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Max Verstappen consigue el mejor tiempo en el GP de Japón. AFP
Verstappen avisa: McLaren no puede jugar con fuego

Verstappen avisa: McLaren no puede jugar con fuego

El campeón del mundo demuestra en Suzuka que, pese a que el Red Bull no es el mejor coche de la parrilla este año, va a estar ahí para incomodar a Norris y Piastri

David Sánchez de Castro

Sábado, 5 de abril 2025, 10:00

La Fórmula 1 es un deporte de ingenieros donde compiten los pilotos. Esta máxima, usada tanto con admiración como con desdén, explica en parte por qué no es difícil anticipar los resultados de una carrera. No resulta ilógico pensar que, en este 2025, la pole del sábado y la victoria del domingo vayan a caer en manos de Lando Norris u Oscar Piastri, habida cuenta de que McLaren cuenta ahora mismo con el monoplaza dominador. Por eso, escuchar los gritos eufóricos de un Max Verstappen que antaño dominó hasta aburrir, suena hoy como una ráfaga de aire fresco.

En un Gran Premio de Japón donde pasamos del fuego en las escapatorias (literalmente) —con al menos cinco parones entre los libres y la clasificación por incendios espontáneos en la hierba reseca y falseada con pintura—, el tetracampeón del mundo demostró que es como el antagonista de una película de terror: darlo por muerto es un error fatal, porque siempre vuelve a levantarse. La pole de este sábado, lograda por apenas unas centésimas sobre Norris y Piastri, es la primera que suma desde Austria 2024, posiblemente el último Gran Premio en el que Red Bull tuvo un monoplaza dominador que no ilegal... por un quítame allá esa frenada asimétrica.

Red Bull se encuentra en una encrucijada. El cambio de pilotos les ha salido bien a medias: Tsunoda no ha mejorado demasiado las sensaciones que dejó Lawson, hasta el punto de que en clasificación el defenestrado piloto neozelandés —devaluado al equipo B— quedó irónicamente por delante del ídolo nipón ascendido al primer equipo. Y cuando ya no esperaban nada en la lucha por arriba, aparece Verstappen y demuestra que, en un circuito de los que, según el argot, es 'de manos de piloto', puede seguir brillando.

Los aficionados de McLaren no tienen por qué quemarse por lo ocurrido en Suzuka. Es muy probable que el resultado de este fin de semana, y en concreto de este sábado, no sea más que un pequeño cortafuegos en el arrasador dominio de los coches 'papaya', dispuestos a incendiar el actual statu quo de la parrilla y reducir a cenizas el reinado del neerlandés.

La peor noticia para Norris y Piastri es que sea precisamente Verstappen quien viene a meter palos a la chimenea. Obligar a luchar a dos pilotos que, en el pasado, han demostrado no tener esa llama interna de todo piloto 'campeonable', es la chispa que quizás necesitaba el aficionado para no ver apagada su pasión. Verstappen no es Russell ni el siempre dubitativo Leclerc —qué decir de Hamilton, cada vez más quemado por lo que ve y sufre en la Scuderia—, y eso puede volver a encender la motivación de los fans.

Los ardores de Sainz y Alonso

Para los intereses españoles, se sigue caminando por el desierto. A Carlos Sainz le está costando seguir el ritmo de un Alex Albon incombustible que, tras pasar de nuevo a la Q3 este sábado, se confirmó como el líder indiscutido de Williams. Al madrileño, al que le faltó una chispa para igualar o superar a su compañero en el cronómetro y que acabó sancionado por estorbar a Hamilton, le quedó el consuelo de unas mejores sensaciones, aunque algo cambiaron el domingo. Un buen resultado —y sobre todo, lograr su primera victoria parcial sobre Albon— es el combustible perfecto para que su adaptación a Williams avance con éxito.

Bien distinta es la situación de Fernando Alonso y Aston Martin. Con Lance Stroll saliendo último y con bochorno, el asturiano se tuvo que conformar con quedar en la zona media de la Q2, desde donde intentará rascar algunos puntos. Aunque su objetivo real este fin de semana no era otro que alcanzar la meta, algo que se le negó en los dos Grandes Premios anteriores. Su esperanza pasa por la llegada inminente de la ronda europea, cuando se espera que por fin aterricen las primeras evoluciones en ese Aston Martin 'acamionado' con el que se ve obligado a pelear carrera tras carrera.

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