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La fiscal contra Rubiales': «No les preocupaba Jenni Hermoso, sino salvar su chiringuito»

La fiscal contra Rubiales': «No les preocupaba Jenni Hermoso, sino salvar su chiringuito»

Mantiene las penas de cárcel a los cuatro encausados por agresión sexual y coacciones tras escuchar los testimonios exculpatorios de Vilda, Luque y Rivera, quien ve «alucinante» su juicio

Miércoles, 12 de febrero 2025, 08:51

El juicio a Luis Rubiales quedará este jueves visto para sentencia con los informes finales de las partes y el turno de la última palabra. Pero antes, este miércoles han declarado el resto de acusados, quienes han rechazado que coaccionaran a Jennifer Hermoso o a su entorno para que cambiara su versión sobre el beso del expresidente de la Federación Española de Fútbol (FEF) tras la final del Mundial de 2023. Una negativa que ha sido rebatida por las conclusiones de la Fiscalía, que ha mantenido su petición de penas con un argumento muy gráfico. «¿Me quieren decir que les preocupaba mucho esta señora? Le preocupaba salvar su chiringuito. Eso es lo que les preocupaba. Y a las pruebas me remito», zanjó la teniente fiscal de la Audiencia Nacional Marta Durántez en un duro alegato acusatorio.

El primero de los tres acusados en comparecer -Rubiales ya lo hizo el martes- fue Jorge Vilda. El entonces seleccionador absoluto del combinado femenino declaró que no presenció el beso, aunque después sí que escuchó «comentarios» al respecto. «Conozco a Hermoso desde hace muchos años. No noté que ella estuviera rara, pero es verdad que estaba muy pendiente del pronóstico de mi hija, que estaba ingresada en el hospital» por un ataque de apendicitis, explicó.

Vilda, madrileño de 43 años y actual entrenador de la selección femenina de Marruecos, sí precisó que en el autobús de camino al aeropuerto «había mucho jolgorio» por la celebración y que en ese momento fue Rubiales quien le comentó lo sucedido en la entrega de medallas. Ya en el avión de regreso a España, señaló que en las primeras horas «descansamos un poco» y entonces empezó a ver noticias sobre la «bola mediática» que se estaba creando en torno al beso.

El acusado, que se enfrenta a un año y medio de prisión e inhabilitación por el mismo periodo para entrenar, admitió también que escuchó conversaciones en las que estaban «Luis Rubiales, Rafael del Amo (directivo de la FEF), Chema Simón (jefe de gabinete del presidente), Pablo García Cuervo (jefe del departamento de comunicación), en ocasiones Javier Matallanas (departamento de prensa)... en las que se hablaba de buscar un consenso, un comunicado, un vídeo, pero nada específico». «Daban vueltas sin saber qué hacer para pararlo», subrayó.

«Se estaba dando mucha más importancia a algo que había pasado y se estaba restando importancia a la celebración, pero en ningún caso presencié la presión que se estaba ejerciendo sobre ella», declaró para negar las presuntas coacciones.

«Pedí al hermano que normalizáramos la situación»

Sobre por qué descartó tratar este asunto con la futbolista, Vilda confesó que «no vi oportuno hablar con Jenni», aunque reconoció que «después de haberla escuchado en el juicio igual le tendría que haber preguntado cómo estaba». «En ese momento no quería importunarla, estaba con sus compañeras, en su celebración», justificó el acusado, que reconoció que no ha vuelto a hablar con Hermoso desde el Mundial. «Lo que todo el mundo veía y sentía era alegría, jolgorio, celebración...a nadie se le encendió una luz de alarma», explicó.

Además, Vilda tocó el asunto más sensible del escrito de acusación de la Fiscalía: los «cinco minutos» de conversación con la familia de Jenni Hermoso en el avión y su petición para que grabara un vídeo con Rubiales en la escala de Doha. «Fui a hablar con su hermano, preocupado por ella, por lo que podía suponer la presión mediática y le pedí buscar una fórmula para normalizar la situación pensando en el futuro, en la celebración y en mi selección. Le dije de hacer algún tipo de comunicado», admitió.

«En ningún caso me pidió Rubiales que hablara con él, fue una idea mía. Además, el hermano tildó el beso de anecdótico y de algo sin importancia cuando charlamos. Es falso que yo le pidiera que hablara con ella. No le avisé de las consecuencias personales y profesionales para Jennifer (si no grababa el vídeo)», argumentó el entrenador para neutralizar la versión incriminatoria de Rafael Hermoso, testigo de referencia en el juicio.

