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Juan Carlos Ferrero (Ontinyent, 41 años) se mueve por la academia de tenis que lleva su nombre, ubicada a las afueras de la localidad alicantina ... de Villena, como si andara por el jardín de su casa. Y es que lo es. Vive allí dentro con su mujer y sus tres hijos y la puerta de su casa te lleva directamente a una de las pistas principales del complejo. El que fuera número 1 de la ATP y ganador de Roland Garros en 2003 está enamorado de su deporte y de la tranquilidad que se respira en su centro de tenis, donde cada día pule el diamante murciano que le ha caído del cielo. En septiembre cumplirá tres años al lado de Carlos Alcaraz, quien el martes debuta en Wimbledon ante el japonés Yasukata Uchiyama. A sus 18 años, el tenista de El Palmar quema etapas a un ritmo vertiginoso. Y su entrenador, que en 1999 con solo 19 años vivió algo parecido cuando pasó del 341 al 43 del ranking y ganó su primer torneo en la ATP, lo instruye por la mañana, por la tarde y por la noche para que el chico no se desvíe y siga por el buen camino.
–¿Cómo han preparado este torneo, el primer Wimbledon de la carrera de Carlos Alcaraz?
–No hemos hecho nada que se salga de lo normal. Hemos hecho hincapié en los ejercicios excéntricos para dotar de más fuerza a las piernas de Carlos, por aquello de que la movilidad en hierba es diferente. El bote es más bajo y hay más saque y resto que en otras superficies. Eso está claro. Pero ahora en hierba se juega más de fondo que hace 20 años. Hay que estar fino en el saque y tener reflejos y ser rápido en el resto, pero lo fundamental son los apoyos y moverse bien por la pista.
Wimbledon
–¿Ha sido un contratiempo muy importante no poder ir a Mallorca para preparar Wimbledon?
–Carlos [Alcaraz] vino de Roland Garros con unas pequeñas molestias en la ingle y decidimos que descansara un poco. Lo ideal, por supuesto, era ir a Mallorca y jugar un torneo en hierba antes de viajar a Londres. Pero no ha podido ser y tampoco tiene que ser algo determinante de cara al papel que pueda hacer Carlos en Wimbledon.
–Históricamente, para un jugador español ir a la hierba del All England Club era un suplicio. Se decía que los españoles iban a Wimbledon a sufrir. Esto ha cambiado en los últimos años.
–Sí, afortunadamente. Eso está más que superado. En los últimos tiempos no solo Rafa [Nadal] ha jugado bien e incluso ha ganado allí. Otros jugadores han llegado a las últimas rondas [Bautista, Feliciano López y Verdasco]. Aquello de que los españoles no competían bien en hierba es pasado. Hace 25 años las condiciones eran distintas, con la pista mucho más rápida y prácticamente todo el juego era saque y red. Ya no es así.
Balance de la temporada
–En su carrera usted renunció en alguna ocasión a la gira de hierba. ¿Era de los que sufría especialmente en Wimbledon?
–Para nada. Me encantaba jugar en hierba. Si algún año renuncié al torneo, que ahora mismo no lo recuerdo, fue por alguna lesión. Disfruté de cada una de mis participaciones [alcanzó los cuartos de final del Grand Slam londinense en 2007 y 2009] y me lo pasé muy bien jugando sobre hierba. Requiere una adaptación y es una superficie muy distinta al resto, pero disfruté mucho en hierba en mi etapa como jugador.
–Volvamos al presente. ¿Qué balance hace de la gira de tierra de Carlos Alcaraz? ¿Y de lo que llevamos de temporada? Ya es el 75 del ránking mundial. ¿Es lo que esperaban a estas alturas?
–A nivel de resultados las cosas están marchando mejor de lo esperado. Gracias a su ránking ya podemos jugar dos torneos ATP 250 en tierra después de Wimbledon y eso es un poco lo que buscábamos. Carlos está evolucionando muy rápido y el nivel de madurez que está adquiriendo nos hace ser optimistas. Tiene humildad, le pone todo el alma a lo que hace, nos escucha y tiene ganas de seguir trabajando.
–El ecosistema ha cambiado en el último año y ahora todos los focos están puestos sobre él. ¿Esto ha provocado que él haya cambiado también mucho en el último año?
–Sí. Pero a mejor. Hace un año había que estar muy encima de él. Y ahora, sin embargo, él se ha dado cuenta de que para llegar a la élite del tenis no basta con el entrenamiento de dos horas por la mañana en pista. El orden fuera de pista es básico: gimnasio, alimentación, pastillas, suplementación, vitaminas, batidos... Está evolucionando y ve las cosas mucho más claras que hace un año. Entiende mejor todo lo que se le dice.
–Solo tiene 18 años y lo escuchas hablar en la sala de prensa tras un partido y parece un veterano. ¿También lo trabajan?
–Por suerte para él, los que estamos a su lado hemos pasado antes por ahí. Y le hablamos y le contamos nuestra experiencia en el pasado. Y él no es tonto. Él escucha y se queda con las cosas. Empieza a descubrir cómo funciona el circuito profesional y nosotros vamos guiándolo. Él tiene esa capacidad innata para sentarse tras un partido delante de los periodistas y expresarse con esa calma y esa tranquilidad que tiene. Y esto tiene su importancia. Él lo sabe.
Tres años juntos
–¿La derrota en Madrid contra Rafa Nadal fue un punto de inflexión? A partir de entonces, todo empezó a mejorar. ¿Por qué? ¿Qué cambió?
–Fue un día importante para él y la emoción de jugar por primera vez contra Rafa le jugó una mala pasada. No supo adaptarse y él mismo se dio cuenta del nivel que hay arriba y de lo lejos que todavía está de esos tenistas tan grandes. Había entrenado con Rafa, pero entendió lo que cambia todo en un partido. No es fácil. Sufrió una derrota dura y sacó sus propias conclusiones de lo ocurrido. Le ayudó esa derrota.
–¿Y usted como está? En septiembre cumplirá tres años como entrenador de Carlos. Podía vivir tranquilo en su casa y dedicado a su academia. Sin embargo, apostó por él. ¿Le está mereciendo la pena el sacrificio?
–Sí. Sin duda. Han sido muchos viajes y muchos torneos júniors y challengers. Hemos picado piedra y ahora encontramos una recompensa. Quería empezar de cero con un chico joven y Carlos me ha puesto las cosas fáciles. Yo soy una persona bastante exigente y él ha cumplido con su parte. Nos hemos adaptado rápido el uno al otro, hemos ido de menos a más y el trabajo duro siempre lo ha aceptado bien. Además, se puede viajar con él y pasar mucho tiempo fuera de pista con él. Es un chico fantástico.
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