Una Veronal fuera de serie
CRÍTICA DE DANZA ·
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CRÍTICA DE DANZA ·
De acierto indiscutible podemos calificar la elección de la Compañía La Veronal para el cierre de la temporada de danza del Auditorio y Centro de ... Congresos Víctor Villegas. Si la danza contemporánea tiene un reto en Murcia para crear su público, no será por falta de oportunidades que nuestros espacios escénicos ofertan. Y una es la de estar al día de creaciones de artistas tan polifacéticos como Marcos Morau, cuyo universo interior mezcla la danza, la literatura, la fotografía, el cine, el folclore, la geografía, la topografía y la observación meditada de todo lo que ocurre a nuestro alrededor con su estética personal. Un cóctel intenso que tiene que salir para no explotar. En 2012, en su visita a Murcia al Centro Párraga, nos llevó de viaje con la cuarta entrega de su decálogo, 'Rússia', y su código propio de lenguaje corporal Kova impactaba por sus movimientos bruscos, robotizados; y sonidos, voces, ruidos como rugidos del alma.
Compañía La Veronal
Idea y dirección artística Marcos Morau
Coreografía Marcos Morau en colaboración con los intérpretes
Texto El Conde de Torrefiel-La Tristura-Carmina S. Belda
Espacio escénico Bernat Jansá
Espacio sonoro Juan Cristóbal Saavedra
Lugar Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. Murcia. Sábado 7 de mayo
Ahora es 'Sonoma', sonido del cuerpo, cuerpo del sonido, la coreografía inspirada en el surrealista mundo de Buñuel en un montaje escénico de pantallas y focos en el que solo doce bailarinas se multiplican y transforman en cada escena. Lorena Nogal, Julia Cambra, Sau Ching Wong, Ariadna Montfront, Nuria Navarra, Ángela Boix, Laia Duran, Anna Herrero y Alba Barral dominan cada momento con disciplina y rigor. La coreografía es de lo más complicada y, sin embargo, transcurre de forma fluida sin huecos, recitando, interpretando los textos sin cortapisas y superando el cansancio de tantas propuestas. La obligada traducción del recitativo en pantalla, necesaria para quien no domine el francés, no evita la distracción de las escenas. Volvemos a ver el escenario de un plató cinematográfico pero también es el ambiente libre del folclore, pasos deslizados bajo faldas largas, el luto, la religión, la fiesta, cabezudos y, cómo no, los tambores de Calanda. Impacta cada uno de los detalles que adornan la danza. Pero también es una obra para mentes abiertas a todas las artes. No hace falta argumento obligado en 'Sonoma'. Es la necesidad de entender el universo en el que nos movemos expresada en el arte del movimiento. Y cuando logra la catarsis buscada en el espectador, esta Veronal fuera de serie desata el gratificante y merecido aplauso.
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