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El 11 de marzo de 2020 con la última representación de ballet en el Teatro Romea, Giselle del San Petersburgo Festival Ballet, se apagaron las ... luces, bajaron telones, y las artes escénicas quedaron confinadas con inquietud, sin saber lo que se nos venía encima. Ahora, la danza clásica ha vuelto in situ cambiando aquella triste sensación por la de ansia de optimismo y confianza. Les confieso que ocupar la misma butaca del mismo teatro con otro ballet es como un viaje en el tiempo, trasladándonos además a 1989 cuando Alicia Alonso no solo bailó en este escenario sino que nos ofreció una inolvidable 'master class'. Con el espíritu de su danza flotando, la Gala Centenario fue merecido homenaje a la Ballerina Assoluta, fundadora del Ballet Nacional de Cuba. Cinco parejas de solistas, Annete Delgado & Dani Hernández, Carla Vincelli & Javier Torres, Ginett Moncho & Alexis Tutunnique, Eva Nazareth & Javier Moner, Oriana Plaza & Maynard Miranda, dieron un buen ejemplo del 'estilo Alonso' característico de la escuela cubana, surgido de la interacción de escuelas rusa, francesa, inglesa, italiana o danesa, con acentuación a unas cosas e importancia a otras con buena velocidad de pies y batería. Las dos horas de programa no se hicieron en absoluto pesadas. Y esto es debido a la selección de piezas con acertado apoyo audiovisual, buena técnica clásica tanto en equilibrio, elevación, acento arriba, como a la compenetración de parejas logrando una conexión cuya finalidad es bailar para el público. Y este detalle no es habitual en otras compañías, cuando cada cual parece querer brillar más. La expresión gestual personaliza las diferencias de carácter, que nada tienen que ver en una Carmen, una Coppelia o una Giselle. La técnica de paso a dos denota potencia muscular del hombre para elevar, sostener o precisión de dejar caer a la pareja sin peligro de accidente. Y por parte de la bailarina una sujeción de torso y piernas sobresaliente sin restar la emoción del momento y que el espectador no sufra. Este detalle tendrían que revisarlo más en Quijote paso a dos. No estuvo acertado. Y otro momento clave de las chicas son los esperados fouettés. Es básico dominarlos y en general no se ven limpios o, como en Cisne Negro, perdidos fuera de eje. Las adaptaciones de coreografías con posiciones de torso, cabeza o brazos son marca 'Alonso' como la conocida variación del abanico sin abanico. Una emotiva Coda puso fin a una buena gala.

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laverdad Un viaje por el tiempo