¿Para qué sirve el debate?

Es decir: con independencia de lo que ocurriera de verdad ayer, la clave del éxito fueron las opiniones que tuvieron los tertulianos de 7RM después de la contienda y las columnas que están leyendo hoy en toda la prensa sobre lo que sucedió. Si los periodistas opinan que ganó López Miras, da igual que en realidad el candidato de Vox tuviera intervenciones más o menos brillantes o que la de Podemos sobresaliera, por poner ejemplos que no necesariamente fueron así: el relato 'a posteriori' mata a la verdad 'a priori'.

Lo cierto es que hace mucho tiempo que los debates no mueven ni medio voto y no son más que un circo para los que nos apasiona este negocio. Normalmente los vemos los convencidos, y, a menos que alguien brille con una rotundidad incuestionable en líneas generales, los debates vienen a confirmar nuestros sesgos. Como mucho y en el caso más optimista, quizá resuelve la duda de algún votante que dudaba entre dos opciones y un buen zasca le ha resuelto la papeleta, nunca mejor dicho.

El debate de ayer no va a cambiar nada, así que a 8 días de las elecciones les hago 'spoiler': el PP arrasará, la izquierda volverá a retroceder y esto se va a parecer cada vez más a un sistema de tres partidos como el que había hasta 2015, solo que con Vox ejerciendo el papel de Izquierda Unida.

Para este viaje a ninguna parte al menos que vuelva el cartel de 'Agua para Todos', que hacía la cosa más interesante. Ya queda menos.