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Instagram no permite mostrar pechos porque se convertiría en una red pornográfica. Pasa lo mismo con TikTok. Es una vergüenza y una verdad incómoda porque los culpables de esto somos nosotros (los hombres heteros). Pero es una verdad. Rigoberta Bandini (a la que adoro en ... grado sumo artísticamente y con la que comparto festival en unas semanas y ojalá esta conversación) ha colocado de nuevo en la opinión pública la idea del Free the Nipple y la lucha contra la censura visual en redes en ese maravilloso homenaje a las madres que es su nueva canción 'Ay mama', levantando la bandera de la libertad de senos 'online' tanto que utiliza incluso en su letra la imagen del conocido cuadro de Delacroix, liderando al pueblo. La canción es magnífica y el mensaje directo y claro, pero me paro a pensar en esto y me asaltan algunas dudas sobre los motivos de que este aparente remilgo absurdo haya sido así hasta ahora. Así que le doy una vuelta y lo comento. Aunque queramos decir que no hay diferencia entre los pezones de los hombres y de las mujeres, sí que las hay. Hay una al menos. Una determinante. Nosotros utilizamos y reificamos los pezones de las mujeres de forma sexual. Miramos los vídeos de las chicas en redes, cuando bailan o salen de las piscinas o posan en el gimnasio, de manera sexual. Si Instagram o Twitter liberaran, como piden tantas plataformas, los pezones, estas se convertirían inmediatamente en redes pornográficas. Y tendrían que cerrarlas a los menores de 18 años, y se les acabaría el negocio. No es una decisión (solo) moralista y machista, es una decisión empresarial. Si liberan los pezones se quedan sin empresa. TikTok de hecho vive de hacernos partícipes de una especie de creación superior, como si un ente supremo diseñara movimientos, chascarrillos, bailes, y nosotros simplemente somos los muñecos que los interpretan, ponen la cara y el cuerpo y los difunden. Somos envases para TikTok. TikTok te propone movimientos y 'playbacks' y millones de personas los ejecutan, y así se sienten parte de una creación artística etérea que no sabemos de dónde viene. Otra cosa es el mundo, la publicidad, la educación, por supuesto debemos intentar liberar ahí los pezones e igualar los cuerpos y su visión. Pero a día de hoy, si se pueden enseñar pechos en las redes en las que predomina la imagen, los hombres, que sexualizamos absolutamente todo, convertiríamos TikTok en Onlyfans en 12 segundos aproximadamente, sería una red exclusivamente de consumo pornográfico, porque donde hay porno no hay otra cosa. El porno es el caballo de Atila del ciberespacio. En las páginas porno no tienen secciones de cocina, o de manualidades, o de filosofía. El porno es excluyente de otras actividades o expresiones, donde hay porno, nada más queda. Me podríais decir que en Twitter no pasa, ok, hay libertad para subir lo que quieras, pero es una red de palabras, no de imágenes. En Twitter la imagen está penalizada, no es un álbum de fotos y está mal visto que subas una foto sin texto, o que lo uses como si fuera Instagram. En Twitter se usa la palabra, es otra liga.
Sería maravilloso que fuéramos tan maduros y civilizados para no reaccionar ante la desnudez de una manera sexual, que pudiéramos tener las imágenes sexualizadas junto a las no sexualizadas y dejarlas convivir, para que pudieran competir en nuestras redes vídeos sobre el Prado, humoristas nuevos y fantásticos cuerpos libres y desnudos que simplemente viéramos y avanzaran en nuestro 'timeline' sin más. Pero no es real. La sexualidad es un negocio, diseñado por empresarios y si le dejas el campo abierto lo devora todo. De hecho es ya ingente la cantidad de perfiles de chicas y chicos que tras sus vídeos comprando o bailando o posando en la playa te llevan directamente a sus 'links' de páginas eróticas personales. El negocio del porno ya está ocupando esa red de manera enmascarada, abrir paso a enseñar los pezones femeninos o los genitales mutuos, sería dejar que el negocio del sexo se adueñase de las redes sin ningún tipo de problema y cambiar, por tanto, esas redes tal y como las conocemos y las hemos usado hasta hoy.
Es otro tema más complejo y profundo si nos parece lícito que cada cual use su cuerpo para conseguir réditos, fans, hacer cams eróticas o vender masturbaciones y fotos, es, ya digo, otro tema, pero creo que cuando defendemos con mucha fuerza y mucho grito la tesis de la igualdad de cuerpos en redes, estamos obviando una consecuencia directa, que es la sexualización de las redes sociales, y creo que a día de hoy es algo todavía insostenible. Por lo tanto, y aunque sea una opinión impopular, que me encantaría debatir con todo el que le apetezca, creo que a día de hoy es imposible liberar los pezones en Instagram o TikTok. Necesitamos mucha más y mejor educación sexual de la que tenemos para que eso hoy sea factible sin desnaturalizar por completo esos espacios.
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