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El duelo que está a punto de comenzar es de los que marcan temporadas. Son las diez de la noche, en pleno 'prime time', y el entrenador universitario, consciente de que afronta el partido decisivo para avanzar a semifinales, trata de ocultar sus nervios y ... calmar a sus pupilos con un rostro circunspecto y una voz decidida. El ambiente en el terreno de juego, envuelto bajo la tenue luz de los focos, es casi íntimo. Entre susurros que más tarde crecerán en decibelios, el joven quinteto azulón, ya desgastado tras una eliminatoria que se ha extendido durante cuatro horas, repasa la estrategia acordada. Últimas indicaciones, pantalla de carga y a jugar. Espera, ¿pantalla de carga? Así es, porque estos chicos de la UCAM no están ni a las órdenes de Sito Alonso, ni a las de Asier Santana; tampoco buscan atacar la portería o el aro contrario. Su míster es 'Future' y su objetivo es abrirse paso entre las torres del rival hasta alcanzar su nexo y destruirlo. Esto es un partido de League of Legends y esto son los 'esports'.
¿Qué narices me he perdido?, se preguntarán la mayoría de lectores, así que será mejor rebobinar un poco la cinta. En concreto, al pasado mes de enero, cuando la Región de Murcia se posicionó como uno de los 'primeros espadas' de los deportes electrónicos patrios. Un reducido grupo al que accedió gracias a la fuerte apuesta de la UCAM por gestionar un equipo de League of Legends, el rey de los 'esports' en España, que compite en la máxima categoría nacional, la Superliga Orange.
El videojuego, conocido popularmente como LoL, es responsable de monopolizar incontables horas de entrenenimiento de la vida de los jóvenes y de impulsar una industria en pleno crecimiento, que cada vez se asemeja más a la del deporte tradicional. Su mecánica, en apariencia sencilla pero de elevada comlejidad en los niveles más altos de competición, se basa en dos equipos de cinco jugadores, cada uno con un rol y un personaje diferente, que se enfrentan sobre un mapa de tres calles, segmentadas cada una por tres líneas de defensa para cada combinado. En ambos extremos, una base protege el nexo que los competidores deben destruir para ganar la partida.
De la Grieta del Invocador, el nombre con el que se conoce este terreno de juego, a la lujosa urbanización El Portón, junto al campus de Los Jerónimos. Así transcurre la rutina diaria de la plantilla de UCAM Esports Club, integrada por tres portugueses, Tiago 'Aziado' Rodrigues, Joao Miguel 'Baca' Novais y Pedro 'Plasma' Simoes Ribeiro; un joven holandés de 17 años, Mark 'Markoon' van Woensel; y el murciano Rafa 'Rafitta' Ayllón. Un peculiar combinado ibérico-neerlandés que está comandado por Cristian 'Future' Duarte, técnico de los universitarios, y David 'Saba' Sabater, mánager general de la entidad.
Este despliegue de medios, sorprendente para los neófitos en la materia, no responde a delirios de grandeza, sino que está justificado y extendido entre la mayoría de clubes de primer nivel. Y es que las extensas variantes tácticas que ofrece el juego y la necesidad de desarrollar el potencial de los profesionales convierten en fundamentales la figura del entrenador y la convivencia en una misma casa. En el caso del conjunto azulón, 'Future' también cuenta con la colaboración de Gerard y Mario, dos analistas que se encargan de gestionar todos los datos que se pueden extraer del LoL y que influyen en el desarrollo de las partidas, al más puro estilo NBA.
¿Y qué pasa con el chalé? Lo de contar con jardín y piscina propia no es estrictamente necesario, pero sí lo es que la plantilla pueda convivir en el mismo espacio junto al entrenador y al mánager general. «Tener a los jugadores juntos, conociéndose y viendo de qué pie cojea cada uno, te ayuda mucho para crecer como grupo y como equipo. Además, te permite hablar las cosas cara a cara, no por Internet», detalla 'Saba'. También es crucial para entender la importancia de estas 'gaming houses' la juventud de los profesionales, que de media rondan los 21 años, según un estudio de la ESPN. Un condicionante que hace de los entrenadores algo más que meros directores estratégicos: «Aparte de la labor táctica y de intentar mejorar a los jugadores, tienes que ser un padre y guiarles en cuestiones que son ajenas al League of Legends», reconoce 'Future'.
En su labor como 'padres' de 25 años a cargo de una familia numerosa, el técnico y el mánager general de los universitarios también cuentan con el apoyo del 'hermano mayor' del equipo, el luso 'Aziado'. A sus 22 años, es el más veterano de la plantilla y, como apunta 'Future', el encargado de «hacer de guía espiritual del equipo, no solo dentro de las partidas». El contrapunto lo representa 'Markoon', un lustro más joven que el portugués y un caso de exagerada precocidad. Tanto es así que la dirección deportiva de la UCAM tuvo que pedir permiso a los padres del holandés, sus tutores legales, para que este pudiera incorporarse a la disciplina universitaria. Unos 17 años que tienen su reflejo en un rostro jovial y unas formas algo destartaladas, pero que esconden «un gran gen competitivo y una personalidad muy autocrítica», como atestigua su entrenador.
