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Pedro J Bernabeu y Jesús Nicolás
Domingo, 2 de junio 2024, 00:09
El ilusionante proyecto del presidente Eloy Moreno naufragó este sábado en la ría bilbaína. La tragedia en Lasesarre se mascó desde el principio. Sólo seis minutos les bastó a los fabriles para marcar su primer gol. Tras genial acción de Buján, Pedernales aprovechó un error de marcaje para fusilar a bocajarro la portería de Aitor Arias. El balón entró por la escuadra derecha. Nada pudo hacer el cancerbero del equipo escorpión.
Hamza era la única apuesta real del técnico Sergi Guilló para atemorizar a la contra a los pupilos de Imanol de la Sota. Pero el ex del Bilbao Athletic ya sabía qué hacer tras el dolor de cabeza que el marroquí le dio en Los Arcos. Con la máxima 'si pasa el balón, no pasa el jugador' la estrella del equipo escorpión en ataque quedó neutralizada a fuerza de patadas y agarrones, sin contemplaciones, porque hasta tres defensores cerraban el paso a todas sus incursiones.
El árbitro -de cuyo nombre no quiero acordarme- en los primeros compases parecía de silbato gualdinegro. Hasta el comentarista de À Punt, Javier Subirats, afirmó: «Estoy sorprendido. El colegiado debería haber mostrado ya tres tarjetas por entradas a Hamza». Eso sin entrar a valorar la violenta entrada que Revilla recibió de Markel en el minuto 12.
Pero lo que nadie sospechaba del árbitro en Orihuela, ni siquiera el millar de aficionados que seguían el partido desde Los Arcos: sucedió. Corría el minuto 31. Hamza, siempre sólo ante el peligro -en una de sus atrevidas internadas-, era derribado en el área local. El colegiado, sin embargo, 'miró para otro lado' y el suspiro de alivio se sintió en Lasesarre tan fuerte como los gritos de los indignación del Frente Eskorpión, con la inoportuna reprimenda del técnico a la cuarta auxiliar en la banda. Error que a Sergi Guilló le costó una tarjeta. Podría haber sido el gol del ascenso escorpión a Primera Federación.
Machacado Hamza a golpes, por fin, el árbitro no tuvo más remedio que sacar la cartulina amarilla a Bittor, quien propinó un guantazo en la cara al peligroso extremo escorpión cuando le superó en el centro del campo.
Con más pena que gloria terminó la primera mitad, sin que se vislumbrará sobre el césped un planteamiento atrevido en ataque del ilicitano Sergi Guilló. Si no se estaba jugando solamente a mantener la renta de dos goles de ida (3-1) en Los Arcos, como había asegurado el técnico ilicitano en rueda de prensa, los hechos sobre el terreno de juego evidenciaban que poco riesgo, casi nada, asumía el equipo escorpión para marcar el gol del ascenso.
Tras salir de los vestuarios: desgraciada acción. En un balón sin peligro, suelto en el área escorpión, los nervios jugaron una mala pasada. En el afán de despejar el balón, un rebote en la pierna de Mendi acabó con el esférico dentro de la portería ante la incredulidad e impotencia de Aitor Arias. La eliminatoria ya estaba igualada (3-3).
Del partido en Los Arcos poco o casi nada aprendió el equipo técnico escorpión. Porque ya allí, además de marcar un golazo desde la frontal del área, la velocidad de Endika Buján fue muy desequilibrante. Y más en Lasesarre, sin que nadie lo frenara -y con el aliento de su afición enfervorecida-, el prometedor mediocampista -como en el bando escorpión lo hacía Hamza- volvió a ser un estilete por la banda derecha.
Al ajedrez ha debido jugar poco el técnico Sergi Guilló. Porque de nada sirve adelantar otra torre, cuando Florián entró para acompañar a Revilla -dos delanteros 'tanques'- sin veloces alfiles por las bandas que les colgaran balones para rematar el balón dentro del área.
Javier Subirats, en sus comentarios en directo para la televisión pública valenciana, lo dejó meridianamente claro. Subirats, quince temporadas en Primera con el Valencia, leyenda del fútbol escorpión en la brillante campaña en Segunda División, auguró en directo el naufragio escorpión: «De nada sirve dos delanteros centros con envergadura, goleadores, sin futbolistas por las bandas que con sus centros les envíen balones».
En el minuto 91, a Dios gracias, Aitor evitó el (3-0) y forzó la prórroga de 30 minutos. Probó fortuna, y a la desesperada, Pablo Santiago, con un potente tiro desde la frontal del área. El balón iba a entrar pegado a la base del poste derecho. Pero ahí apareció una vez más, como en otras tantas ocasiones durante la temporada, la mano derecha milagrosa del cancerbero Aitor Arias.
A pesar de los repentinos calambres que en las piernas presuntamente sufrían los jugadores fabriles -tal vez en alguna ocasión para perder tiempo- con Alu dejándose la piel una vez más por el Orihuela, los gualdinegros salían al contraataque frente a los escorpiones, que intentaban acercarse al área rival.
¿De qué sirvió la confianza en la renta de dos goles en Los Arcos? ¿Para arriesgar otra vez demasiado tarde? ¿Como cuando el equipo perdía (0-2) con el Linense y se apostó ya sin remedio muy tarde por la velocidad e incursiones de Goyo?
Para muestra, un botón. ¡No son opiniones! ¡Son hechos! Necesitábamos un gol desde el principio del partido -como por desgracia este periódico advirtió con reiteración- pero ya desde el (2-0) en el minuto 62 batir la portería de Unai (sustituyó al castigado Jon Tena) era imperativo para revivir el sueño del ascenso.
Estos son los datos: minuto 105 -segunda parte de la prórroga- sale tarde al campo la velocidad y la osadía en ataque de Goyo por la banda izquierda. Otro dato: minuto 111, Goyo supera a su marcador y desde la banda lanza el balón que se estrella en un defensa, origina un saque de esquina. Y va otro detalle: minuto 113, Calllejón lanza el córner y el balón al segundo palo, donde Revilla pudo cabecear a gol, pero un defensor lo despeja de nuevo a saque de esquina. Sigo: minuto 114, Goyo conduce con su habitual velocidad el balón hasta la frontal del área y allí es derribado. Acto final: minuto 116, la falta peligrosa es lanzada por Callejón, sin fortuna, y el balón se estrella en la barrera fabril. ¿Y si lo hubiera lanzado Brian con su mágica zurda?
El fútbol escorpión perdió en Lasesarre su legendaria vitola de invicto. El Peñarol vasco probó el veneno del escorpión en Los Arcos, pero halló el antídoto gracias a la escasa osadía en ataque del joven Sergi Guilló. Hasta ayer, todos los equipos oriolanos, sin excepción, cosecharon sendos empates (1-1) en San Mamés con el equipo filial del Athletic Club que dirigía entonces Iñaki Sáez, en el estadio Ipurua con el Eibar y en Las Llanas con el histórico Sestao River.
A pesar de la decepción, el ambicioso proyecto deportivo de Eloy Moreno, gracias a sus siete refuerzos con futbolistas que llegaron en enero, ha ilusionado a la hinchada escorpión y a miles de aficionados al fútbol en toda la Vega Baja. Más de 5.000 espectadores disfrutaron en Los Arcos de la victoria (3-1) contra el Barakaldo. Pendiente la conversión del Orihuela CF en Sociedad Anónima Deportiva, llegó la hora de reflexionar sobre el futuro más inmediato de la entidad. 'Tempus fugit'.
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