
José Ballesta
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José Ballesta
Probablemente lo último que pasaba por su cabeza cuando renovó el bastón de mando en 2019 es que concurriría de nuevo a las elecciones como ... aspirante cuatro años después. Las dudas sobre su continuidad en la política municipal asaltaron a José Ballesta Germán (Murcia, 1958) tras la moción de censura que lo sacó de la alcaldía de la capital hace dos años. Sin embargo, la vuelta a sus clases en una Universidad de Murcia que llegó a comandar y en la que le aguardaba su cátedra de Medicina sirvieron para devolverle, de la mano de sus alumnos, el «coraje y la determinación necesaria» para optar a un nuevo mandato. La frustración por un trabajo que se siente inacabado puede convertirse en un poderoso motor.
–¿Se le han hecho largos estos dos años en la oposición?
–La verdad es que han pasado rápido porque han sido muy intensos, tras la vuelta a la universidad. Recuperar el contacto con mi grupo de investigación y con los alumnos te rejuvenece y te renueva, a la vez que te exige mucho; te examinas cada vez que subes a la tarima.
–De hecho, tras la moción de censura comentó que abría un periodo de reflexión para decidir si debía dejar el acta. ¿Qué le hizo permanecer en el Consistorio?
–No fue una decisión fácil; pero vi a mis compañeros de grupo determinados a seguir adelante, lo que fue un ejemplo; a ello se sumó el afecto de la gente de la calle y el compromiso asumido con los votantes. Fueron múltiples factores, a los que se unió el estímulo que trajo la vuelta de mi vida personal y profesional, que me permitió recuperar valores que tenía algo desmerecidos, como el afán de superación y la excelencia de los estudiantes de Medicina, que acceden a una facultad tan competitiva.
Patrimonio La gran apuesta sigue siendo la de Las Fortalezas del Rey Lobo, para lo que se confía en los fondos europeos, y que, además de restaurar el patrimonio, actuará en el centro de visitantes.
Soterramiento El exalcalde considera que no se ha hecho nada en este tiempo y que es hora de recuperar la Conexión Sur, «con todas las propuestas que se pusieron sobre la mesa», y con un «eje verde sin marcha atrás».
Pedanías Ballesta defiende que, frente a las críticas de algunos partidos sobre su actuación en la periferia, «el PP es el único partido que presenta programas específicos para las 67 juntas municipales de barrios y pedanías».
–Y así, permaneció en la corporación como líder de su grupo, pero optó por no tomar la palabra en los plenos, ¿por qué esta decisión?
–También fueron aquí múltiples las causas; primero eran mis compañeros de grupo los que habían defendido las competencias, las cuales conocían mejor que yo para exponer nuestras posiciones; por otra parte, yo esperaba que hubiera habido otro nivel institucional, que los plenos no se hubieran convertido en un campo de batalla, ya que en una guerra siempre hay cosas de las que arrepentirse. Con esas faltas de respeto, si yo hubiera entrado en ese lodazal, ¿quién arreglaba esto ahora?
–¿Y no implica esta situación que describe una reflexión por parte de todos los actores implicados?
–Sí, pero los gobiernos siempre tienen una responsabilidad mayor en relación al correcto comportamiento institucional, incluso a la hora de ceder más que la oposición para lograr ese buen clima y que las relaciones sean fluidas, para llegar a acuerdos. Yo no he recibido ni una sola llamada ni mensaje del gobierno en estos dos años, una actitud que yo nunca he mantenido como alcalde.
–¿Y cómo ha encajado que se cuestionara su honestidad por cobrar las remuneraciones de asistencia a los plenos sin intervenir en ellos?
–Me parece de miseria política entrar en eso. Todo el mundo sabe que mis retribuciones como profesor son mucho más altas que las de dentro de la corporación. Esas acusaciones afectan a la dignidad y al honor de las personas, que son patrimonio del alma, como decía Lope. En la vida hay que tener barreras morales. Hace falta más coraje para callar cuando te insultan que para responder.
–Ha mantenido en su lista al grueso del equipo que le ha acompañado durante estos cuatro años. ¿Cree que merecían una segunda oportunidad tras la moción de censura para acabar el trabajo iniciado?
