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Este texto corresponde a la newsletter 'Ajuste de cuentas' donde hablaamo de dinero sin tapujos, abordando pequeños hábitos del presente que nos ayudarán a hacer más fuerte, financieramente hablando, a nuestro 'yo futuro'.
Seguro que le ha pasado alguna vez. Abre la aplicación del banco para hacer un Bizum o comprobar un pago y, de pronto, identifica un par de gastos que no recuerda ni cómo se realizaron ni a qué corresponden. No se preocupe. No le han usurpado la identidad para acceder a su cuenta. Acaba de descubrir los denominados 'gastos hormiga'; pequeños movimientos diarios que, para nuestro respiro mental -aunque no tanto para nuestra salud financiera- son prácticamente imperceptibles. Casi tanto como innecesarios.
Los hay de todas clases. En mi caso, el café extra que antes no tomaba y que ahora se ha convertido en rutina después de la primera reunión del día en el trabajo. También pequé hace un año del clásico de los clásicos: apuntarme a un gimnasio al que nunca fui. Y a mi alrededor observo gente que paga cuentas de plataformas digitales que apenas utilizan, o realizan compras impulsivas en el supermercado, donde los productos estratégicamente situados pasan a engordar la lista de la compra inicial con la que salimos de casa.
Puede parecer exagerado, porque quitarse un café, privarse de salir a un restaurante o de esas compras 'extra' realizadas más por impulso que por necesidad, no nos va a salvar el presupuesto familiar. Sin embargo, tener disciplina y tomar conciencia de todo lo que gastamos es clave para gestionar nuestro día a día financiero.
Solo un ejemplo. El café de máquina de mi trabajo ya cuesta 1,5 euros. Es decir, unos 30 euros mensuales. Un paso más, 363 euros al año si consideramos solo los once meses que excluyen el de vacaciones. La cuenta se puede repetir con otros gastos más elevados, como pagar 3,5 euros por un desayuno con café y un bollo o un bocadillo, o tomar un snack a deshora. La cifra engorda si se sale a comer fuera de casa una vez a la semana en vez de llevar el 'tupper' a la oficina… ¿De verdad no tenía nada en la nevera?
No seré yo quien les prive de darse un capricho. Pero analizar estos gastos para saber cuáles se pueden suprimir o dónde podríamos encontrar una alternativa más barata, nos hará tomar conciencia de nuestro dinero desde lo más básico, para luego buscar fórmulas capaces de generar un ahorro mayor. Pongo un ejemplo de mi caso particular, después de una semana apuntando todos mis gastos evitables:
En total, más de 70 euros que han salido del bolsillo de forma innecesaria y, en la mayoría de los casos, casi sin darme cuenta.
Frente a estos gastos hormiga, los expertos recomiendan una serie de prácticas que pueden ayudar a eliminarlos:
Apunte todos los pequeños gastos de cada día, aunque solo sea para ser consciente de lo que suponen en su presupuesto semanal o mensual.
Analice si hace un verdadero uso de todo lo que tiene contratado, desde la factura de la luz para comprobar si hay otro proveedor más barato, hasta las plataformas digitales a las que está suscrito. Si lo que las usas justifica el pago, entonces, no lo incluya como gasto hormiga, sino como un fijo del mes.
Se trata de un método de ahorro que consiste en destinar un 50% de sus ingresos a necesidades básicas, un 30% a caprichos (aquí entrarían también esos gastos prescindibles) y un 20% para ahorrar o pagar deudas. Es evidente que esta fórmula no se puede aplicar a todos los hogares, pues muchos deben destinar más de la mitad de su salario al pago de esos 'fijos' como la hipoteca, el alquiler, las facturas o la comida. Pero sí ayudará a hacerse una idea del peso que puede tener cada partida y también a ser consciente de si alguna de ellas debe eliminarse de la ecuación.
Otro truco para eliminar gastos superfluos es establecer un objetivo de ahorro. Con esa meta en la cabeza, será más fácil renunciar a los caprichos o a gestos que implican un gasto evitable, como volver a casa pagando un taxi o un VTC en vez del transporte público, solo por comodidad.
Ante todo, recuerde que, el mayor peligro de los 'gastos hormiga' es su acumulación con el paso del tiempo. No es necesario eliminarlos de raíz, pero sí conviene reducirlos y, al menos, saber que están ahí.
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