Volver a entrenar, el mejor regalo para Meira

En cuatro días, Guilherme Meira (Sao Paulo, Brasil) cumplirá 26 años. Y completar una sesión de trabajo es el mejor regalo que podía recibir un jugador que, por culpa de una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, aún no se ha estrenado como rojiblanco. El 21 de mayo, ante ElPozo Murcia, es la fecha elegida para su vuelta a la competición.

Fue en el primer entrenamiento como melonero cuando, con mala fortuna, el pie de Meira se quedó enganchado en el parqué del Palacio. «Lo único que me dio tiempo a hacer fue ir al gimnasio por la mañana», recuerda el cierre a LA VERDAD. «Estaba contento de poder disfrutar de la mejor liga del mundo. No esperaba llegar este año a España. En mi plan estaba aterrizar aquí en dos o tres temporadas. Pero en mi cumpleaños del año pasado Duda me llamó y me habló del interés», relata a renglón seguido. «Luego llegué y pasó lo de la rodilla. Cuando me acuerdo...», suspira Meira mientras señala el lugar del accidente. «Fue muy triste», apunta el brasileño.

Entre seis y ocho horas, de lunes a sábado, le ha dedicado Meira a recuperar su maltrecha articulación, una rodilla que ya se lesionó en el 2018. La experiencia, confiesa, le ha servido para mantenerse optimista durante estos largos siete meses que ha durado su puesta a punto. No obstante, haber atravesado ya por una situación similar no le evitó sentir «muchísimo dolor» en el proceso.

Su día empezaba a las 7 y media de la mañana, cuando se ponía en las manos de Fran Abellán, fisioterapeuta del equipo y experto en estas lesiones. «El factor psicológico es clave. De Meira me quedo con su actitud, siempre positiva», dice el especialista que le ha acompañado en todo momento. Terminaba a las dos de la tarde, tras infinitas sesiones de masajes, gimnasio y de piscina, donde también pasó parte de su tiempo. Y así día tras día hasta regresar a una pista que pronto le verá volver. «Es un currante», remata Abellán.

Por las tardes, sin embargo, reposaba e intentaba evadirse de una lesión que le cayó como un jarro de agua fría. Y ahí Luçao, excompañero en el Corinthians, y los hijos de Simi Saiottí, con los que «pasé mucho tiempo jugando», fueron esenciales para «olvidar las cosas de la pista», cuenta el jugador.

«Se le ve con confianza a la hora de meter el pie y de disputar el balón. Pero claro, está falto de ritmo y de entender tácticamente el juego. Aún así, estoy contento y seguro de que nos ayudará en este final de temporada», comenta Duda, entrenador del equipo.

«Voy a estar peleando los 40 minutos. Quiero darle tranquilidad a los compañeros, que sepan que si el balón pasa estoy yo ahí para ayudar. Aunque tenga que salir sangrando», dice Meira sonriendo. En un mes estará sobre el rectángulo de juego. Y buscará demostrar, «con más ganas que antes», por qué llegó a Cartagena.

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