–Este es un equipo brillante y de éxito; siempre procuro rodearme de gente mejor que yo. Si hubiera hecho otra cosa, estaría diciendo que nos equivocamos.
–¿Qué proyecto concreto le duele más no haber desarrollado en estos dos años de paso a la oposición?
–Es una respuesta difícil porque nosotros teníamos una propuesta de ciudad que es como un puzle, que necesita de todas sus piezas para estar completa, y que no se compone de ocurrencias. Las ciudades ya se distinguen unas de otras por si tienen proyecto o no, y nosotros tenemos uno ilusionante, que busca una urbe dinámica. Un ayuntamiento tiene tres objetivos: primero, la gestión de lo cotidiano, incluyendo un tráfico fluido, la limpieza, el agua o las zonas verdes; lo segundo, un proyecto a futuro con raíces en tu tierra, que las encontramos en iniciativas como las Fortalezas del Rey Lobo, San Esteban, la Cárcel Vieja y la Senda Verde, pero también con alas, como te da el desarrollo de una 'smart city', la mejora de la movilidad o buscar una ciudad culturalmente vibrante en la que permanentemente pasen cosas; el tercero es que una institución como Murcia, séptima ciudad de España y con 750 años de historia, sea respetada dentro y fuera, de manera que sus vecinos puedan sentirse orgullosos.
–Y, a su juicio, ¿ese respeto se ha perdido?
–Estábamos en un proceso de construcción en el que habíamos dado un salto cualitativo hacia la excelencia y la gente se sentía murciana por los cuatro costados, pero en dos años hemos retrocedido como diez.
–Empezaron su andadura en la oposición criticando al PSOE por aprovecharse de su trabajo en el área de movilidad y han acabado haciendo una enmienda casi a la totalidad. ¿En qué difieren sus propuestas?
–Diferenciemos entre movilidad y transporte público, que es solo una parte de la primera. Dejamos un modelo de transporte público estudiado y participado por la sociedad, que incluía más frecuencias y destinos e incorporaba vehículos eléctricos, incluyendo el tranvía. Este estaba listo para ser licitado y, a día de hoy. sigue sin implantarse. En lo que respecta a la movilidad, ya presentamos nuestro plan, consensuado con múltiples agentes de la sociedad y con las infraestructuras asociadas. Este tipo de planes son técnicamente complejos, en gran medida irreversibles y tienen un gran coste económico, lo que incrementa la responsabilidad de los gestores. Por eso tienen que ser elaborados por los mejores, mediante un concurso preferentemente internacional al que acudan equipos que hayan acometido actuaciones similares en otros lugares del mundo y que no vengan a aprender, como tengo la sensación que ha ocurrido aquí. Esos son los parámetros que intentamos cumplir, mejorando la circulación y el aparcamiento con nuevos ejes, túneles de tránsito, parkings públicos y plantando arbolado.
–Siguiendo este razonamiento, ¿es irreversible entonces el plan puesto en marcha por La Glorieta?
–He dicho que este tipo de planes son irreversibles en gran medida, pero nosotros ya hemos estado en Europa con el fin de negociar una moratoria para hacer partícipe a la ciudadanía de alguna manera y se nos aclaró que los plazos los ponen los estados. Pero, en última instancia, no tendremos ningún inconveniente en determinados proyectos que, por su naturaleza, sean de tal gravedad para la convivencia, en devolver esos fondos, como por ejemplo en lo referido a la calle Mayor de Espinardo.
–Entonces, ¿habrá obras que se podrán revertir pese a los costes que impliquen? ¿Será efectiva la suspensión de los trabajos anunciada?
–Es que hay obras que prácticamente no han empezado o están en estado embrionario, y estas tienen mayor posibilidad de no ejecutarse. Pero es que no son solo los fondos 'Next Generation'; hay unas empresas que tienen un contrato y cualquier alteración exige indemnizar el lucro cesante, por lo que intentaremos negociar una suspensión temporal con ellas.
–Entonces, ¿habrá un diagnóstico para decidir qué se revierte?
–Queremos convocar en la primera semana a los expertos, de la mano del Observatorio de la Movilidad, y escuchar a los vecinos para tomar decisiones, pero es que en estos dos años no se nos ha convocado para explicarnos nada sobre estos proyectos y no sabemos en qué estado se encuentran.
