PP y Vox se nutren de votos en las riberas del Mar Menor

Los populares echaron mano del expresidente José María Aznar para captar el voto más de derechas del Campo de Cartagena y contrarrestar a Vox, que fichó a Alberto Garre para incrementar su presencia, una estrategia que completó con la visita de Abascal. A ambos les han funcionado sus respectivas tácticas ante un electorado con predominio del sector agrario.

Por el contrario, en el flanco de la izquierda, las medidas que desarrolla el Ministerio para la Transición Ecológica y su Marco de Actuaciones Prioritarias presupuestado en más de 400 millones de euros, no se han traducido en votos para el PSOE y tampoco para Unidas Podemos, que descienden en todos los municipios del entorno del Mar Menor, excepto en Los Alcázares. La apuesta de la ministra Teresa Ribera no se ha visto premiada ni reconocida en las urnas, a diferencia de los apoyos recibidos por PP y Vox.

El secretario de Estado Hugo Morán hizo campaña en la Región recorriendo la Sierra Minera junto a José Vélez, Manuel Torres y Francisca Baraza, para comprobar la eficacia de los diques de contención construidos por la CHS, mientras que López Miras y José Ángel Antelo eligieron otros escenarios para 'vender' sus propuestas sobre la laguna: el primero en el tanque de tormentas de Torre Pacheco, y el segundo en la desembocadura de la rambla del Albujón.

Este es el panel de datos de la batalla electoral que se ha librado teniendo como telón de fondo el tejido socioeconómico del Campo de Cartagena (agricultura, ganadería, urbanismo y turismo). Si Vox pretende convertir la reforma de la ley de protección del Mar Menor en moneda de cambio de un posible acuerdo con el PP, cualquiera que sea su alcance o formulación, deberá considerar el contexto surgido en las elecciones del domingo.

Si se toma como referencia las elecciones generales de 2019, que ganó Vox en la Región –la única comunidad donde se impuso, con un predominio en el Campo de Cartagena–, la formación de Abascal se encuentra ante el reto de revalidar o mantener aquellos resultados. Lo podrá comprobar en breve debido al adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez, que ha trastocado y condicionado totalmente la hoja de ruta nacida del 28-M.

No obstante, la principal urgencia relacionada con el Mar Menor es la moratoria urbanística de la zona, que vence el 2 de agosto, y que debe ser revalidada por la Asamblea Regional. Será una prueba de fuego, el primer examen, sobre el tono de las relaciones entre PP y Vox. Suponiendo que para entonces esté constituido el Parlamento autonómico, cuya sesión está prevista para el 14 de junio.

PP y Vox no firmaron el Decálogo por el Mar Menor que promueve una decena de organizaciones sociales y ecologistas, que pide mantener de forma indefinida la moratoria urbanística en la zona. La actual suspensión se aprobó a la espera de la aprobación del Plan de Ordenación Territorial de la Cuenca Vertiente del Mar Menor, contenido en el ley, pero la elaboración de esta norma va para largo, razón por la cual en la anterior legislatura hubo un acuerdo tácito de los grupos parlamentarios para aplicar otra prórroga. La composición de la Asamblea ha cambiado, por lo que no se sabe si seguirá o se levantará la prohibición de construir nuevos desarrollos urbanísticos. Adivinen. Será el primer envite parlamentario en torno a la ley del Mar Menor.

Las direcciones nacionales serán las que negocien y decidan qué criterios se van a aplicar en las comunidades autónomas en las que el PP depende de Vox, y el adelanto electoral influirá en tiempo y forma. Abascal ya ha dicho que han empezado «los contactos». A priori, puede beneficiar a López Miras en la medida en que se evite una pugna o conflicto en la Región de Murcia –y otras comunidades autónomas en similares circunstancias– que afecte a las expectativas de Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Otra posibilidad es que los pactos regionales de mayor alcance se dejen para después del 23 de julio, y en función del resultado de las generales.

En relación al agua puede haber menos encontronazos si la línea roja es la apuesta por la política trasvasista, edulcorada con la desalación, que se consolida como una opción necesaria. Los regantes del Trasvase creen que la victoria de Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana dará más fuerza a sus reivindicaciones. El foco está puesto ahora en lo que hará Núñez Feijóo con el agua si gana las próximas elecciones.