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Manuel Clavero Arévalo, ministro durante la Transición española, consagró la expresión que explica en parte el Estado de las Autonomías. España transitaba de la dictadura a democracia y uno de los grandes debates sobre la formación de la nueva nación pasaba por fundar un gobierno centralista o federalista, ya que regiones como el País Vasco y Cataluña exigían mayor autonomía. La solución pretendidamente «neutral» fue la de ofrecer la autonomía a todas las regiones, que Manuel Clavero, ministro de Regiones durante el primer gobierno democrático de Adolfo Suárez, acuñó como «café para todos» y que ha quedado fijada en la memoria de muchos. La trajeron ayer a colación los catedráticos y expertos de la Región, Valencia, Granada y Castilla-La Mancha que valoraron en la Universidad de Murcia el impacto de los estatutos de autonomía en el desarrollo de las comunidades autónomas.
Sin disidencias en la conclusión –los estatutos han supuesto un «rotundo éxito» para las regiones españolas–, los expertos abordaron el origen de sus cartas autonómicas y analizaron los retos que enfrentan cuatro décadas después.
La expresidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver, defendió con entusiasmo los 40 años de autonomía que hoy se conmemoran en la Región, un «éxito colectivo por el que dejamos de ser una provincia entre cincuenta para ser una autonomía entre 17, y que ha permitido a los murcianos dirigir y orientar su desarrollo y progreso. Basta con pensar cuántos hospitales había entonces y cuántos hay ahora», ejemplificó. Sin embargo, Peñalver echa en falta la urgente reforma del Estatuto, que no ve próxima. «Es como un traje de 1982 al que tienes que ampliar las costuras porque has cambiado, y hay cuestiones que debe incluir, como el derecho a una muerte digna, la circunscripción única, los nuevos modelos de familia y de estar en la vida», comentó la expresidenta de la Asamblea Regional, a quien le cuesta visibilizar en la actualidad la amplitud de miras y generosidad en las renuncias que se vivió entonces.
Enrique Belda Pérez-Pedrero. Catedrático Univ. Castilla-La Mancha «Los movimientos centralistas no piensan más allá del barrio de Salamanca; auguro larga vida al Estado de las Autonomías»
Rosa Peñalver Pérez. Expresidenta de la Asamblea «Es como un traje de 1982 al que tienes que ampliar las hechuras porque has cambiado; hay cuestiones que hay que añadir»
Vicente Garrido Mayol. Catedrático Universidad Valencia «Los estatutos han supuesto el acercamiento de los centros de poder a los ciudadanos»
Juan Montabes Pereira. Catedrático de la Univ. de Granada «Estamos en un proceso de robustecimiento del Estado por el contexto internacional, pero el camino es de difícil vuelta»
Convencido de la que los movimientos centralistas empujados por Vox no irán a puerto, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla-La Mancha Enrique Belda-Pedrero considera que las autonomías «son un gran acierto; los movimientos centralistas no piensan más allá del barrio de Salamanca; auguro larga vida al Estado de las Autonomías; hemos avanzado lo suficiente para sentir que el sistema nos ha sido propicio».
En Valencia, recordó el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia Vicente Garrido, el Estatuto hunde sus raíces en un territorio histórico, el Reino de Valencia, y valoró el «acercamiento de los centros de poder a los ciudadanos» como uno de los impactos positivos.
Moderados por la profesora de Ciencia Política de la Universidad de Murcia Cristina Moreno, los ponentes repasaron los orígenes de los estatutos de sus autonomías. Como el de Andalucía, mediante la denominada «vía rápida» recogida en el artículo 151 de la Constitución, pero que, ante la falta de respaldo en Almería, tuvo que esperar a 1981, rememoró el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada Juan Montabes Pereira, quien tampoco atisba riesgos para el modelo del Estado de las Autonomías. «Es cierto que estamos en un proceso de robustecimiento de los poderes del Estado provocado por las circunstancias internacionales, pero el camino es de difícil vuelta. Las nuevas generaciones han vivido en este modelo y, además, están viendo que los procesos de recentralización no implican la desaparición de las autonomías».
Los riesgos del futuro, como el peligro de que las reformas de los estatutos pueden ser cautivas de pulsos territoriales o de los partidos de turno, también fueron abordados por los expertos, quienes coincidieron en demandar amplitud de miras y generosidad en la búsqueda del consenso.
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