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La paciencia es un bien escaso en el mundo del fútbol, aunque si se trata del fútbol murciano, lo es aún más. Y si no, que se lo digan a los entrenadores que arrancaron la temporada en los banquillos de los equipos de la Región que militan en el grupo IV de Segunda B, que tras catorce jornadas ya han engrosado, en su mayoría, las listas del paro. Al contrario que otros clubes que militan en la misma categoría, los dirigentes murcianos se han puesto más nervisosos de lo habitual esta temporada y han fulminado a los técnicos que eligieron para comandar sus proyectos el pasado verano.
El primero en caer fue Manolo Sanlúcar, que duró solo siete jornadas, en las que sumó siete puntos. Tras dos semanas en las que Basadre se dedicó a recuperar a los jugadores granas en el apartado físico y mental, llegó Salmerón, que dos años atrás llevó al UCAM a Segunda.
Si el 2 de octubre fue destituido Sanlúcar, el 10 del mismo mes fue Ángel Cuéllar, entrenador del Jumilla, el que se fue a la calle. Pese a contar con una bagaje brillante como jugador en el Betis y el Barcelona, entre otros, el exentrenador jumillano se equivocó de librillo en el Altiplano e intentó hacer un fútbol de tiralíneas sin tener los mimbres necesarios. El saldo final de Cuéllar fue de cero victorias en ocho jornadas, inasumible para un equipo que ahora toma oxígeno con Pato, su relevo, más conocedor del grupo IV.
Curiosamente Manuel Palomeque, técnico del Lorca hasta el pasado 5 de noviembre, fue de los técnicos murcianos el primero que estuvo en la diana, aunque finalmente aguantó hasta el 5 de noviembre. No consiguió su primera victoria hasta el 22 de octubre en Mérida, y cuando parecía que su equipo comenzaba a latir, encajó un contundente 0-6 ante el Córdoba B y dos semanas más tarde un 2-4 ante el San Fernando, que le costó el puesto. El último en caer ha sido Planagumà, que deja al UCAM a un punto del 'playoff'.
En otras regiones los directivos no tienen el gatillo tan rápido como en Murcia. La única excepción tiene lugar en Alicante. De hecho, los tres representantes de esta provincia en Segunda B han cambiado de técnico. El primero fue el Alcoyano, que fulminó a Toni Aparicio en la jornada 5. En su lugar llegó José Emilio Galiana, técnico que dirigió al Lorca Deportiva en la pretemporada y que fue destituido antes de arrancar la Liga. Galiana, que ascendió al equipo lorquino, suma cuatro victorias en los últimos cinco partidos con el Alcoyano.
El siguiente en caer fue Gustavo Siviero en el Hércules, que se fue a la calle el 15 de octubre. El extécnico grana fue sustituido por Claudio Barragán, que entonces negociaba con el Murcia. Ha sumado tres victorias y dos empates en las últimas cinco jornadas, alcanzando ya los puestos de 'playoff' en el grupo III. El último de los alicantinos en cambiar ha sido el Elche, que también ha prescindido de los servicios del exgrana Vicente Mir, que había cosechado solo una derrota en los últimos cuatro partidos. Para sustituirlo suena el también exgrana José González, aunque de momento se ha hecho cargo del equipo franjiverde José Luis Acciari, que asume el cargo de forma interina.
La forma de actuar de los equipos murcianos y alicantinos esta temporada difiere mucho de la de otros candidatos al ascenso, en otros grupos, que han mantenido a sus entrenadores pese a los malos resultados. Uno de los casos más claros es el de Carlos Terrazas en la Ponferradina, que aspira al ascenso y ocupa puestos de descenso en el grupo II. O el Castilla de Solari, que ya remonta el vuelo.
El manchego Alberto Monteagudo sigue al frente del banquillo del Efesé, uno de los más eléctricos del grupo IV en los últimos cursos, después de casi dos años. Llegó en febrero de 2016 para sustituir a Víctor Fernández, aunque no logró meter al equipo albinegro en el 'playoff' de ascenso en su primer año de servicio. La pasada campaña fue líder durante varias jornadas, pero llegó a la fase final de la Liga sin fuerzas y cayó en la segunda ronda de las eliminatorias de ascenso. Este año, tras catorce jornadas, no es líder por un gol. Aun así, tiene muchos detractores en el estadio Cartagonova.
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