UN COMBATE IMPREVISTO
Toquen y vayan ·
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Toquen y vayan ·
El Yeclano disfruta hasta cuando pierde y esa es su principal arma para luchar por todo con un Efesé desconcertanteDías raros estos primeros de 2020 para los cuatro equipos de la Región que compiten en Segunda B. Fechas en las que -caprichos de Luis Rubiales- los fines de semana tenemos Copa del Rey y los miércoles nos toca Liga. El mundo al revés. Si ... hablamos de lo primero, en el torneo del KO todos cayeron. Estaba en las quinielas, por más que el Cartagena se quedara a cinco segundos de eliminar al Girona y que el UCAM asustara durante un rato largo al Mirandés. Luchó como siempre el Yeclano ante un Elche de otro mundo. Y solo el Real Murcia se olvidó de competir y permitió que el Leganés se paseara en la Nueva Condomina. No me acostumbro a lo de Enrique Roca, lo siento. Tampoco a lo de Reale Arena (Anoeta) o La Cerámica (El Madrigal). Cosas de la edad.
Curiosamente, el que tiró la Copa fue el que mejor respondió cuatro días más tarde en la Liga. El resultado le dio la razón a Adrián Hernández, técnico grana. Mal contra el Leganés y bien contra el Cádiz B. Como lo que importa es lo segundo, el debate se termina aquí. En el UCAM, por su parte, ha terminado sucediendo lo que estaba cantado desde hace tiempo. La apuesta de la familia Mendoza por Miguel Rivera significaba darle la vuelta a todo el proyecto, ya que su perfil era completamente antagónico al de Rubén Albés. Uno, lo viejo. Otro, lo moderno. Ni aquello ni esto. El vestuario, acomodado y poco comprometido, le hizo la cruz a Rivera y al final ha pasado lo de toda la vida. El veterano entrenador malagueño ha terminado en el cadalso. Y que la rueda siga girando. Que pase el siguiente, que será el tercer entrenador en una temporada que es ya un fracaso absoluto para el conjunto universitario.
En las antípodas de ese desastre está el Yeclano Deportivo, disfrutando con los mejores momentos de su historia. Me emocioné viendo el recibimiento de la afición azulgrana a sus jugadores en el partido ante el Elche, cantando esa canción del abuelo que pone la piel de gallina incluso a los que creen que el fútbol es un deporte en el que 22 tíos en pantalón corto corren detrás de un balón.
La atmósfera que rodea al club de Yecla es hermosa y especial. En La Constitución ya se disfruta hasta cuando los de Sandroni pierden y esa es su principal arma para luchar por todo con el Cartagena, el Badajoz, el Marbella y el Córdoba. Porque no tengo la menor duda de que los del Altiplano van a pelear por la primera plaza en esta segunda vuelta que acaba de empezar. Seguro.
Vamos a vivir un combate inesperado, sobre todo porque el Efesé ha perdido en las últimas semanas la fiabilidad que tuvo. Es un líder desconcertante, al que ahora le hacen gol en cada partido y que sufre muchísimo para defender acciones de estrategia y centros laterales. El muro de Marc Martínez cayó y no será sencillo volver a levantar uno. Necesita seguridad el equipo albinegro y, por eso, es imprescindible que Borja Jiménez evite experimentos como el de Badajoz en futuras citas.
El personaje
Pudo haber sido muy grande, quién sabe si incluso más que su padre. Cuando, junto a Bojan Krkic y David De Gea, Dani Aquino Pintos (Murcia, 29 años) fue la estrella de la selección española sub-17 que se quedó a las puertas de ganar el Mundial de Corea de 2007, todos creíamos que la carrera del hijo de Daniel Toribio Aquino, histórico goleador del Murcia y del Albacete en los años 90, superaría a la del padre. Error. Todavía no sabemos el motivo real de su declive, pero el chico fue perdiendo fuelle. Muy rápido. Así, fue incapaz de llegar a Primera y ni siquiera pudo consolidarse en Segunda, ni en su tierra ni en el Numancia. En Murcia, cuando era joven, nunca terminó de centrarse. En Soria, ya más maduro, le faltaron goles.
Aquino, tras recuperarse en el Racing de Santander y un regreso tan efímero como brillante al Real Murcia, siempre en Segunda B, probó suerte en Polonia, donde el campeón Piast Gliwice le abrió hace un año una puerta que ya parecía cerrada. Tampoco lo ha conseguido allí. Se lesionó y después nunca tuvo continuidad. Al final, Dani Aquino, impaciente por naturaleza aunque ya no sea un niño, ha tirado la toalla y ha regresado a España.
Se especuló con la posibilidad -falsa- de que firmara por el Cartagena. Imposible. Ni se le pasó por la cabeza a él, murcianista de cuna. Ni se lo planteó Paco Belmonte. Su agente lo ofreció a toda la Segunda B y ha terminado firmando por el club que más le paga, un Badajoz que confía en él para que haga los goles del ascenso. Es otro giro inesperado en su carrera. No será el último.
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