Son las diez de la mañana y acaban de sonar los despertadores del joven quinteto. Toca enfundarse el chándal, quitarse las legañas y poner rumbo al UCAM Sports Center, donde tres días a la semana los espera Manu Sanz, resposable de Salud y Deporte de la sección. Sí, también tienen preparador físico. Aunque esta figura no es tan común en todos lo clubes, el propio 'Future', exjugador de balonmano en categorías inferiores, es un férreo defensor del ejercicio como una forma de «abstraerse del mundo de la competición».
Una vez desengrasada la maquinaria, llega la hora de ponerse a entrenar, tanto de forma individual, hasta la hora de comer; como en grupo, durante toda la tarde. Se trata de jornadas que se desarrollan en todo momento en el campus universitario y que no siempre terminan a la hora de cenar. «Si estás cansado, te vas a casa; si no, vuelves y sigues jugando», indica 'Rafitta', natural de El Raal. «Es un problema. Son chavales muy jóvenes que tienen por 'hobby' lo que también es su trabajo -admite el mánager general-. Es muy difícil decirles: 'Ya has estado haciendo lo que te gusta durante el día. Ahora mírate una peli, una serie o sal a cenar con un colega'. Intentamos ofrecer actividades para que salgan de la rutina en los días libres, pero depende de la persona».
Es hora de sacar el elefante de la habitación. ¿Plantillas de cinco jugadores con entrenador y preparador físico? ¿Chalé con piscina y jardín? ¿Becas universitarias e instalaciones con ordenardores de 2.500 euros? Aunque no simpre ha sido así, el sector de los deportes electrónicos «ha tenido una evolución increíble en los últimos años», como confirma 'Saba', y ha escalado a unos niveles de profesionalidad que requieren de un capital económico importante para mantenerlos. Según apunta el mánager general de los universitarios, un equipo de media tabla de la Superliga Orange puede manejar un presupuesto de entre 200.000 y 300.000 euros anuales.
¿Quién se está rascándo el bolsillo? Con las rondas de inversores todavía reducidas a unos pocos equipos a nivel continental, son las grandes empresas quienes aportan «entre el 80 y el 85%» de los ingresos de los clubes con sus patrocinios y acciones publicitarias, atraídas por las audiencias que este espectáculo congrega frente a las pantallas. En las primeras nueve semanas de competición, la vigente temporada de la Superliga Orange fue seguida por 1,7 millones de espectadores únicos acumulados, con una audiencia media de 191.000 personas por jornada. Cifras aparte, aunque se han logrado avances como el establecimiento de un salario mínimo, 'Saba' reconoce que el sector de los 'esports' en España todavía necesita ser «más estable para todo el mundo», a través de «derechos de retransmisión» y «derechos de imagen para los jugadores, que existen pero están en una fase muy primitiva».
De vuelta al UCAM Esports Arena, donde el quinteto universitario disputa sus partidos, el duelo definitivo contra G2 Arctic para alcanzar las semifinales acaba de empezar. Mientras el agudo repiqueteo de los ratones rellena el eco hueco que dejan las teclas, los primeros minutos transcurren en una tensa calma que avecina tormenta. Un temporal que en esta ocasión no dejará bien parado al equipo murciano. Los 'lobos' toman primero la delantera y aprovechan su composición para anticiparse en todo momento a los chicos de 'Future', que ven caer su nexo a los treinta minutos de partida. Tras lograr nueve victorias y siete derrotas en la fase regular, el conjunto azulón cae en la primera ronda de los 'playoff' y no podrá disputar el título nacional. Una meta que el 'padre' de estos jóvenes tiene claro que tarde o temprano alcanzarán: «Tengo claro que la próxima temporada podríamos lograrlo perfectamente».
Empezó como una segunda opción para el UCAM y, en apenas un par de meses, se ha convertido en uno de los jugadores más prometedores de la escena española de League of Legends. A sus 20 años, 'Rafitta' ha demostrado que, lo que empezó para él como «una diversión para pasarlo bien con los amigos», ahora es un trabajo y una forma de ganarse la vida.
Para su propia sorpresa, al murciano no le ha temblado el pulso en su salto al mundo profesional tras despuntar el año pasado en las competiciones 'amateur': «Esperaba que mi nivel fuese más bajo y que los nervios se apoderasen de mí, pero creo que lo estoy llevando bien». Con estos precedentes, tiene claro que, «con un poco más de experiencia», puede llegar a estar «entre los mejores de España».
En su camino durante los próximos años también contará con el apoyo de sus padres, que no le pusieron «ningún poblema» cuando les presentó su particular salida laboral: «Han sido muy comprensivos y me han estado apoyando en todo momento», asegura.
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