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De las quince fichas con que el Unicaja se presenta a la temporada 2023-24, trece ya estaban el año pasado en la entidad malagueña. ... Es decir, que, con solo las continuidades, le da para hacer un equipo entero y aún le sobra. Solo son novedades Kameron Taylor e Ilimane Diop. Y ambas llegan a la fuerza. Taylor fue la inmediata solución a la salida de Darío Brizuela y Diop actúa como temporero ocupando la plaza de Yankuba Sima en tal que este se recupera. Un Sima que, por cierto, llegó tras la grave lesión de Augusto Lima, que sigue sin estar listo y no tendrá en esta Supercopa su debut en Murcia después de su tercera etapa en el UCAM.
En este Unicaja, el más célebre de su historia reciente, el recuerdo murciano se extiende a su banquillo. El líder de la nave continúa siendo Ibon Navarro, que tiene como principal asistente a Alberto Miranda, mano derecha Murcia en su día de Quintana, Katsikaris, el propio Navarro, Juárez y Alonso.
Y es que, cuando algo funciona bien, mejor no tocarlo, han debido pensar en Málaga, donde la temporada pasada se puso fin a unos últimos años con más decepciones que alegrías. Ibon Navarro, renovado en el verano de 2022 después de llegar mediada la temporada a la Costa del Sol, encontró en un equipo hecho a su medida la llave para volver a hacer de Málaga una ciudad de baloncesto, llenar las gradas de un Carpena entregado como no lo hacía desde la época de los Cabezas, Berni y Garbajosa, y volver a colocar un título en las vitrinas del club malagueño.
Porque, si algo lleva al Unicaja este fin de semana a Murcia es su condición de campeón de la Copa del Rey, una que conquistó recorriendo un espinoso camino en el que se impuso a los grandes favoritos, Barça y Real Madrid, en cuartos y semifinales respectivamente, para hacer el más difícil todavía y ofrecer, junto al Tenerife, la primera final sin culés ni merengues desde 2009.
Tyson Carter, cedido en aquel momento por el Zenit ruso, y ya propiedad del Unicaja, fue MVP del torneo como lo podrían haber sido otros miembros del equipo verde y morado que, a lo largo y ancho de la temporada, tuvieron la oportunidad de brillar con luz propia, y como si estuviesen pasándose el testigo en una carrera de relevos orquestada por Navarro.
Título, el copero, que no tuvo continuidad en la Champions League, que para su 'Final Four' el Unicaja hizo de anfitrión, perdiendo sus dos partidos. Lunar minimizado por una Copa imborrable y un brillante final de temporada en que alcanzó las semifinales después de superar en cuartos de final al Tenerife, con el factor cancha en contra.
El Unicaja engancha. No solo por las ganas que tenía el baloncesto español de recuperar la ciudad de Málaga. Tampoco solamente por su apuesta por el colectivo y la continuidad. No por hacer del Carpena una fiesta cada dos fines de semana. Aparte de por todo eso, también porque el Unicaja mola. Vende entradas. Sube audiencias. Se viraliza en las redes sociales.
La temporada pasada, el Unicaja fue el equipo que más balones recuperó y el tercero que más faltas hizo. Una pesadilla defensiva antesala del ciclón ofensivo que fue el equipo con más puntos al contraataque. Correr garantiza puntos fáciles y un porcentaje alto de acierto. Pero, en estático, la pizarra de Ibon Navarro hizo del Unicaja el tercer equipo más efectivo tirando de dos y tres puntos.
Sobrados argumentos para depositar la confianza en un bloque ya histórico en Málaga, un grupo que transmite unión. Para terminar de hacer la tormenta perfecta al estado del baloncesto en esta ciudad fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C., no podía faltar el toque de identidad.
Ese lo pone Alberto Díaz. El internacional español es la cara de la afición y, su historia, la que emociona e inspira a los jóvenes baloncestistas malagueños, pues es la de un 'currante' que se ha ganado llegar hasta lo más alto a base de trabajo. Considerado uno de los mejores defensores exteriores de Europa, el MVP de la final de la EuroCup de 2017 se las ha visto de todos los colores en Málaga.
Ahora, su mejor momento personal coincide con el de su club, uno por el que ha renovado hasta 2028 cuando ya suma 403 partidos con el primer equipo. Llegado en infantiles, solo salió un año y medio para foguearse en Bilbao y Fuenlabrada, y esta temporada superará a Carlos Suárez como tercer jugador en vestirse más veces de cajista. Por delante, dos ex del UCAM. El año que viene amenazará los 505 de Carlos Cabezas y, antes de terminar su contrato, podrá haber hecho lo mismo con los 683 de Berni Rodríguez.
Muchos son los nombres propios de un Unicaja que representa el éxito del grupo. Díaz es ya parte del escudo, Kalinoski y Carter sus francotiradores, Thomas la veteranía, Barreiro y Djedovic la polivalencia, Ejim el músculo que no puede faltar en un equipo de Ibon Navarro, Osetkowski el carisma y Kravish la intendencia bajo tableros.
Pero, en estado de gracia, no hay nadie más desequilibrante que Kendrick Perry. El base americano, naturalizado montenegrino y compañero de Radovic en la selección, es el líder sobre la cancha y fuera de ella, como demostró el año pasado liderando una iniciativa para hacer camisetas con la cara de su entrenador en un santo. Poseedor de las que pueden ser las mejores piernas de la Liga Endesa, su capacidad atlética es incontenible y, con él, el espectáculo está más que garantizado en Murcia.
Entrenó al UCAM en la temporada 2017-18 y brindó a la entidad uno de sus momentos más memorables, el de la 'Final Four' de Champions League en Atenas. Meses antes, solo la condición de anfitrión de un Gran Canaria por detrás de los murcianos evitó hacer de la de 2018 la primera participación por méritos deportivos en una Copa bajo el formato actual.
Sin embargo, el verano siguiente Navarro prefirió el proyecto de un Andorra al alza y al que terminó de hacer grande antes de ser destituido mediada la temporada 2021-22, con el equipo en un descenso del que no se libró con este ya en Málaga, donde el técnico vasco ha encontrado su reivindicación. La pasada Copa le catapultó a sus mayores cotas de popularidad y reconocimiento, con una pizarra exquisita, y conquistó al baloncesto español por su propuesta de baloncesto de alta generosidad.
El Unicaja es partícipe de la Supercopa como campeón de la pasada Copa del Rey, una de las más vibrantes que se recuerdan. Y, para defender título, en 2024 Málaga será la sede de este torneo al que el UCAM ansía volver. Ya saben lo que es ganar al Barça y el Madrid para hacerse con un título y, si ganan a los de Sito Alonso en cuartos, uno de ellos será su rival en un momento prematuro de la temporada y al que nadie llega con la maquinaria más engrasada que un equipo en el que continúan trece jugadores.
Después de la Supercopa, revalidar Copa en Málaga no será un imposible. Y, que por nadie pase, que en la continuidad también se esconde el objetivo de saldar cuentas pendientes con la Champions League, siguiente parada del viaje. El último título en juego de la temporada será la Liga Endesa, que ya ganó en 2006. ¿Alguien se atreve a descartar a este Unicaja?
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