ElPozo aborda un nuevo cambio de ciclo entre dudas y reproches

Acaba otro año con final traumático para ElPozo Murcia Costa Cálida. Y ya son unos cuantos. Lo cierto es que el equipo, después de una temporada que se puede calificar con un aprobado justito, vive estos días un infierno que se repite a la hora de las salidas, dando lo mismo si estas son por extinción de contrato o pactadas con el club.

Terminada una campaña marcada por la pandemia, sin títulos y con un primer puesto en la liga regular que a la hora de la verdad no ha servido de nada, el equipo murciano comienza a despedir a los que han sido sus jugadores y ya empieza a vislumbrarse un panorama no tan estupendo como el que el gabinete de prensa siempre intenta dibujar.

El brasileño Paradynski era uno de los que se sabía desde hacía tiempo que no iba a seguir. El club no ejerció su opción ni hubo conversación con él. Al final, el pívot brasileño aceptaba una oferta de Rusia, pese a que toda su familia quería seguir en España y él tenía la ilusión de quedarse en Murcia, después de ser el máximo anotador del equipo. Aunque profesionalmente ha competido a un buen nivel, se notaba mucho su falta de sintonía con el cuerpo técnico y las altas esferas del club charcutero. Tanto fue así que en su despedida Paradynski ya dijo que nada era como se había contado y es que él creía que iba a seguir dos o tres años más. Cuando ElPozo ató a Gadeia, se olvidó de Paradynski. Y él decidió no seguir esperando más y firmó con su nuevo equipo.

Pero si con Paradynski las cosas habían ido mal, con el capitán Miguelín el final de la relación ha sido calamitoso. El balear, como el propio club se ha hartado de decir, era un jugador importante en su historia. Puso de su parte, infiltrándose y jugándose su salud deportiva por el equipo. Forzó aunque no estaba para jugar en muchas ocasiones.

Su entrenador, Diego Giustozzi, también lo puso en los altares del compañerismo, de jefe de grupo, de creador de piñas y de arropar al grupo. Tantos halagos y tanta adulación hicieron que el capitán de ElPozo Murcia se confiase y creyese que el boceto de una temporada más se plasmaría en un papel. Las conversaciones eran inequívocas y Giustozzi lo quería sí o sí.

Pero todo empezó a cambiar cuando se supo que Taynan da Silva también llegaría a las filas murcianas y los números no salen. Para poder tener a Taynan y Gadeia hay que aligerar la nómina murciana bastante y la cuerda se cortó por el lado de Miguelín, veterano y que salía de una larga y complicada lesión.

Miguelín está dolido por el trato tan nefasto que ha recibido. Él era el jefe del vestuario y se siente engañado. Así, Giustozzi ha demostrado ser un buen hombre de club, pero un mal compañero de viaje, pues el técnico ya sabía desde hace tiempo que el balear no iba a seguir. Mientras, Álex Yepes mete cizaña desde su dorado exilio en la liga italiana.