Usar la IA a favor de la defensa

¿Puede la inteligencia artificial de código abierto convertirse en aliada del sector de la defensa? Para Pablo Pavón, director general y cofundador de E-Lighthouse, empresa tecnológica vinculada a la Universidad Politécnica de Cartagena, la IA es adecuada para este ámbito. «La IA está en todas partes y va a ir a más. Toda la codificación avanza muy rápido y ha habido un cambio en la velocidad en la que tenemos que hacer los desarrollos», indicó durante uno de los paneles de la jornada centrado en la mejora de la proyección naval.

La 'spin-off', que forma parte de la aceleradora comercial de Caetra, quiere hacer que la IA de código abierto trabaje a favor de la defensa, y para ello desarrollan modelos que le permitan hacer uso de esta tecnología y desarrollarla, pero siempre manteniendo el control gracias a agentes especializados que la analiza para ver si es aplicable de forma real, pero «siempre en un entorno seguro y de manera local», añadió Fabiano Pimenta desde la empresa.

Son estos agentes quienes dividen los problemas en partes más pequeñas para trabajar en acciones específicas, pero desde un enfoque dual, utilizando algoritmos, rutinas de análisis, etc., controlando las redes de comunicación, como las que están dentro del buque. «Estamos tomando nuestra experiencia para desarrollar herramientas seguras especializadas, aplicando una inteligencia que se desarrolla más rápido a la hora de tomar decisiones complejas», añadió Pavón.

En el aspecto de la integración de las nuevas tecnologías en las plataformas navales, Stanislas Gourlez de la Motte, representante de Naval Group, además de reivindicar la necesidad de una mayor efectividad en sonares y radares, aludió al aumento del número de sensores que se encuentran fuera de los buques, así como vehículos no tripulados y tener «una imagen marítima mucho más amplia». En este aspecto, las pymes juegan un papel fundamental porque pueden aportar su tecnología para cubrir esta necesidad. «Necesitamos una arquitectura mucho más abierta, y aquí es donde se encuentran las oportunidades para los que quieren entrar en la industria», añadió, a la vez que animó a relacionar plataformas, sensores y empresas para este fin.

Por su parte, durante el panel de expertos Peter van Terwisga, director de investigación y desarrollo de Damen, recordó que «tenemos que adaptarnos a una guerra naval asimétrica» que requiere de «una gestión integrada de misiles y de armas de alta energía», para lo que hay que «reducir y optimizar el tiempo para desarrollar capacidades».

Para analizar cuál es el futuro de las capacidades navales, Fernando Miguélez, representante de Navantia ante la UE y la OTAN, puntualizó algunas de las áreas principales o proyectos que engloban los intereses comunes en materia de defensa. La primera se centra en trabajar en la siguiente generación de buques navales en la Unión Europea, con proyectos basados en la Cooperación Estructurada Permanente (Pesco), lo que supondría conseguir la interoperabilidad y la mejora de la capacidad defensiva.

En este hecho, apuntó a una arquitectura orientada a los sistemas inteligentes y la capacidad de defensa balística, añadiendo una mejora de las capacidades del buque en materia de armamento. A este punto sumó la protección de infraestructuras críticas para estar «prevenidos a nivel de luchas navales». Hizo hincapié en crear capacitación en naves no tripuladas, centrándose en que sean capaces de identificar objetos y detectar presencia de minas, lo que contribuye a detectar amenazas a niveles más profundos en el lecho marino. «Tenemos que asegurarnos que contribuimos al desarrollo de Europa en este contexto, con proyectos emblemáticos que mejoren las capacidades tecnológicas», informó Miguélez.

Recalcó la necesidad de trabajar en sensores navales para aumentar la velocidad del armamento, vitalizar toda la plataforma y preparar las conexiones para las unidades, integrando todos los sistemas y trabajando en la energía naval.

Uno de los paneles de expertos de la primera jornada del Congreso Europeo sobre Industria Naval de Defensa se centró en la 'Observación, detección, adquisición y comunicación submarina (ODAC)'. En él, el director de Operaciones de la Sociedad Anónima de Electrónica Submarina, Francisco Javier Rodrigo Saura, plasmó su visión en materia de necesidades tecnológicas para la guerra submarina. En su opinión, el primer paso consiste en identificar las brechas, lo que se traduce en detectar las amenazas más pertinentes, como pueden ser buceadores, vehículos no tripulados, mamíferos, etc. Tras esto, apuntó la necesidad de desarrollar nuevos sensores activos y pasivos, mejorar la detección a través de los mismos y usar la inteligencia artificial para la toma de decisiones y mejorar el proceso, definiendo el sistema y método para neutralizar estas amenazas. En este sentido, tanto los sensores como los vehículos acuáticos «tienen que integrarse en el sistema».«El objetivo es proporcionar apoyo en la misiones y que los sensores se comuniquen, de ahí la importancia de la comunicación submarina a nivel acústico y óptico, lo que nos impulsa a seguir desarrollando tecnologías en este sentido», indicó. No obstante, apuntó a no solo valorar la caracterización acústica de la amenaza, sino el comportamiento para poder hacer un seguimiento y clasificarla.

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