Una deficiente calidad y uso del dato

Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados, dice un viejo adagio periodístico acuñado hace décadas por el diario 'The Guardian'. Para garantizar la salud democrática y la calidad de los debates públicos necesitamos datos confiables y políticos que no los manipulen a su ... antojo para apoyar sus narrativas ante los electores. Mucho se ha hablado sobre la discutida veracidad de los datos lanzados como puñales en el cara a cara de Sánchez y Feijóo. También discreparon ayer sobre la credibilidad de ciertos datos económicos los cabezas de lista regionales al Congreso, en el debate del Círculo de Economía y LA VERDAD. Utilizar indistintamente el PIB total y el PIB per capita, comparar cifras de afiliación con tasas de desempleo de la EPA... hay muchas formas de usar el mejor dato disponible a conveniencia de parte, causando confusión en las audiencias, como se vio en la noche de Sánchez y Feijóo. Este episodio debería afianzarnos en la necesidad de mejorar la calidad de los datos de interés público, proteger a las instituciones independientes que los recaban y procesan, garantizar tanto su transparencia como su accesibilidad e implementar procedimientos estandarizados de verificación en los medios de comunicación para garantizar la fiabilidad de la información. Esto último es difícil durante un debate electoral en directo. Puede que a medio plazo la inteligencia artificial aplicada al big data permita detectar al instante cuando un político manipula datos o direcamente miente. Eso sí, me temo que llevará más tiempo convencer a los candidatos que los datos, como los hechos, deben ser tan sagrados para todos como libres son y deben ser sus opiniones.