Bodiger, el éxito del paciente galo

Vino al Córdoba en enero de 2019 y vivió la cara amarga del fútbol con un batacazo que fue traumático para los del Nuevo Arcángel. Sin embargo, Bodiger destacó en aquel naufragio y fue fichado por el Cádiz. Y doce meses después cambió un descenso a Segunda B en tierras cordobesas por un histórico ascenso a Primera con el conjunto gaditano. 21 partidos le dio Álvaro Cervera y el galo cumplió con creces.

Las cosas fueron distintas la temporada pasada en Primera con el Cádiz. El rol de Bodiger, quien llegó a jugar siete veces con la sub-20 francesa, fue residual (246 minutos repartidos en 9 partidos) y él nunca ha querido quedarse cuando ha sentido que era un estorbo. Ya hizo las maletas una vez en Toulouse, ciudad situada a dos horas por carretera de su casa de Sète, una preciosa localidad de la Occitania francesa que recibe el nombre de la Venecia de Languedoc. Y por tanto le tocó despedirse también de Cádiz, donde era muy feliz.

Tuvo media docena de ofertas de Segunda en enero de 2021 y al final tuvo que elegir entre dos: la del Castellón y la del Cartagena. La entidad castellonense le ofrecía más dinero y acabó en Castalia en las últimas horas del mercado invernal. El Efesé apretó hasta que no pudo más. Pero Bodiger había dado su palabra y firmó por el conjunto 'orellut'. Paco Belmonte, de esta manera, cerró casi a la desesperada con el Granada la cesión de Ramón Azeez.

Rendimientos muy dispares dieron uno y otro, desde luego. Pero la realidad es que el Castellón bajó y el Cartagena se salvó. Y Belmonte y Manuel Sánchez Breis volvieron a la carga en verano. Esta vez no se les escapó este francés abierto y extrovertido que habla castellano perfectamente, con un acento andaluz que por momentos recuerda al de Luis Fernández, integrante del 'Cuadrado mágico' de la Francia de la década de los 80, con Jean Tigana, Alain Giresse y Michel Platini, y luego entrenador de PSG, Athletic, Espanyol y Betis.

El comienzo de Bodiger en el Cartagena no pudo ser peor. En el estreno liguero ante el Almería regaló un balón al borde del área a Lazo, quien asistió a Sadiq para hacer el primer gol de los visitantes en un partido que acabaron llevándose los de Rubi (1-3). Le costó arrancar al francés, quien no era capaz de mezclar bien con Tejera en las primeras jornadas. Dos zurdos de buen pie no acababan de encajar a la perfección en el doble pivote de Luis Carrión.

De hecho, Bodiger se quedó en el banquillo tres choques seguidos, frente al Lugo (jornada seis), Fuenlabrada (siete) y Las Palmas (ocho), partidos en los que el técnico le dio la manija en el medio a la pareja formada por Clavería y Boateng. Todo cambió en la novena jornada, en la goleada en casa al Ibiza (5-1). Bodiger rompió a jugar, se entendió de lujo esa tarde con De Blasis y recordó al medio dominante que había sido el curso anterior en el Castellón. Con todo, su confirmación llegó dos semanas después frente al Sporting, el primero de los tres líderes que ha hincado la rodilla esta campaña contra el Cartagena. Luego cayeron el Almería y, este pasado domingo, el Eibar. En aquel duelo frente a los gijoneses, además, emergió por fin Tejera y fue la primera vez que el catalán y Bodiger formaron un doble pivote prácticamente perfecto. Después, en los mejores partidos que ha hecho el Cartagena, siempre se ha repetido ese mismo patrón. Si Bodiger y Tejera funcionan, el equipo funciona.

De Bodiger sabíamos que tiene calidad, visión de juego, calidad, colocación y anticipación. Lo que no conocíamos hasta el pasado domingo es que también es un magnífico lanzador de faltas. Dos goles de libre directo hizo ante el Eibar, en lo que fue su primer doblete como profesional y su estreno como goleador con la camiseta del Cartagena. Y aquí volvemos al principio de estas líneas. A pesar de que tiene por delante a cuatro o cinco compañeros y no es un especialista, Bodiger lleva ocho meses quedándose a ensayar faltas al terminar los entrenamientos junto a su compatriota y amigo Jerome Prior, portero suplente del Efesé.

Desde agosto, ambos han tomado la costumbre de quedarse en el terreno de juego cuando sus compañeros se marchan a la ducha. Bodiger trabaja con Prior en la mejora de los controles, las circulaciones y los cambios de juego. Y después le lanza infinidad de libres directos desde el borde del área. Por eso, cuando el galo marcó el primero de sus dos goles de falta ante el Eibar se fue al banquillo a dedicárselo a su amigo, un Prior que solo ha jugado en la Copa del Rey y lo pasó mal tras su fallo ante el Valencia.

Ha esperado paciente su oportunidad Bodiger, ya que hasta este domingo las faltas en el Cartagena las tiraban De Blasis, Rubén Castro, Tejera, Gallar e incluso Dauda. «Cogí la primera y tuve mucha suerte, porque tocó en la barrera y entró. En la segunda, ya con la tranquilidad de que el partido estaba ganado, le pegué con todo», confesaba el francés al acabar el duelo frente al Eibar.