El final más dramático para el Jumilla

El Jumilla no pudo mantener su plaza en el grupo IV de Segunda B. La inexperiencia en momentos claves de la temporada y la salida en el mercado invernal de futbolistas como Donovan, su gran goleador, lastró al equipo de Leonel Pontes, que pasó a mediados de la temporada de soñar con el 'playoff' a meterse, de lleno, en la lucha por la permanencia en el tramo final de la temporada. Los fallos defensivos y la falta de gol en los últimos partidos de la competición condenaron al equipo vinícola, que la próxima campaña deberá competir en el grupo XIII e intentar de nuevo el asalto al tercer escalón del fútbol español.

Llegó al Stadium Gal con un empate a dos en la ida que le hacía albergar esperanzas, aunque necesitaba solidez en su juego. En el primer cuarto de hora la igualdad fue la nota predominante, aunque las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. Hasta que llegó una falta ejecutada por Manolo y Ryan Leak no acertó a rematar cuando tenía todo de cara. El Real Unión contestó con un remate de Galán que se fue alto tras un centro de Estrada. La tensión se dejaba notar en los dos equipos, aunque era el Jumilla el que necesitaba el gol para soñar con la permanencia. Manu Miquel se sacó un centro desde la derecha, pero no encontró rematador.

El choque parecía igualado, hasta que a dos minutos del descanso Alain Eizmendi adelantó a los locales aprovechando un rechace dentro del área. Para colmo, antes del descanso Migue Marín veía la tercera tarjeta amarilla para los blanquiazules, ya que antes la habían visto Mario Marín y Gregori. El equipo de Leonel Pontes arrancó la segunda parte con todos los condicionantes en contra y obligado a hacer dos goles para sobrevivir en la Segunda B. El técnico portugués del Jumilla no tuvo más remedio que poner toda la carne en el asador y meter en el terreno de juego a Diegito y Bouba, dos futbolistas de marcado carácter ofensivo y que en otros partidos de esta temporada se convirtieron en un revulsivo para Pontes, que necesitaba marcar un gol.

Pero las ocasiones, cuando llegaban, eran para el Real Unión de Irún, que tenía todo controlado. Orbegozo, que había entrado de refresco en la fase final, hizo trabajar a Iván Martínez, aunque dos minutos más tarde un penalti en contra del Jumilla terminó de sentenciar la eliminatoria. Orbegozo hizo el 2-0 y aunque el equipo murciano seguía necesitando dos goles para, al menos, forzar la prórroga, se fue diluyendo hacia un triste final que da carpetazo a una temporada cruel que arrancó cargada de ilusión y que acaba de la peor forma posible.