Borrar

Un, dos, tres, palito inglés

CRÍTICA DE DANZA ·

Israel Galván juega en su 'Amor Brujo' a sorprender

Martes, 17 de noviembre 2020, 01:08

Curioso, rompedor de estructuras establecidas, Israel Galván, bailaor, bailarín, artista de la improvisación, discutido a favor y en contra, sigue manteniendo después de veinte años ... su propio criterio, ganando premios sin renunciar a todas esas ideas tan personales con las que atrae a un público flamenco y contemporáneo al que sorprende a modo de juego de niños, un, dos tres y no sabe nadie donde voy a aparecer. Debe divertirse un montón. Y no duda en proponer este 'Amor Brujo' en el que no solo se transmuta en su tía Eduarda de los Reyes, fallecida cuando Israel tenía cinco años, sino que la incluye en la ficha técnica. Empezando en silencio y oscuro, nos recuerda a 'Soloo' (2007) sonidos metálicos, percusión, jugando al despiste escénico, adivina dónde estoy y dónde me vas a encontrar. La espera se hace un poco larga. La coreografía, en dos partes, comienza con la idea femenina, Galván con peluca rubia, falda negra y blusa blanca, gesticula, brazos, manos, gestos, en una silla dejando otra libre, con el divertido susto de un inesperado y calculado desplazamiento. Un, dos, tres. Los guantes rojos resaltan el trabajo de brazos y manos. El rostro refleja un duro trabajo gestual, exagerado imitando a las bailaoras, dominando la interpretación escénica. El baile está ahí, con caídas al suelo y remontadas a la silla resultando algo repetitivo. La música, grabada, va a dar paso, en la segunda parte, al acompañamiento de lujo de los imprescindibles colaboradores de Galván, Alejandro Rojas-Marcos, piano, artista de la improvisación libre y de la música experimental, y el magnífico cante de David Lagos, Lámpara Minera 2014, que con un sonido de micrófono adaptado y el piano preparado, sonidos de guitarra, sordina, vibración, dan paso a ese otro baile con «descartes» y la mentalidad de hombre. Aquí es donde encontramos al Israel más familiar. Utiliza perfectamente todos sus recursos vanguardistas, perfiles geométricos, bailo con zapato, bailo descalzo como ya lo hacía en 'La Edad de Oro' (2005), un, dos, tres, y cambio. Juega con percusión de garbanzos que antes había derramado de un puchero o sobre azulejos rotos, luces y sombras. El montaje original de 50 minutos del Festival de Jerez aquí se alarga innecesariamente, adornando el final con la zanfoña de Rojas-Marcos, resultando todo sinceramente sorprendente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Un, dos, tres, palito inglés