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Que Carlos Alcaraz sea un campeón con acné tiene un mérito indudable. Pero lo cierto es que para los que conocen de cerca a ... la familia Alcaraz Garfia, que el segundo de los cuatro hijos de Carlos Alcaraz González y Virginia Garfia sea hoy la gran esperanza del tenis español no ha sido una sorpresa. Porque los cuatro hermanos tuvieron una raqueta en su mano casi antes de aprender a caminar. Y a todos se les dio bien eso de pasar bolas por encima de la red.
«Mi padre jugaba con sus amigos en el Club de Campo de El Palmar y yo siempre andaba por allí, molestando en una esquinita. Se me dio bien y fui campeón regional, desde alevín a absoluto. Y subcampeón de España infantil. Siempre destaqué mucho, incluso jugué algunos torneos de la ATP y algún punto sumé. Llegué a estar el número 42 en España y con 19 años llegó el momento de dejar Murcia y partir hacia Barcelona. Ese era mi sueño, pero entonces las cosas eran diferentes. Hacía falta mucho dinero y no pude irme. Así, poco a poco me fui dejando la competición a escala internacional y nacional», cuenta el padre de Carlos Alcaraz, murciano de 49 años que ejerce de director de la escuela de tenis del Club de Campo de El Palmar desde hace más de dos décadas.
La vida le ha cambiado a su segundo hijo en los últimos meses. Y también a sus padres. «Antes estaba de lunes a viernes con nosotros en Murcia y los fines de semana iba a Villena. Ahora es al revés. Todo el confinamiento lo ha pasado allí, de hecho. Tiene una cabaña a un minuto de la pista de entrenamiento y ha estado estos meses con Pablo Carreño, quien se ha convertido en un hermano mayor para él. El tenis es un deporte muy sacrificado y si quieres llegar lejos, al final, lo tienes que abandonar todo y dedicarle las 24 horas del día», asume.
Todos destacan de Carlos, el campeón que ya asoma a sus 17 años, su calma y su mentalidad. Es un chaval sin pájaros en la cabeza. «Él tiene los pies en el suelo, va con mucha prudencia y presta atención a todo lo que le decimos. Hace caso a sus padres y a su entrenador. No alardea de nada y no mira lo de alrededor. Presta poca atención a las redes sociales y sabe cómo es el mundo del tenis. Nosotros le hemos inculcado mucho el tema de los estudios y para nada los ha descuidado. Se mueve muy bien con todo el tema 'online', desde antes de la pandemia. Hemos decidido que haga su vida en Villena y que todo esté centralizado allí, porque es lo mejor para él. Y estamos tranquilos, porque está muy bien atendido y él es muy responsable», señala Alcaraz padre.
El hermano mayor de Carlos se llama Álvaro y tiene 21 años. En un Nacional infantil tuvo «contra las cuerdas» al malagueño Alejandro Davidovich, que ha llegado a octavos de final en este Open de Estados Unidos. «Ha jugado muchísimo, pero ahora ya solo lo hace a nivel regional», dice su padre. Sergio tiene 11 años «y un nivel normal». Y el pequeño Jaime, de 9, «también le pega de maravilla y va por muy buen camino. Voy a tener que hacer muchos kilómetros con el tenis por él. Siempre digo que todos mis hijos juegan bien. Solo me ha faltado la niña para tener una saga a lo Sánchez Vicario», bromea Alcaraz padre.
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