–Hace cuatro años el PP no hablaba casi del tranvía y ahora ha vuelto a apostar por él. ¿Qué reflexión ha llevado a ello?
–Primero, que el tranvía que funciona actualmente ha alcanzado su grado de madurez, con 5 millones de pasajeros anuales y, segundo, que ahora contamos con una estación de AVE, una puerta de entrada masiva a la ciudad si alguna vez tenemos frecuencias y precios adecuados. Lo que es sorprendente es que habiendo fondos europeos para esto no se hayan solicitado. Es la crónica de una oportunidad perdida.
–Hablando de proyectos, devoluciones y reversiones: ¿hay actuaciones encarriladas por este gobierno que deben ejecutarse?
–Sin ninguna duda. Nosotros nunca hemos tenido un criterio sectario en la política. Continuaremos con las que consideremos que son buenas para los murcianos y diremos, sin reserva, cuando se iniciaron. En cambio, en estos dos años, ha habido propuestas que eran buenas y se han paralizado, como Murcia Río o, por mucho que se diga, el jardín de San Esteban.
–En referencia a las inversiones, ¿puede estar la capacidad inversora municipal comprometida ante el déficit existente de tesorería y posibles sentencias por los convenios de la zona norte?
–Creemos que con esfuerzo podremos acudir a vías extraordinarias de financiación. En Europa se nos habló de que habrá nuevas convocatorias de fondos, los 'RePower', como respuesta a los problemas generados por la guerra de Ucrania.
–No sé si se ha hecho alguna reflexión interna en su grupo acerca de si el asunto de los convenios urbanísticos se podía haber abordado de otra manera.
–Nosotros no generamos este problema, estaba ya cuando llegamos y corresponde a un modelo urbanístico de hace 20 años, superado y que no compartimos. Después, la llegada la crisis dio lugar a una judicialización, con empresas que en muchos casos están en concurso de acreedores. Mi gobierno defendió los intereses del Ayuntamiento, lo mismo que el actual. Unos fallos están siendo favorables y otros desfavorables pero, incluso, en el caso de estos últimos, lo que se nos pide es una devolución, no un castigo.
–Por su naturaleza agrícola, Murcia ha sido una ciudad que no ha contado históricamente con grandes infraestructuras verdes urbanas, ¿es el momento de abordar esta cuestión?
–En este aspecto no somos sospechosos. Desarrollamos un proyecto en torno al río Segura que ha supuesto una transformación completa de ese entorno y que utilizan diariamente miles de murcianos. Teníamos proyectado continuar a través del Malecón y llegar al Parque Metropolitano Oeste, así como resolver el tema de La Fica. Pero, además, queremos crear una red de infraestructuras verdes, a través de las impresionantes masas forestales del municipio e interconectarlas. A todo ello hay que sumar el papel de la huerta para luchar contra el cambio climático. Continuaremos también con Murcia Río y con el proyecto de los meandros, para convertir la zona de ribera en un pulmón verde.
–Los sondeos le son favorables, pero ¿teme que se ligue una hipotética negociación con Vox en la Comunidad al futuro de La Glorieta, como ocurrió con Cs?
–No lo creo. Tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento queremos una mayoría incontestable. Conocemos bien lo que es tener que gobernar con fuerzas minoritarias que, en muchos casos, tienen una visión excéntrica de novicios en todos los sentidos y que intentan monopolizar las acciones de gobierno. Además, nosotros somos leales a Murcia, por encima del partido al que representamos o de la ideología. No aceptamos imposiciones.
–Coalición, ¿una y no más?
–No es por nosotros, que quizás tenemos autoridad para rechazarlas, por lo que hemos tenido que pasar; es que se trata de un modelo de gobierno que ha supuesto una parálisis para el municipio. Nosotros seguimos aquí, pero, después de las ocurrencias y frivolidades que representan a nivel político y mediático, ¿qué va a ser de algunos dentro de unos años?
–¿Cómo están viviendo los esfuerzos de Vox de pescar exmilitantes populares en las pedanías?
–Hay muchas personas que están ahora mismo ahí que han pasado por cuatro o cinco formaciones distintas. Todos los que nos presentamos en esta lista siempre hemos estado en el PP.
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