

Secciones
Servicios
Destacamos
Los municipios más pequeños de la Región comienzan a acusar en extremo la decisión de los bancos de reducir las plantillas y la red de ... sucursales. El problema es acuciante en los pueblos del Valle de Ricote, donde la presencia de empleados atendiendo directamente al público prácticamente es inexistente.
En Ulea ya no hay sucursales operativas y solo el único cajero automático abierto, según los vecinos, «funciona de uvas a peras». «Nos tienen abandonados a las personas más mayores; no sabemos manejarnos con los ordenadores y tienen que ser nuestros hijos los que nos hagan las gestione. Antes de que nos cerraran las dos sucursales que había lo hacíamos nosotros», denuncia José Ángel López Yepes.
El alcalde de esta localidad, Víctor Manuel López, que a su vez es presidente de la Mancomunidad de municipios del Valle de Ricote, viene denunciando desde hace años «el desamparo de la población de los pueblos más pequeños, sobre todo las personas de mayor edad». «Esto es una injusticia en toda regla, ya que España ha rescatado a la banca y así lo están agradeciendo» subraya el regidor.
López, que representa a los ocho municipios de la Región menores de 5.000 habitantes, denuncia que el personal en las sucursales ha disminuido un 70% y en Ojós, el pueblo más pequeño, ya no queda ni un cajero automático. «Ante la inacción de los bancos, estamos negociando un acuerdo entre Correos, la Comunidad Autónoma y ayuntamientos para que esta entidad pueda gestionar algunos servicios como el pago de impuestos, recibos e, incluso, disposición de efectivos», indica Víctor Manuel López, quien señala que también se está presionando para que se instalen nuevos cajeros automáticos.
En Ricote solo queda una oficina bancaria con un empleado. Carmen Miñano acudía ayer para sacar dinero. Si precisa resolver asuntos más complicados, tiene que desplazarse a Archena. «No es lógico que digan que quieren luchar contra la despoblación y luego nos quiten los servicios. Eso, al final, hace que la gente se vaya a vivir a otro sitio», señala esta vecina.
Pero la 'desbandada' bancaria no afecta solo a los municipios más pequeños. También se empieza a notar en los medianos, como Cieza, donde en los últimos años han cerrado casi la mitad de los bancos.
Pascual Belmonte, de 84 años, denuncia que muchos días tiene que hacer cola de varias horas para que lo atiendan. «Mis hijos me ponen de vez en cuando internet y yo veo los periódicos y otras cosas fáciles, pero lo que no sé hacer, y creo que a mi edad no voy a aprender nunca, es a meter claves y hacer operaciones bancarias», indica este vecino de Cieza.
«Cada vez hay más trabas porque se han quedado sin gente, por lo que a partir de las 11 de la mañana ya no dejan entrar a nadie», explica Belmonte, que por suerte para él tiene la mayoría de recibos domiciliados. «Los bancos se están haciendo millonarios a costa de la gente y de los propios empleados, a los que está jubilando con poco más de 50 años. Esto repercute en que cada vez haya menos gente atendiendo al ciudadano, que es el que más perjudicado está saliendo de todo esto. Es una auténtica vergüenza consentida por nuestros políticos», se lamenta.
La indignación crece también en la localidad de Abarán, donde hace unas semanas cerró la única oficina que quedaba un importante banco. Muchos de sus usuarios tienen que desplazarse ahora a Cieza, donde solo queda una oficina de las tres que llegó a haber. María, una de sus clientes, estaba ayer «ultimando todo el papeleo para trasladar mis cuentas a otro banco con presencia en el pueblo, ya que lo necesito por trabajo y no puedo desplazarme a Cieza a diario y perder toda una mañana».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Premios a las mejores campañas publicitarias de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.