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En estos tiempos de viralidad y fuegos fatuos todos creen ser muy originales y a muchos se les hincha el pecho creyendo que han descubierto ... la pólvora al emitir un juicio. Sin embargo, cuando un equipo de fútbol no funciona, que es lo que le pasa a este Cartagena que ni se rebela ni reacciona ni muestra un poco de amor propio, todos recurren a los clásicos. Ya saben: 'jugadores, mercenarios', 'esa camiseta no la merecéis', 'que se vayan todos y jueguen los del filial'... Lo de siempre. Es curioso que sigamos en esas, cuando desde hace mucho tiempo no queda nadie en el fútbol que no sea un mercenario, si entendemos por mercenario a todo aquel que defiende una causa que no es la suya a cambio de una suma importante de dinero. En este fútbol moderno todos lo son, sin importar si juegan para el primero o para el último de la clasificación. Sin importar si son futbolistas, entrenadores, analistas (qué trabajo ese de analista), directivos, consejeros o presidentes.
Otro clásico que nunca falla es el del banquillo. La culpa siempre la tiene el entrenador. En el Cartagena, donde Jandro Castro vino para acabar con la esperpéntica y breve etapa del Pitu Abelardo, el técnico ya se ha quedado sin crédito. Sus números no le respaldan, desde luego. Ha logrado 7 puntos sobre 33 posibles, por los 3 de 18 que consiguió su antecesor. Jandro es un entrenador de fútbol, sin más. Que no es mucho, pero tampoco es poco.
Eibar:
Magunagoitia; Corpas, Carrillo, Arambarri, Cristian Gutiérrez (Arrillaga, 85); Sergio Álvarez, Nolaskoain (Hashimoto, 74); Guruzeta (Alkain, 67), Madariaga, Antonio Puertas; y Jorge Pascual (Bautista, 74).
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Cartagena:
Pablo Cuñat; Jorge Moreno, Alcalá, Kiko Olivas, Ríos Reina (Jairo, 62); Musto, Andy (Luis Muñoz, 71); Cedric, Escriche (Ortuño, 71), Hugo González (Pocho Román, 71); y Gastón Valles.
Gol: 1-0, Jorge Pascual (minuto 27).
Árbitro: Fuentes Molina (valenciano). Amarilla al visitante Alcalá.
El estadio: Ipurúa. 4.029 espectadores.
El ex del Amorebieta es un preparador joven, que todavía no tiene bagaje y que intenta abrirse paso en este selva de los banquillos. Fue un gran futbolista, pero aún no es un gran entrenador. Puede que lo sea en el futuro y que estas ocho derrotas en once jornadas con el Efesé no le hagan justicia. Puede que el mismísimo Pep Guardiola hubiera perdido las mismas veces que él con este equipo que le ha tocado dirigir. Y puede que solo sea una víctima más de un proyecto que va camino de ninguna parte. Puede, de hecho, que ya no sepa qué hacer.
Hace un año el Cartagena no recurrió a un entrenador de fútbol. Fichó a un prestidigitador. Julián Calero es un mago, una especie de ilusionista balompédico que no necesariamente necesita a los mejores para ganar partidos. Calero es uno de estos tipos que venderían arena en el desierto y hielo en la Antártida. Y eso explica el milagro ocurrido el curso pasado en el Cartagonova. No fue fútbol. Fue otra cosa.
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El drama para el Efesé es que Calero solo hay uno. En el mercado hay algunos que se le parecen, como José Ramón Sandoval. Pero nadie te ofrece las garantías de Calero, único en lo suyo. El caso es que el Cartagena necesitaba un entrenador porque con Abelardo el desastre estaba asegurado. Y lo fichó. Y lo tiene. Jandro lo es. El problema es que las carencias de la plantilla son tan estructurales que se antoja imposible que este cadáver futbolístico pueda volver a la vida en algún momento. Compitiendo como lo hizo anoche en los primeros 45 minutos en Ipurúa, el mero hecho de pensar en pelear por la permanencia en Segunda este curso es una auténtica quimera.
Porque el Cartagena, que había emitido síntomas de recuperación en las tres últimas semanas, saltó al césped con una actitud deplorable. El nivel del equipo es bajo y el rendimiento individual de casi todos los futbolistas es deficiente, pero lo que había empezado a hacer el Efesé desde el bochornoso 1-5 ante el Deportivo era ser intenso, comprometido y competitivo. Eso, sin embargo, desapareció anoche en unos primeros 45 minutos verdaderamente dantescos del colista.
El Eibar perdonó una goleada. Marcó Jorge Pascual un gol y se pudo ir al descanso con el 'hat-trick' en el bolsillo. Lo evitó Pablo Cuñat con una parada sideral y la falta de puntería del propio Pascual en un testarazo nada más empezar el choque. Kiko Olivas y Ríos Reina volvieron a ser un auténtico coladero en el perfil izquierdo, pero es que Jorge Moreno dio tres pasos hacia atrás y su banda fue una autopista para Cristian Gutiérrez y Antonio Puertas. Por ahí vino el 1-0. Y por ahí pudieron venir más goles.
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El Efesé no compitió hasta el segundo tiempo. No dio dos pases seguidos y no chutó ni una sola vez en una primera mitad impropia de un equipo del fútbol profesional. El nivel de la plantilla es bajo, pero no tanto. Sin actitud y sin nadie que pusiera un poco de criterio al juego, los visitantes fueron un juguete en manos del cuadro armero. Menos mal que los de Etxeberria tampoco están para tirar cohetes este curso. 17 alineaciones distintas en 17 jornadas lleva el técnico de Elgoibar, lo que demuestra que no da con la tecla y que este Eibar no es el león fiero de temporadas pasadas.
Al Cartagena, que sigue a ocho puntos de la salvación gracias a que sus rivales directos tampoco ganan, no le quedaba otra que sacar cierto orgullo y coraje tras el descanso. Y es lo que hizo. El partido se equilibró, sobre todo porque al Eibar le entraron las típicas dudas del equipo que va ganando 1-0 y no quiere perder su renta. Apretó el Efesé, pero no generó peligro. Un remate centrado de Gastón Valles y un tiro que se marchó desviado de Jairo fueron el bagaje de un equipo que sacó su primer y único córner en el minuto 86. Magunagoitia, portero local, no tuvo que hacer ninguna parada, mientras que Pablo Cuñat salvó dos disparos muy claros de Alkain y Bautista. Madariaga marcó en fuera de juego y el Efesé no supo hacer el empate.
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