De la sobrecarga de tareas a las horas extra, los empleados piden poner límites

El teletrabajo es una modalidad existente en el mundo laboral, aunque su seguimiento no ha sido muy alto en los últimos años. Pero el estallido de la crisis sanitaria, junto al confinamiento domiciliario decretado por el Gobierno central y otras medidas restrictivas para frenar la evolución de la pandemia, el teletrabajo se convirtió en la opción clave para que las empresas e instituciones pudieran continuar su actividad. Desde que la situación epidemiológica ha mejorado, esta modalidad ha perdido su punto álgido, aunque todavía hay empleados que siguen desempeñando su labor desde casa. Precisamente, el pasado año se reguló una ley que regula el trabajo a distancia, al que define como «aquel que se lleva a cabo fundamentalmente a través de medios y sistemas informáticos, telemáticos y de telecomunicación».

Además incluye las características que deberá tener, como el carácter voluntario y reversible para la persona trabajadora y para la empleadora; la intensidad y regularidad, lo que implica que en un periodo de referencia de tres meses, un mínimo del 30% de la jornada, o el porcentaje proporcional equivalente en función de la duración del contrato de trabajo tendrán la condición de trabajo a distancia, y la firma por escrito de un acuerdo que contendrá, entre otros, el inventario de medios, equipos y herramientas necesarios, gastos que pudiera tener la persona trabajadora, horario de trabajo y reglas de disponibilidad, porcentaje y distribución entre trabajo presencial y a distancia, centro de trabajo de la empresa asociado a la persona trabajadora, lugar de trabajo a distancia, medios de control empresarial de la actividad, etc.

Según recoge el Instituto de Seguridad y Salud Laboral (ISSL) de la Región de Murcia, los empleados están expuestos a factores de riesgo psicosocial asociados al teletrabajo, para lo cual habría que detectarlos y poner límites. Entre esos riesgos, una ordenación del tiempo de trabajo puede dar lugar a una prolongación excesiva de la jornada laboral y la realización del trabajo en horarios inusuales provocando una demanda de disponibilidad permanente (24/7). El aumento del número de tareas urgentes, junto a las previstas y en curso, y las interrupciones en el trabajo, además de los fallos técnicos de los dispositivos, la lentitud de plataformas o los programas informáticos pueden provocar sobrecarga de trabajo. Este riesgo, unido a la prolongación de la jornada laboral y el uso inadecuado de los equipos de trabajo, puede provocar una interferencia o invasión del trabajo en la esfera familiar y personal.

Una incorrecta gestión de la comunicación e interacción con los compañeros puede dificultar el intercambio de conocimiento e información e incluso provocar sensación de aislamiento, malentendidos y conflictos laborales.

El ISSL también pone de manifiesto los principales riesgos psicosociales asociados, como el estrés laboral, provocado por una inadecuada gestión de los factores de riesgo psicosocial; el tecnoestrés, derivado del uso de las nuevas tecnologías, y el acoso laboral, el acoso sexual o por razón de sexo, fruto de un mal uso de los medios y espacios virtuales de comunicación.

Las consecuencias perjudiciales para la salud derivadas de la exposición a estos riesgos psicosociales podrán ser: trastornos conductuales, cognitivos y afectivos, tales como ansiedad, depresión, problemas de concentración, síndrome de burnout (o síndrome del trabajador quemado); trastornos músculo-esqueléticos, dolores de cabeza, trastornos del sueño y gastrointestinales.

Con el fin de poner solución a estos daños, el ISSL propone una serie de medidas organizativas orientadas a modificar las formas de liderar, gestionar y dirigir el trabajo. Asimismo, aconseja establecer el tiempo de trabajo, respetando el horario de disponibilidad pactado con la persona trabajadora; planificar la jornada laboral, considerando el trabajo previsible y el inesperado, así como el tiempo de dedicación y plazo de entrega, y proporcionar autonomía, confianza mutua y responsabilidad a la persona trabajadora.

Igualmente, recomienda mantener un canal de comunicación frecuente con las personas trabajadoras, promoviendo reuniones periódicas con el resto del equipo para potenciar la colaboración con compañeros y otros empleados, y establecer políticas, criterios y prácticas de promoción y oportunidades de desarrollo para las personas teletrabajadoras.

Caídas:

-Usar calzado cómodo, cerrado y con suela antideslizante.

-Mantener los suelos libres de obstáculos.

-No pisar por zonas húmedas o mojadas.

-Realizar siempre que se pueda las tareas desde el suelo, usando mangos extensibles.

-No usar útiles improvisados para trabajos en zonas altas, sino escaleras o taburetes

homologados con peldaños antideslizantes.

Cortes y quemaduras:

-Guardar los cuchillos en cajones, con las partes punzantes hacia el interior.

-Desenchufar los aparatos eléctricos al limpiarlos.

-Poner el mango de las sartenes y cazos hacia dentro.

-Utilizar tapaderas para evitar salpicaduras.

-Usar guantes o manoplas aislantes al tocar objetos calientes.

-Evitar manipular aparatos a vapor en caliente.

-Orden y limpieza.

Incendios:

-Vigilar los fuegos en uso.

-No echar agua si se produce un fuego. Usar una tapa o trapo grande de cocina.

-No sobrecargcar los enchufes.

-Alejar fuentes de calor de productos inflamables (cortinas, productos químicos...).

Contactos eléctricos:

-No tocar aparatos eléctricos con las manos o suelos mojados.

-Limpiar aparatos eléctricos desconectados de la corriente.

-Avisar si los aparatos eléctricos no están en buen estado.

Productos de limpieza:

-No mezclar productos de limpieza, como lejía y amoniaco.

-No comer ni beber durante su manipulación.

-Utilizar guantes adecuados, según el producto (ver indicaciones etiquetas).

-Mantener los espacios ventilados durante su utilización.

-Lavarse las manos después de su uso.

Sobreesfuerzos:

-Evitar manipular cargas por encima del hombro.

-Alternar tareas y realizar pequeños descansos y estiramientos.

-Mantener la espalda recta, doblando las rodillas al recoger objetos del suelo.

-Utilizar carros o elementos auxiliares con cargas pesadas.

Al mover a una persona colocar el cuerpo lo más cerca posible a ella, intentando mantener la cabeza recta y evitar girar el

cuello. Solicitar a la persona que colabore.

Estrés:

-Definir y aclarar todas las tareas a realizar.

-Planificar tareas, estableciendo pausas y descansos.

-Respetar el descanso diario y semanal.

-Ser informados con antelación sobre horarios, para conciliar la vida laboral y familiar.

Maltrato, acoso y violencia

-Comunicar de inmediato al titular del hogar cualquier agresión o acto violento de sus familiares.

-Informar ante cualquier situación de riesgo para su salud.

-Llamar al 112 o al 016 (Servicio de Violencia de Género) ante cualquier agresión física o verbal.

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