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Las locales celebran un punto, anoche en El Algar. J. M. RODRÍGUEZ / AGM
El Algar Surmenor tumba al Barça (3-2) y sigue en su nube
Voleibol

El Algar Surmenor tumba al Barça (3-2) y sigue en su nube

La capitana Miriam López festeja con el presidente Juan Sáez la remontada en el estreno liguero en casa, con un público que enloqueció en el 'tie-break'

RUBÉN SERRANO

EL ALGAR

Martes, 12 de noviembre 2019, 19:03

Solo la capitana del Algar Surmenor, Miriam López, y su presidente, Juan Sáez, saben lo que han tenido que pasar durante estos años en las categorías inferiores del voleibol femenino. Así se podría entender por qué ella, y muchas otras jugadoras, no pudieron contener las lágrimas de alegría y se abrazaron cuando el equipo consumó otra remontada de aúpa, anoche, en el estreno liguero en casa contra el Barcelona (3-2). El pabellón escolar algareño, lleno absoluto en su jornada más especial, enloqueció cuando las locales anotaron el punto definitivo en el 'tie-break'. Dos jornadas y dos victorias para el club más modesto, con el presupuesto más bajo de todos, en la élite.

No era para menos lo de festejarlo por todo lo alto. El pabellón se vestía de gala en una cita para la historia y muchos vecinos (algareños y de localidades cercanas) acudieron por primera vez a ver un partido de las chicas entrenadas por Andre Collin. «Vivimos en Los Alcázares y jamás habíamos visto un ambiente igual», comentaron Juan Carlos Marín y Cándido Alcaraz. Se llenaron las 300 butacas y la pasarela de arriba, donde se apoyaron otras 200 personas. Eso tenía preocupado a Sáez. Él vio el partido desde un fondo, sin moverse ni casi pestañear, y tenía los ojos brillantes al final. Fue una noche especial.

El Algar Surmenor se adelantó en el primer juego, pero el Barcelona, vigente subcampeón pero plagado de gente de la casa y a la espera de recibir el tránsfer de las extranjeras Florencia y Flavia, alargó al máximo el encuentro, hasta las casi dos horas. Lo llevó al 'tie-break'. Collin, muy serio e intenso, explotó en el punto final: todo parecía perdido, con el 10-12 abajo, pero las Devon, Belcher y compañía se vinieron arriba.

Especialmente nervioso estuvo el segundo de Collin, Chema Martínez, que no dejó de animar a las chicas e incluso mordió una pelota cuando las cosas no iban bien. La grada terminó haciendo la ola, y la veterana Rosa María Angosto, que desde hace un lustro gestiona la cafetería del pabellón y también despachó los abonos, no daba crédito: «He vendido en un tiempo récord todas las empanadillas y napolitanas. También he vendido una docena de abonos. Hay gente que ha venido por primera vez, ha sacado su entrada y, en función del resultado, se sacaban el carné», contó. Un final feliz para todos.

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