El caos de la Copa del Rey y de la Reina de fútbol sala en Cartagena

Un doblete histórico para el fútbol sala en la ciudad apenado por la eliminación del Jimbee Cartagena a un paso de esa Final Four en la que ejercía como local. Todo estaba encaminado para que la afición disfrutara de dos torneos de primer nivel en el mejor recinto posible. Hasta que el pasado 7 de marzo llegó un mazazo inesperado para propios y extraños. Contra todo pronóstico, la Federación confirmó que tanto la Copa del Rey como la de la Reina se disputarían en el Wssell de Guimbarda, el histórico pabellón central de la ciudad, la Bombonera. La noticia dejó a todos atónitos. Con apenas 2.000 localidades y sin haber recibido ni una sola remodelación integral en décadas, el viejo pabellón, aunque símbolo del deporte cartagenero, no parecía la mejor opción para albergar un evento de tal magnitud.

Los clubes implicados tampoco daban crédito. Jaén Paraíso Interior, Movistar Inter, Palma Futsal y Peñíscola, los cuatro semifinalistas de la Copa del Rey, pusieron el grito en el cielo. No solo por el aforo, que limitaba drásticamente la asistencia de sus aficiones, sino por las condiciones generales del recinto existiendo otro de mayor calidad. La presión no tardó en hacerse notar y, en cuestión de días, la Federación se vio obligada a dar marcha atrás. El 12 de marzo, apenas cinco días después de anunciar la Bombonera como sede, la RFEF rectificó y trasladó la Copa del Rey al Palacio de los Deportes. Pero el comunicado solo mencionaba el torneo masculino, dejando en el aire la Copa de la Reina, que seguía programada en el Wssell de Guimbarda.

El enredo no había terminado. Mantener la competición femenina en el pabellón pequeño mientras la masculina se trasladaba al grande levantó una nueva ola de críticas e incredulidad. La diferencia de trato entre ambos torneos generó un debate que la Federación no pudo sostener. Horas después del primer comunicado, la RFEF se retractó por segunda vez en el mismo día y confirmó que la Copa de la Reina también se jugaría en el Palacio. Una odisea.

La historia se cerraba ahí para la Federación, pero no para Cartagena. Porque el cambio de sede, aunque solucionaba el problema del fútbol sala, abría otro frente en la ciudad: ¿qué pasaba con el Cebé? El 3 de mayo, en plena disputa de la Copa de la Reina (2-4 de mayo), los de Jordi Juste deben jugar en el Palacio ante el Oviedo. Perder el derecho a jugar en su pabellón, o verse obligado a cambiar de sede, supondría un perjuicio deportivo importante.

Desde que se anunció el cambio de sede, nadie ha dado una respuesta clara sobre qué ocurrirá con ese partido. Según ha podido conocer LA VERDAD, Ni la Federación, ni la Dirección General de Deportes de la Región de Murcia, ni el Ayuntamiento de Cartagena han comunicado nada al Cebé. El club albinegro tiene claro que no jugará fuera de su ciudad y el problema no es menor. En la recta final de la temporada, perder el factor cancha puede ser decisivo. Jugar en el Pabellón Central dicho encuentro no sería posible dado que la propia competición exige unos mínimos de acondicionamiento que no cumple la antigua casa del deporte cartagenero.

La historia de la Bombonera y su fugaz protagonismo en la Copa del Rey y de la Reina quedará como una muestra más de la falta de planificación con la que se toman muchas decisiones en el deporte español. Pero en Cartagena, la incertidumbre sigue siendo real. Mientras la Federación y el Ayuntamiento guardan silencio, el Cebé espera. Con la Copa del Rey aparentemente asentada, los interrogantes se abren entorno a esta controversia entre el choque liguero del Cebé y la celebración de la Copa de la Reina, y por ahora, nadie tiene la respuesta.