El UCAM resiste al corazón del Covirán y sigue sumando lejos de Murcia

Un equipo, este de Sito Alonso, que, pese a que viene de un parón de tres semanas, dio muestras tanto de la identidad que persigue como de los déficits a solventar, especialmente en la combinación de quintetos y en normas defensivas a las que se tendrá que integrar un Antetokounmpo que dejó dos mates de los que prometen mucho recorrido en las redes sociales, pero también cinco faltas, muchas de ellas evitables. Su titular en la rotación, Birgander, hizo un sobrio partido en el que volvió a brillar su conexión con un Hakanson imprescindible para su equipo sobre el parqué granadino y autor de la canasta que sentenció el partido a 14 segundos del final, cuando el UCAM ganaba por dos y un fallo habría dado posesión para empatar o ganar a los de Pablo Pin.

Un equipo, el granadino, que lucha una temporada más por la salvación, que se encuentra en estos momentos empatado con los puestos de descenso y que cayó con total honor ante el UCAM un día en que tenía de baja a dos titulares como Clavell y Wiley y a otro hombre importante en su rotación como Vicedo.

Seguramente, si a alguien echó de menos Pin fue al pívot estadounidense, jugador de mucho impacto físico y energía defensiva. Y es que el UCAM sumó más de la mitad de sus puntos, 46, desde dentro de la zona granadina. Es desde donde quiso empezar haciendo daño Sito Alonso, con balones interiores para Kurucs y Birgander (10-14, minuto 6).

Pero hay días en que los planes de partido son más de corazón que de táctica. Y cuando no solo las circunstancias empujan a que así sea, sino que se hace al calor de un pabellón como el de Granada, donde su equipo llevaba dos victorias consecutivas y los partidos se hacen especialmente largos, eso es especialmente peligroso. Lo padeció así el UCAM a lo largo y ancho del partido, con unos jugadores granadinos desplegando un baloncesto de mucho descaro en lo ofensivo y garra en lo defensivo. Y así se daban secuencias como los tres robos para ocho puntos en los últimos 45 segundos del primer cuarto (22-18).

Una energía que, por momentos, desbordó al UCAM, entregado a un triple que apenas le sonrió ayer (5/22). Al Covirán, por su parte, poco le hacía falta para venirse arriba. Insistía Pablo Pin en la idea de jugar situaciones que entregaran balón a Amine Noua en el poste bajo, lugar desde donde generar, pero el francés era escurridizo por cualquier punto de la pista.

Con un quinteto demasiado nuevo o poco habitual en lado murciano, errores groseros a la hora de gestionar ayudas defensivas o seguir normas regalaban dos triples demasiado liberados a un Noua de dulce, que con una canasta que ponía diez puntos de ventaja (37-27, minuto 15), obligaba a Sito Alonso a pedir un tiempo muerto en el que reprendería a sus jugadores que su defensa provocaba que «Noua es Michael Jordan ahora». Con la vuelta al orden el UCAM se hacía con los minutos finales de la primera parte, rozando una remontada que Birgander tuvo en sus manos (41-40, descanso).

El desacierto en los tiros de dos del Covirán (7/28), su sorprendente inspiración en el triple (12/28), la alta anotación murciana cerca de la pintura, y la falta de rebote ofensivo (uno en los tres primeros cuartos) de los de Sito evidenciaban que en Murcia había más talento y argumentos con que ganar el partido. Pero que los nazaríes se agarraban con uñas y dientes al partido. Incluso cuando mujer jugaba el UCAM, que un lapso de dos minutos realizaba dos 2+1, un contraataque y un triple, jugadas de impacto que ponían ocho de ventaja (51-60, minuto 28), pero con las mismas veía desaparecer su ventaja con un parcial de 12-2 en el que Noua y Sergi García parecían imparables y con una facilidad excelsa para meter canastas difíciles (62-62, minuto 30).

Hasta el final, la película pareció siempre la misma. El UCAM amenazaba con marcharse y el Covirán volvía a base de corazón. Así lo hizo de nuevo cuando, tras unos minutos de muchos contactos en el rebote que dieron tiros libres a los universitarios, el UCAM se puso 71-78 a seis minutos del final. Una defensa de cambios muy arriesgados y la dupla García-Noua, autores de los once puntos finales de su equipo, era con lo que se bastaba el diezmado Covirán, que protestó mucho una canasta de Gates a 50 segundos del final susceptible de pasos (79-84) y clave para un UCAM que encontró en el rebote ofensivo del último cuarto su salvavidas. A pesar de que Noua aún anotaría otro 2+1, que Hakanson no fallara en la última le dejó sin opciones y sin premio a su corazón.