Murcia, faro de la economía social

Esta capitalidad no es solo un evento, sino el reflejo de un cambio de rumbo: el impulso de una economía que conjuga eficiencia con justicia, rentabilidad con sostenibilidad, progreso con democracia económica. En un tiempo donde se nos dice que no hay alternativa, la economía social responde con hechos: sí la hay. En un momento en que los cimientos del neoliberalismo crujen, el cooperativismo emerge no como una utopía, sino como la demostración práctica de que otro modelo es posible y necesario.

Y lo hace con una convicción fundamental: que el diálogo entre quienes piensan diferente es el motor del progreso. Frente al ruido y la desafección, este modelo de capitalidad nos recuerda que nuestro país avanza cuando somos capaces de sentarnos a construir juntas, desde la pluralidad y las divergencias, un horizonte compartido.

Murcia es prueba de ello. Más de 2.500 empresas y más de 100.000 personas trabajan ya bajo este modelo, generando el 8,1% del empleo. Aquí, la economía social no es un añadido ni una excepción: es parte del alma de esta tierra.

Durante este año, la región será epicentro de debates y encuentros, con más de un centenar de eventos que reunirán a instituciones y entidades de todo el mundo. Juntas, seguiremos construyendo una economía que funcione no para unos pocos, sino para la mayoría.

Desde el Ministerio de Trabajo y Economía Social llevamos tiempo apostando por este modelo con políticas concretas y hechos: el PERTE de Economía Social y de los Cuidados, con más de 2.500 millones de euros movilizados; la creación del Hub de Vanguardia en Donostia, que ha situado a nuestro país como referente global; y una nueva ley integral para modernizar el sector. Y, sobre todo, con la certeza de que esta economía no es un complemento del sistema, sino la vía para transformarlo desde dentro.

Porque, como nos recuerda Eric Maskin, Premio Nobel de Economía y partícipe en esta capitalidad, las reglas del mercado no son inmutables: se diseñan, se moldean y se orientan. Y si es posible construir mercados que concentren la riqueza en unas pocas manos, también lo es diseñar un sistema que redistribuya el esfuerzo colectivo, amplíe derechos laborales y garantice la protección de las personas trabajadoras. La economía social es la demostración de que otro modelo económico no solo es posible, sino imprescindible.

Murcia no solo acoge esta capitalidad. Murcia la encarna. Con su historia, su presente y su futuro. Con cada socio que trabaja en una cooperativa, con cada proyecto de emprendimiento colectivo, con cada persona que apuesta por una economía más justa y democrática. Desde esta tierra, la economía social lanza un mensaje claro al mundo: el futuro no está escrito, depende de las decisiones que tomemos hoy, y cuando ponemos la dignidad y la justicia en el centro, construimos sociedades más humanas, verdes y feministas.

Murcia nos lo enseña cada día. Y desde aquí, con la capitalidad de la economía social como punto de partida, seguiremos trabajando para que este modelo no sea solo un faro de esperanza, sino la norma con la que construyamos el futuro.

Enhorabuena, Murcia. Enhorabuena a todas las personas que hacéis posible que esta economía de las personas sea presente y porvenir.