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La evasión de impuestos y la economía sumergida son dos de los grandes caballos de batalla de Hacienda. La Agencia Tributaria quiere estrechar el cerco ... sobre los contribuyentes que muestran signos externos de riqueza en clara discrepancia con las rentas y el patrimonio que declaran, por un lado, y sobre los que utilizan medios de pago radicados en el extranjero y que evitan las obligaciones de suministro de información al fisco. Así se desprende de las directrices generales del Plan de Control Tributario 2025 publicadas este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), donde se subraya también la intención de intensificar progresivamente y desde este año el control de las contingencias tributarias más complejas, así como aquellas vinculadas a grandes empresas, grupos fiscales y patrimonios relevantes.
La investigación sobre aquellas personas que presentan «una fuerte asimetría entre el nivel de vida real y el que figura en las declaraciones tributarias», se llevará a cabo sobre «supuestos muy específicos» en los que los contribuyentes se valen de «utilización abusiva de sociedades instrumentales para desviar gastos personales, situar en ellas activos para su uso personal, simular arrendamientos de bienes y servicios o encubrir rentas a través de préstamos ficticios», describen desde el Ministerio de Hacienda en una nota.
En concreto, se pretende intensificar la vigilancia sobre aquellas operaciones que puedan esconder grandes alteraciones de patrimonio, el uso fraudulento de ventajas fiscales diseñadas para preservar la neutralidad de reestructuraciones empresariales y la ocultación de los beneficiarios reales de operaciones económicas significativas.
El control de la Agencia Tributaria se centrará en el análisis de las estructuras creadas, con el fin de atribuir a las personas físicas como rentas el importe de todos los gastos e inversiones que, siendo de su disfrute exclusivo, se estén declarando como gastos deducibles o inversiones de las estructuras que han creado con fines defraudatorios.
Más allá de estos supuestos concretos, se pondrá el foco en la utilización de sociedades para la deducción de gastos personales, así como al aprovechamiento gratuito -o por precios no de mercado- de bienes de la sociedad por parte del socio y su círculo familiar. También se intensificará el control sobre negocios y autónomos que no permiten el pago con tarjeta cuando es una vía habitual en su sector, así como sobre aquellos que simulen una actividad económica y emitan facturas irregulares. Y no se perderá de vista a los receptores de esas facturas, que obtienen devoluciones indebidas de IVA y generan gastos ficticios.
En el flanco de la economía sumergida, la Agencia Tributaria mantendrá su presencia en los sectores de «alto riesgo» sobre el uso de esta actividad fraudulenta. En este sentido, actuará sobre contribuyentes que utilizan medios de pago radicados en el extranjero y pondrá el énfasis en el control de las terminales de venta (TPV) y otros sistema informáticos de facturación para evitar el 'software de doble uso'.
Por otra parte, el control fiscal también se fijará en el crecimiento de actividad de los denominados 'neobancos' y se impulsarán actuaciones de control sobre contribuyentes que hayan operado con monedas virtuales sin declarar las rentas o ganancias derivadas de su tenencia y transmisión.
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