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El Banco Central Europeo (BCE) entra en una semana clave en al que, si ninguna sorpresa lo impide, bajará los tipos de interés en ... 25 puntos básicos hasta el 4,25%. Con ese movimiento descontado desde hace tiempo por el mercado, la gran pregunta ahora es qué hará el organismo en julio y después de verano, ante factores externos que sin duda condicionarán sus decisiones.
Además de las tensiones geopolíticas y el alza de los salarios -que es lo que ahora preocupa más al BCE- la institución comandada por Christine Lagarde tendrá que tener en cuenta otro factor clave en sus decisiones: el frenazo que han sufrido las expectativas de rebajas de los tipos de interés al otro lado del Atlántico, donde la inflación americana se mantiene en el 3,4%, lejos del objetivo del 2% de la Reserva Federal (Fed).
En las actas de la última reunión del organismo presidido por Jerome Powell –que decidió mantener la tasa de referencia entre el 5,25%y el 5,5%– algunos miembros se mostraron a favor no solo de no bajarlos, sino incluso de acometer alguna subida a lo largo del ejercico ante la fortaleza que se observa en la economía y el mercado laboral. La reacción del mercado no se ha hecho esperar y, si a finales de 2023 se anticipaban hasta siete recortes, los inversores apenas descuentan ahora una o dos bajadas para este año.
Este insólito escenario en el que la política monetaria europea tomará la delantera por primera vez frente a EEUU, reactiva el riesgo de una repentina debilidad del euro frente al dólar, favorecido por unos tipos de interés más altos. Y, por lo general, ese escenario suele ser sinónimo de inflación importada para el Viejo Continente, ante el encarecimiento de las compras de materias primas como el petróleo o el gas, que se comercializan en dólares en el mercado internacional. «Nuestras conversaciones con inversores sugieren que a la mayoría les resulta difícil prever tres recortes del BCE este año sin que la Fed señale un primero a finales del ejercicio», indica Ruben Segura-Cayuela, economista de Bank of America.
Sin embargo, considera que este discurso puede cambiar según evolucione el tipo de cambio que, a su juicio, tendría que moverse por debajo de 1,02 o 1,03 dólares para que la senda del BCEestuviera en peligro. «Es poco probable que esto ocurra, incluso con una Fed en espera», añade.
El panorama podría, no obstante, complicarse con las elecciones de EEUUen el horizonte. La presión que llega desde dos frentes: por un lado, el partido demócrata, que lleva tiempo instando a la rebaja de tipos para estimular la economía. Por otro, el republicano, con Donald Trump recrudeciendo las críticas hacia Powell –cuyo mandato expira en 2026–, acusándole incluso de usar la política monetaria para 'ayudar' a Joe Biden a mantenerse al frente de la la Casa Blanca.
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