Abajo el telón (por fin)

La campaña arrancó sin que se conociera la mayoría de los programas electorales, pese a que es un elemento valorado por los ciudadanos. En medio del espectáculo, ha habido ofertas de toda índole: para proteger el Mar Menor, más infraestructuras e inversiones, planes hidrológicos, subvenciones y ayudas sociales.

A la hora de evaluar las estrategias, el PP se ha ceñido a su manual y López Miras se ha beneficiado de los desaciertos de sus contrincantes. Llega al final de la campaña mejor de lo que esperaba. El PSOE se ha visto condicionado por su candidato José Vélez, que además ha terminado arrollado por el 'caso de Albudeite'. No ha sido fácil para el líder socialista hacer campaña con las encuestas en contra.

María Marín, de Podemos, tuvo su 'momento de gloria' dinamitando el debate electoral; mientras que María José Ros le ha sacado el máximo provecho a la contienda. José Ángel Antelo, por su parte, se ha enrocado en contra de la ley del Mar Menor, lo cual era previsible. No se sabe hasta dónde podrá estirar Vox la cuerda con el PP sin que se rompa. Ante el aviso de Antelo de que puede ponerle las peras a cuarto al PP si no cede con el Mar Menor, el vicepresidente de Vox, Jorge Buxadé, salió al quite y aclaró que jamás pactarán con la izquierda.

A tenor de las encuestas, Vox es uno de los partidos más en alza en la Región, ya que casi duplicaría sus resultados anteriores, y su estrategia consiste en no salirse de su carril. Incluidos ciertos mensajes muy inapropiados de su repertorio sobre la inmigración.

Las campañas electorales son un arma de doble filo. El principal cuidado de los candidatos/as es no meter la pata, y en esta ocasión ha habido de todo. Los partidos han centrado sus estrategias en mantener sus nichos de votantes y en captar a los indecisos, que en esta ocasión representan un porcentaje muy elevado, el 34%, a tenor del Barómetro del Cemop.

El prólogo de la campaña estuvo marcado por los fichajes estrella de PP y Vox: la periodista Carmen Conesa, que va de número dos, y el expresidente de la Comunidad Alberto Garre, respectivamente, pero se ha comprobado que forman parte de una estrategia de captación de votos en ciertos sectores. No han sido expuestos y apenas han tenido visibilidad. El papel de Garre consiste en mantener la sintonía de Vox con el Campo de Cartagena.

Ambos partidos, sin embargo, se han volcado trayendo a Núñez Feijóo –estuvo el jueves y acudió varias veces en precampaña– y a Santiago Abascal, que lo hizo en febrero en Murcia y el jueves Cartagena. El principal activo nacional de los populares ha sido sin duda José María Aznar, que estuvo en Torre Pacheco, Murcia y Cieza. Han aprovechado el tirón que todavía tiene el expresidente en una parte del electorado.

El PSOE ha contado con Raquel Sánchez, Pilar Alegría y Miquel Iceta. Grande-Marlaska, que tenía previsto participar ayer en Murcia en el cierre de campaña, intervino por videoconferencia al resultarle imposible desplazarse a la Región por reuniones de última hora, según informó el PSOE. No acudió en campaña la ministra con más agenda, Teresa Ribera, aunque sí lo hizo Hugo Morán, que recorrió la Sierra Minera.

Los socios de gobierno del PSOE, Unidas Podemos, se han prodigado para apoyar a la candidata María Marín, con los actos protagonizados por Irene Montero, Ione Belarra, Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero.

María José Ros, la candidata de Ciudadanos, ha hecho una interesante campaña considerando el ímpetu que ha puesto, y guiada por el hecho de que su formación no tiene nada que perder. Podría desaparecer de la escena, según las encuestas, por lo que cosecharía un gran triunfo si logra un escaño. Cs ha jugado fuerte con la cartelería, y ha aprovechado al máximo el espacio que le brindaba haber sido el tercer partido más votado en 2019. Calentó la precampaña con un polémico cartel –fue un exceso– que colocaba a Pedro A. Sánchez, Ramón L. Valcárcel y José Vélez entre rejas; mientras que señalaba a López Miras con el mensaje «¡Calienta, que entras!». La Junta Electoral obligó a quitarlo. En plena campaña colocó otro letrero con el eslogan «Ojalá cuidasen de nuestro Mar Menor como cuidan de sus corruptos. Libérate».

La Junta Electoral abrió un expediente sancionador a López Miras por las cartas que envió a los funcionarios con el acuerdo de las 35 horas semanales; e hizo otro tanto con María Marín por desobedecer la orden para repartirse el tiempo del debate en La 7 con Helena Vidal. (La Junta pudo dejar cerrado el asunto antes del programa). Podemos lo exhibe como un triunfo y alardea de no haber acatado dicha resolución. Esto forma parte de la estrategia de esta coalición, con su aldabonazo en la recta final de la campaña. Un hecho grave. No obstante, el primer beneficiado fue López Miras, al interrumpirse un debate que no era plato de su gusto. Podemos también ha dado visibilidad a Más Región.

Parte de la campaña ha girado sobre el Mar Menor, con la escenografía de cada partido: López Miras visitó el tanque de tormentas el día siguiente a la DANA, para mostrar la eficacia de esta obra de la Comunidad. Mientras tanto, Antelo se fotografiaba en la rambla del Albujón para culpar a los ayuntamientos de los vertidos y la contaminación de la laguna. Hugo Morán hizo lo propio visitando la Sierra Minera y destacando la oportunidad de las obras realizadas por el Ministerio para proteger el Mar Menor.

El agua ha quedado en segundo plano, quizás porque está todo el pescado vendido y el debate se eleva a un socorrido plan hidrológico nacional.

López Miras le ha sacado el máximo provecho a la DANA, visitando las zonas dañadas. Rozó la teatralidad en algunos momentos, una vez comprobado el alcance real de los daños, pero acudió al sitio y salió ante las cámaras. Cosa que no hizo Vélez, que además tuvo que lidiar con una polémica frase: no hilvanó con finura sus declaraciones pidiendo el voto para engañar a los murcianos durante cuatro años, como ha hecho el PP durante 28. El mensaje era fácil de entender, aunque la ironía no es una virtud de Pepe Vélez. Ha terminado la campaña pidiendo la hora, después del torpedo de la presunta compra de votos en Albudeite. Una situación difícil de manejar para el PSRM.

En resumen: Vox tratando de quitar votos al PP, y Podemos al PSOE. Los populares defendiendo el fuerte y atacando al 'sanchismo'; y los socialistas tratando de salvar los muebles y denunciando los engaños del PP. (Al PSRM le puede salvar algunos de sus alcaldes y alcaldesas que repiten cartel). Mientras, Ciudadanos disparando a todo lo que se mueve. Mañana se comprobará si esta campaña sin igual ha resuelto las dudas de los indecisos.