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El fútbol profesional es caro. La Segunda División, sin llegar a los niveles de la élite más absoluta, es cara. Y el ascenso desde ... el tercer escalón implica unos gastos que en Primera RFEF (o en la antigua Segunda B que tan bien conocía el Cartagena hasta el verano de 2020) no existen. Es verdad que los derechos de televisión engordan las cuentas de los equipos en la división de plata y que solo por abrir la persiana un club de Segunda recibe un mínimo de 6 millones de euros de la patronal. Pero también hay que asumir unos gastos muy elevados.
«El dinero está en el campo, aquí no hay ladrones», se defendió Paco Belmonte en su última comparecencia, el pasado 4 de febrero. Estaba (y está) cansado de las especulaciones sobre su sueldo, el destino del dinero que entra y sale del Efesé y las operaciones llevadas a cabo en los últimos años en el club. «El dinero se lo han llevado los jugadores... Rubén Castro, De Blasis, Datkovic y tantos otros futbolistas que tuvimos que fichar para hacer plantillas competitivas que nos mantuvieran en Segunda. Son esfuerzos que hizo el club y todavía estamos pagando eso», alegó en enero el director deportivo, Manuel Sánchez Breis.
UD Levante 6,4 millones.
Sporting de Gijón 3,3.
Zaragoza 3.
Real Oviedo 2,7.
Málaga 2,5.
Elche 1,9.
Racing de Ferrol 1,9.
Huesca 1,8.
Deportivo 1,8.
Albacete 1,6.
Mirandés 1,5.
Racing de Santander 1,4.
Castellón 1,3.
Burgos 1,3.
Tenerife 1,2.
Cartagena 1,1.
Eibar 900.000.
No han aportado cifras en los dos últimos cursos Granada, Cádiz, Córdoba, Eldense y Almería.
Sin embargo, en un ambiente muy hostil por la lamentable campaña del equipo y el descenso que está a punto de confirmarse, muchos aficionados continúan poniendo el foco en la gestión económica de Belmonte y Breis y preguntándose si se podía haber gestionado mejor el dinero que entrega LaLiga, así como los ingresos por abonos y publicidad. Había mucho interés, por ejemplo, en saber si el club había logrado reducir en la última temporada su gasto en personal no deportivo. Y en las cuentas del ejercicio 23-24, conocidas hace unos días, se confirma un descenso de casi 400.000 euros en esta partida. Así, de 1,5 se pasa a 1,1 millones en pago de salarios a trabajadores que no forman parte de la estructura deportiva del club.
Esto hace que el Efesé sea el segundo que menos gasta en personal no deportivo. Solo el Eibar (900.000 euros) destinó menos a este capítulo en la 23-24. También es cierto que el Cartagena solo cuenta con ocho empleados al margen de su estructura deportiva, lo que le convierte en el club de Segunda con menos trabajadores. Así, está por debajo de clubes de similar envergadura, como Huesca (1,8), Albacete (1,6), Castellón (1,3) y Burgos (1,3). Sorprende el dato bajo del Tenerife (1,2) y el alto del Racing de Ferrol (1,9). El Mirandés invierte 1,5 millones al año en personal no deportivo. Y el que más gasta, el Levante (6,4), acaba de poner en marcha una política de recortes y despidos para poder cuadrar sus cuentas.
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Al margen de esto, una buena noticia para el Cartagena es el aumento de facturación en su tienda oficial (física y online) a 30 de junio de 2024. Ingresó 289.000 euros, por los 162.000 que había recaudado en la campaña 22-23.
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