas de fiesta. Siempre hubo compadreo y un par de arroces por medio. En la parroquia albinegra solo está el horno para pancartas contra la directiva y el hartazgo. Así, los seguidores visitantes comparecieron a viva voz y la visitante, en mute, desanimados, sin ruido ni nueces hasta el pitido inicial. Por gritar, no gritó presente ni la desaparecida mascota.
FC Cartagena:
Marc Martínez; Calero, Alcalá, Kiko Olivas (Umaro, 73), Fontán, Jairo Izquierdo (Arnau Solá, 86); Mikel Rico (Musto, 62), Alarcón, Luis Muñoz; Narváez (Isak Jansson, 62) y Ortuño (Ferreiro, 73).
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Albacete:
Bernabé; Carlos Isaac, Juan Antonio Ros (Datkovic, 87), Glauder, Jonathan Silva (Julio Alonso, 59); Agus Medina, Olaetxea, Riki Rodríguez, Manu Fuster; Quiles (Higinio, 59) y Escriche (Shashoua, 86).
Goles: 1-0, Ortuño (minuto 45+). 1-1, Higinio (60).
Árbitro: De la Fuente Ramos (castellanoleonés). Amarillas al local Ortuño; y a los visitantes Jonathan Silva y Glauder.
Incidencias: 8.157 espectadores en el Cartagonova, mil de ellos aficionados del Albacete.
De la primera parte pocas cosas a rescatar; al principio casi tan fría como esa nube que durante la semana entra por el puerto, sube por la Atalaya, se cuela por los tobillos y es un caramelo para los amantes de la fotografía. El Cartagena salió tan abrigado como en Oviedo, con ese sistema táctico en 5-3-2 que le da la sensación de sentirse seguro. Arriba, el equipo funcionó a fogonazos y entró en calor camino de la media hora de juego. Sobre todo, a balón parado. Primero con una falta de Calero y luego con algunas escaramuzas de Jairo.
Otra alternativa de juego resultó casi misión imposible para el equipo, carente de eslabones en la medular. Alarcón es hormigón, Mikel Rico es voluntarioso y Luis Muñoz es quien más intentó coser por dentro, con personalidad, atrevimiento (tiró un sombrero) y algún que otro desmarque. Se le acabó pronto la gasolina, en cualquier caso. A estas alturas, pensaría el malagueño, es mejor jugársela. Poco a poco se fue animando el Efesé, con más corazón que fútbol, crecido y sin pasar demasiados apuros Marc Martínez. Prácticamente fue un cero a la izquierda el Albacete, que achuchó poco en unos pobres primeros cuarenta y cinco minutos.
Datkovic agradecía el cariño de la grada, a sus pies de principio a fin. Y hasta se llevó la mano al corazón. Pero el Cartagena no encontró en el croata a su mejor aliado, sino en Juan Antonio Ros. El central del Albacete, natural de Los Nietos, le hizo un flaco favor al equipo de su tierra con una asistencia de lujo a Ortuño al borde del descanso. El regalo lo aprovechó el '9' albinegro, quien previamente intentó despejar el remate de Mikel Rico dentro del área, para enderezar la bola al fondo de la portería del Albacete. En la enésima buena primera parte del Cartagena, como las de Miranda y Leganés, al fin llegó el premio del 1-0. Y del frío pasamos a la calurosa despedida del Cartagonova al equipo.
El Cartagena juega con cinco defensas y tres centrocampistas de corte defensivo. Pero ese muro de piernas tiene grietas. Son gruesas y entra agua a poco que el rival hace presión. Da igual que el equipo la achique con cubos, barreños o bombas; tampoco importa que sean siete, ocho, diez u once futbolistas los que se pongan el mono de trabajo. Sobre todo, si el equipo se empequeñece en el área en una indigna segunda parte. Al final, los problemas vienen hasta solos.
El equipo albinegro sufrió de lo lindo. Sobre todo, a la espalda de Fontán, una especie de autopista Cartagena-Vera abierta al tráfico del Albacete. Agus Medina, Manu Fuster, Quiles y Escriche camparon por allí a sus anchas para poner en serios aprietos a Marc Martínez. Minutos de absoluto caos y zozobra, como en tantas otras ocasiones. El vecino fundiendo el timbre de la puerta. El cuento que cada aficionados del Efesé se sabe esta temporada de memoria. No aprende la lección el equipo, con una completa caraja.
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Jesús Fernández
Lo vimos una vez más en el minuto 60, cuando Higinio remató completamente solo un saque de esquina bajo la línea de gol. Lo del ariete de Calasparra fue llegar y besar el santo. Y lo de la defensa albinegra, de tropezar una y mil veces en la misma piedra. Este fue el undécimo gol encajado a balón parado y el cuarto exactamente igual en un córner: Marc Martínez no sale de debajo de la línea y el rival remata al segundo palo sin vigilancias. Ya lo vimos en Valladolid, Zaragoza y Leganés anteriormente. Es un error de manual que sigue y sigue.
La segunda parte que perpetró el Cartagena bien le pudo costar la derrota. El equipo se mostró totalmente inoperante, impreciso y nervioso. Da igual que se adelante en los primeros o en los últimos minutos. Al final, el resultado es no ganar. Ofensivamente no hubo nada que hacer, menos sin Ortuño, sancionado para Tenerife. Narváez pronto desapareció del mapa, Ferreiro apareció poco en el GPS y de Isak y Umaro, improvisados delanteros, vimos menos de lo deseado. Ni siquiera el reestreno de Arnau al final, mes y medio después de la lesión. Calentaron banquillo Hevel y Juan Carlos Real, dos de los fichajes de más renombre, qué decir del desaparecido Lautaro y de Jony Rodríguez, directamente en la grada por molestias.
El balance de Julián Calero es de cinco puntos en nueve jornadas. Al entrenador del Cartagena se le sigue resistiendo la victoria y para él también es ya una situación que nunca antes había vivido en un banquillo. Una vez más, el técnico volvió a cargarse de responsabilidad. «Prefiero cargarme todo a mis espaldas, me culpo a mí mismo. El barro es para mí». Los albinegros metieron «el culo atrás» en la segunda parte, y Calero apreció carencias a la hora de «empujar», «tener más el balón», «hacer más cosas» y ser más «agresivos». Al técnico le dolió «no haber sido reconocibles» y ver a los suyos más «atenazados de la cuenta». Preguntado sobre futuro, dijo que en el fútbol todo es posible pero no ve nada raro. «Hasta ahora he notado una confianza tremenda y no me da la sensación de ir cada uno por un lado», dijo el parleño.
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