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Tal y como lleva tatuado, Dylan Ennis (Ontario, 1991) es un ciudadano del mundo. Canadiense de padres jamaicanos, estudió en Estados Unidos y se ... enamoró de Megan, australiana, con quien tuvo a Amiyah, nacida en Andorra, y al pequeño de la casa, Chance, venido al mundo en España. La carismática familia tiene aceptado que son «viajeros», una vida que «nos encanta». Murcia es su última parada. Una forma de vida que ha construido en el escolta del UCAM una filosofía en la que «toda decisión hace que mi vida sea como es, no me arrepiento de nada». Lo dice un tipo que, cuando en la NCAA cambió Villanova por Oregón, vio campeona a Villanova. Ennis se separó del camino del campeonato, pero no de la victoria. Allí conoció a Megan, el amor de su vida.
–Vaya momento para ser de Murcia y que te guste el baloncesto.
–Se puede sentir que este es un momento especial. Cuando jugaba en Murcia contra el UCAM con otros equipos podía ver que se creaba una gran atmósfera en el Palacio, y ahora que soy parte puedo comprobar lo bien que sienta. Los partidos ajustados que hemos ganado en casa han sido gracias a ellos.
–¿Qué ha encontrado en Murcia para alcanzar el nivel de juego que tiene ahora?
–Cuando Sito me reclutó me dijo que no quería que fuese simplemente un anotador, un rol que he tenido otras veces en mi carrera. Teniendo casi 32 años, estoy dedicando esta temporada a expandir mi juego. Sito me está ayudando mucho, así como todo el equipo, porque todo el mundo es muy altruista. Si yo estoy pudiendo elevar mi nivel es porque tenemos un gran equipo y, al igual que mis compañeros confían en mí, yo también puedo confiar en cada uno de ellos.
–El baloncesto de hoy quizás va más por perfiles que por posiciones: generadores, ejecutores, especialistas defensivos, etc. Y usted está destacando como generador.
–Sí, estoy creando mucho más que nunca para mis compañeros. Creo que, si continúo haciéndolo, mi trabajo será cada vez más fácil, porque los demás lo hacen para mí también. Cuando estamos todos en la misma página y jugamos los unos para los otros, somos mejores que cualquiera de las individuales de otros, por buenas que sean.
–¿Es este el mejor momento de su carrera?
–Diría que está muy cerca de serlo. Cuando estoy en la pista siento que estoy tocando mi pico y, de nuevo, es gracias al entorno. En este equipo todos somos amigos. Siempre te sientes más próximo a un par de compañeros, pero, este año en Murcia, de verdad, encuentro ese gran 'feeling' con todos.
–Parece que está en la misma página que sus compañeros, así como también con Sito Alonso.
–Sí, desde el primer momento que llegué aquí me está empujando a superar mis límites. En pretemporada ya me asignó muchas responsabilidades, a las que estoy respondiendo de la manera correcta, y si tenemos esa buena conexión es porque está forzándome cada día a más y yo sé que lo hace porque quiere sacar al mejor Dylan Ennis.
–Y la afición le cantó 'MVP, MVP' en la final de la Supercopa.
–Cuando se anunció que venía aquí ya me empezaron a mostrar mucho amor. ¡Y lo de la Supercopa fue después de solo un partido! Y, mira, no te puedo engañar: me preocupó un poco, porque muchas veces los aficionados tan apasionados soy muy buenos cuando vas ganando, pero también malos cuando pierdes. Pero aquí en Murcia yo siento que es un amor genuino, el que me han mostrado a mí, pero también el que le muestran a mi mujer y a mis hijos. Es más que baloncesto, y ese cariño que me dan yo lo intento corresponder de la misma manera.
–Es un tipo del que se resalta su gran energía positiva, pero también tiene sus bajones, pues declaró haber estado deprimido en el pasado. ¿Qué hace para convertir los malos días en buenos?