Albert Luque, durante su declaración RC

«Todo se estaba magnificando»

Tras el interrogatorio a Vilda declaró Albert Luque, exdirector de la selección masculina de la federación. El exfutbolista catalán de 46 años sólo contestó a las preguntas de las defensas, a las que aseguró que Jennifer Hermoso y él eran «muy amigos desde hace años». Luque contó que no fue al Mundial de Australia y Nueva Zelanda, pero sí al viaje a Ibiza para la celebración y quiso interesarse por Jennifer, pero como no recibía sus mensajes se acercó al hotel. «Le escribí diciendo que estaba abajo por si quería hablar, pero me dijo que no quería hablar con nadie y que gracias por interesarme», señaló.

En su lugar el acusado se citó con Ana Ecube, una amiga de la jugadora que viajó con ella a la isla y que ha testificado en la vista oral. «Yo al final estaba en medio de dos amigos, Jennifer Hermoso y Luis Rubiales. Me dijo que ella solo quería disfrutar del momento y me sentó mal que no me recibiera con la cantidad de favores que le había hecho», explicó. Luque sí reconoció que se dio cuenta de que «todo se estaba magnificando» y lamentó los «desafortunados» mensajes de móvil que le envió a Ecube reprochando la posición inmovilista de la futbolista. Uno de los indicios documentales más claros de las coacciones para la Fiscalía.

«Si querían bikinis, bikinis; si querían ostras, ostras...»

Por último compareció Rubén Rivera. El otro cargo de la FEF acusado de coaccionar a la jugadora solo contestó también a las defensas. Manifestó que no se enteró de la polémica «porque me puse a trabajar desde el avión» en la fiesta de la celebración hasta que una persona, «un patrocinador», le enseñó la imagen del beso por una fotografía viral entre Iker Casillas y Sara Carbonero, emulando esta polémica.

Rivera aseguró que «nunca» recibió una llamada para desactivar la polémica del beso en Ibiza y al ser preguntado sobre su presencia allí explicó que él era el único representante de la federación y el organizador de la estancia. «Es alucinante que yo esté aquí porque alguien está diciendo que ese viaje lo pagó la federación, cuando no fue así. Mis funciones eran todas. En Ibiza yo era José Luis López Vázquez en la película 'Atraco a las tres': era admirador, amigo, esclavo, siervo...si querían bikinis, bikinis; si querían ostras, ostras», comentó el acusado con cierto tono de suficiencia.

«Que algo tan inocuo como pasar a alguien un teléfono esté aquí sentado (en el banquillo) es como un 'thriller'. No presioné a Jennifer para que hablara con la federación. Además, pruebas y datos matan el relato», incidió Rivera, al que el juez le requirió que se centrara. «No se traiga un rollo preparado porque las consecuencias pueden ser graves», le avisó.

«Fue un beso de su superior»

En su informe final de conclusiones, la teniente fiscal Marta Durántez reclamó condenar a Rubiales a dos años y medio de prisión al considerar que «el beso que le dio en la boca» a Jennifer Hermoso «fue no consentido» y destacando cómo «una simple jugadora» tuvo que enfrentarse a un dirigente «que mandaba todo». Para el resto de acusados mantuvo un año y medio de cárcel por las coacciones.

La fiscal consideró que, «aprovechando la situación de poder absoluto» de Rubiales en la federación, «se aplicó una auténtica omertà, porque allí nadie hablaba, nadie podía hablar, nadie podía contradecir». «Si él se caía, se caían los demás. Todos los acusados hoy no forman parte de la federación», apostilló.

Según la acusadora pública, Hermoso es «una simple jugadora enfrentada contra toda una federación de fútbol». «Con un poder que ya hemos visto en el juicio que tenía y con un presidente que no es que mandara mucho: es que mandaba todo. Si hubiera cedido no habría represalias y el posible trato de favor», sostuvo.

También apuntaló la versión de Hermoso con las que también han ofrecido sus compañeras de la selección, el entorno más cercano de la jugadora, dos empleadas de la federación y un ex alto cargo. Del mismo modo, reconoció que ella misma le advirtió antes de que el incidente llegase a la Audiencia Nacional de que se iba a poner «en tela de juicio su declaración», que iban a llamarla mentirosa y que iba a recibir «todo tipo de insultos» por un hecho, incidió, que «se produjo públicamente y que vio todo el mundo». «La humillación para la víctima es mayor cuando ese acto, encima lo tiene que presenciar el mundo entero. Pero es que además se trataba de su superior. Sí, sí, su superior», destacó.

A su juicio, la denuncia finalmente tuvo consecuencias por parte de la sucesora de Vilda, Montse Tomé, al no convocar a Hermoso tras el beso y después del Mundial. Tras casi dos horas de informe, Durántez terminó su alegato recordando al juez que «su deber es no apartarse de lo que dice la jurisprudencia». «Como decía un genio, porque evidentemente estas palabras no pueden ser mías: 'Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio», concluyó, parafraseando a Joan Manuel Serrat.

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