

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay una costumbre muy española de dar 100 días de gracia a los gobernantes antes de comenzar a cuestionar sus decisiones. Sin embargo, Donald Trump ... ha sido tan agresivo en su política económica en tan poco tiempo que las consecuencias (malas) empiezan a ser evidentes y comienza a producirse una colisión entre sus expectativas de despegue económico y la realidad. En los 50 días que lleva en el cargo, el magnate ha firmado más de 60 órdenes ejecutivas, el triple de las que ratificó Joe Biden en sus primeros 100. Muchas de estas 60 medidas son sobre inmigración, pero una buena parte sobre aranceles que están impactando de lleno en la economía de EE UU.
Trump heredó una economía creciendo en torno al 3% y los primeros indicadores apuntan a que su actividad no solo se está ralentizando, sino que podría estar entrando en terreno negativo. Uno de los indicadores que mejor evidencia el giro sobre las previsiones económicas en EE UU es el GDPNow, un índice de la Reserva Federal de Atlanta muy seguido por el mercado. Pues bien, en menos de un mes, las estimaciones han dado un vuelco: si a mediados de febrero apuntaba a un crecimiento del 2,3% en el primer trimestre, ahora señala una contracción del 2,8%.
El buen tirón económico de 2023 y 2024 logrará que, pese a la política arancelaria impuesta por Donald Trump -que dará lugar a un recorte del consumo de los hogares y las empresas-, la economía estadounidense cierre el año alrededor del 2,7%, según los cálculos más recientes de Esade hechos públicos esta semana.
Todo a causa de que en sus primeros 50 días Trump ha puesto patas arriba el escenario comercial internacional. El mandatario ha impuesto un 20% de arancel adicional a los productos importados de China, un 25% a las mercancías procedentes de México y Canadá, del 10% a la energía canadiense y un 25% sobre el acero y el aluminio de la Unión Europea (UE). Sobre la mesa se plantean, además, aranceles recíprocos a la UE y gravámenes también a todas las importaciones agrícolas del mundo desde el 2 de abril, lo que afectará al aceite de oliva y al vino español, entre otros productos muy exportados a EE UU.
Este anuncio ha hecho saltar las alarmas en el campo español, que aún recuerda cómo en 2019, durante el primer mandato de Trump, las exportaciones de aceite de oliva sufrieron un desplome del 60%.
De vuelta a EE UU, Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners, explica a este periódico que la economía de la primera potencia mundial «se está frenando claramente». El experto asegura que, aunque los datos «tan negativos» de enero no se pueden extrapolar al conjunto del año, «el ruido de fondo es claro: la economía crece mucho menos que hace dos meses». A su juicio, el mandatario no había valorado en su justa medida cómo, por un lado, el deterioro de las relaciones comerciales y, por otro, de la calidad institucional podía influir en el crecimiento económico de su país. «Muchas veces en política se prima el corto plazo, cuando los efectos económicos del deterioro institucional son de medio plazo. Y Trump claramente no lo ha valorado», precisa.
Grandes empresas estadounidenses se están viendo ya muy perjudicadas por las decisiones de Trump. Es el caso de Tesla, el gigante de los vehículos autónomos propiedad de Elon Musk, mano derecha del nuevo presidente y jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). La compañía ha perdido un 26% de valor en Bolsa en lo que va de año, mientras que el sector del automóvil europeo vive un momento dulce (con subidas bursátiles de casi el 7%) tras dos años complicados motivado por el anuncio la semana pasada de Bruselas de flexibilizar la exigente normativa medioambiental (CAFE). «Hay multinacionales estadounidenses que se habían beneficiado mucho de un mundo basado en reglas comerciales y economías muy abiertas que ahora se verán muy perjudicadas por Trump», asegura Josep Comajuncosa, profesor de Economía de Esade, que explica que la subida de la inflación frenará la posibilidad que tenía la Reserva Federal de EE UU (Fed) de bajar los tipos de interés los tres cuartos de punto que hace unas semanas descontaban los mercados.
De confirmarse las previsiones de GDPNow, el quebradero de cabeza sería mayúsculo para la Fed, que hasta ahora ha resistido la fuerte presión de Trump para bajar los tipos de interés con el fin de estimular la economía. El organismo presidido por Jerome Powell ha preferido pausar el ciclo de recortes, apoyando su decisión en la resistencia del mercado laboral y ante la amenaza inflacionista que suponen medidas como los propios aranceles y, sobre todo, las esperadas rebajas de impuestos en el país. De hecho, aunque Trump aún no haya anunciado cuándo entran en vigor las rebajas de impuestos anunciadas en campaña, el economista Ignacio de la Torre da por hecho que las mantendrá, «lo que dejará a EE UU en una situación fiscal endeble».
Si los peores augurios se cumplen, la Fed se encontraría con un complejo escenario de recesión e inflación elevada a la vez, algo muy difícil de gestionar solo con los tipos de interés. «Curiosamente, el principal temor en EE UU, derivado del incremento de inflación y, con ello, de una estabilización o incluso subida de tipos, ha perdido algo de fuelle estas semanas», apunta Pedro del Pozo, director de inversiones de Mutualidad. «Los precios siguen estables, pero aún no se ha dado el pistoletazo de salida a las grandes rebajas fiscales que estimularán la demanda y, como los aranceles, son esencialmente inflacionistas», añade.
Con este escenario, el equilibrio entre retomar las bajadas de tipos o seguir manteniéndolos en el nivel actual se torna más difícil que nunca. Para hacerse una idea, a mediados de enero el consenso descontaba solo una bajada en la tasa de referencia en 2025. E incluso algunas voces auguraban a alguna subida. Solo unas semanas después, y con el temor a la desaceleración, el mercado apunta ya a tres recortes a lo largo del año.
La parte positiva es que esa situación estrecharía la brecha con el Banco Central Europeo (BCE), que, al contrario que su homólogo estadounidense, sí ha mantenido el ritmo de bajadas en sus últimas reuniones. Esto debilitó en el inicio de 2025 en gran medida al euro frente al dólar, algo que comenzaba a preocupar al organismo monetario europeo. No obstante, la nueva perspectiva de una Fed más agresiva con las bajadas de tipos ha devuelto cierta fortaleza a la moneda única, que acaba de vivir su mejor semana desde 2009.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.