–Mis hijos son lo más importante, son la fuerza que me mueve en todo lo que hago. En un mal día solo tengo que mirarles a ellos y mi vida se ilumina. Pero intento ser fuerte mentalmente, y asimilo que voy a tener días malos y que, por tanto, me los debo permitir. Y, en esos días, fijarme en las pequeñas cosas buenas que haya habido y centrarme en ellas. Es irreal pensar que siempre vamos a estar felices, pero, si podemos encontrar algo positivo, aunque solo sea una cosa, algo hemos ganado. Y el día siguiente será uno nuevo. Esa es mi filosofía.
–El año pasado recurrió a una terapeuta. Es muy importante hablar sin miedo sobre salud mental.
–Sí, y mucha gente sigue pensado que es una debilidad y que no va a estar lista para la presión de admitirlo. Yo no lo veo así para nada. Todos vivimos cosas que nos sobrepasan y tenemos que encontrar un modo de tratar con ellas. A veces podemos hacerlo solos, pero otras necesitamos ayuda profesional. Yo el año pasado recurrí a una terapeuta que me ayudó mucho, porque encontré herramientas para lidiar con las presiones que sentía. No es ninguna debilidad admitirlo, es algo que hago para ser la mejor versión de mí mismo. Y es la mejor decisión que he tomado en mi vida, sin duda.
–¿Qué le pide Dylan Ennis al futuro?
–Cuando era más joven solía querer saber qué pasaría en el futuro, qué logros habría conseguido. Pero este año cambié mi mentalidad, para mí ahora se trata de ganar el día, y así seré el mejor yo que pueda ser tanto dentro como fuera de la pista.
–Como equipo es imposible no hablar de grandes objetivos: Copa del Rey, 'playoff'...
–La semana pasada, que jugamos contra el Barça, hicimos un ejercicio demasiado relajados y Sito nos dijo que no era la forma adecuada de trabajar y de preparar ese partido. Todos lo aceptamos y nadie lo cuestionó. No podíamos pensar en el partido y olvidarnos de ese ejercicio. Tenemos que quedarnos en el momento y disfrutar lo que hacemos, porque todo puede cambiar en un segundo si nos relajamos. Lo que tenga que venir, vendrá si mantenemos esta mentalidad.
–Jugó con Jamaica, pero su hermano Tyler lo hizo con Canadá. ¿Por qué?
–La verdad, yo quería jugar con Canadá, pero consideraron que no era suficientemente bueno, y en Jamaica me recibían con los brazos abiertos. Unos años después, Canadá me preguntó si quería jugar con ellos, pero no era tan fácil después de haber jugado con Jamaica y, además, siempre me ha sido muy difícil con los niños. Ojalá pueda darse en el futuro.
Dylan Ennis terminó su formación universitaria con los Oregón Ducks. Los jugadores de aquel equipo, ataviado con la marca Nike, ya calzaban una edición especial de las Kobe 11 con los colores verde y amarillo de la universidad. Pero lo mejor estaba por llegar. El día antes de la semifinal de la 'Final Four' de 2017, de repente, Kobe Bryant apareció en la sala. «Siempre estoy hablando, pero aquella fue la primera vez en mi vida que me quedé sin palabras»recuerda el ahora jugador del UCAM. «Creces viéndole como a un ídolo y casi te olvidas de que es una persona real», cuenta un Ennis de sonrisa perenne.
La estrella del UCAM comparte posición en pista con el astro, pero «estaba petrificado, ¡no sabía ni qué decir!». Le llevó «unos veinte minutos», pero ya después «le hice muchas preguntas sobre la NBA, trabajar duro, etc. Fue una experiencia increíble».
Valiosos consejos de los de un Kobe Bryant muy extrañado y muy querido en España, pues el 'boom' de la NBA en nuestro país, con la llegada de Pau Gasol en 2001, coincidió con sus triunfales Lakers junto a Shaquille O'Neal. «De verdad, fue de locos estar enfrente suya, poder hablar con él», cuenta Ennis con la mirada iluminada. «Era como un superhéroe, hay muy pocas personas en el mundo que tengan el aura que desprendía Kobe Bryant», confiesa un Ennis que antes de venir a Murcia jugó en el Estrella Roja de Belgrado, Zaragoza, Andorra, Mónaco, Gran Canaria y Galatasaray.
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