Rafaelillo, por encima de un flojo lote de victorinos

Al cuarto lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas, seguidas de algunas buenas verónicas que no tuvieron remate. El de Victorino no tuvo fuerzas y además salió más disminuido del puyazo trasero. El público pidió la devolución pero el presidente lo mantuvo en el ruedo. Rafaelillo poco pudo hacer, salvo robarle algún muletazo bien compuesto. Al final el público le tributó una fuerte ovación, mientras que despidió al toro con pitos, que también recibió el palco.

El segundo lo recibió con la larga cambiada Manuel Escribano. Muy ovacionado resultó el tercio de banderillas, en el que destacó el tercer par del sevillano entrando por los adentros. Brindó al público una faena en la que asumió riesgos, especialmente al final del trasteo, cuando Manuel estuvo a punto de ser prendido por un toro que se metía por dentro. Su disposición y la eficacia de la estocada le valieron la primera oreja de la tarde.

Al quinto lo recibió con la larga cambiada y de nuevo colocó banderillas. Brindó a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, por su 200 aniversario. Tuvo el victorino un gran pitón izquierdo y por ahí lo toreó Escribano a placer. Alargó mucho la faena, en busca de las dos orejas, hasta el punto de sufrir una voltereta con el toro ya pasado de faena. Mató de un gran volapié y se pidió con fuerza la segunda oreja que el presidente no quiso dar, concediendo, eso sí, el premio de la vuelta para el astado. El torero dio dos vueltas al ruedo y el ocupante del palco tuvo que aguantar la bronca.

Ganó terreno, toreando siempre hacia delante, Borja Jiménez en las verónicas de saludo al tercero, rematadas con la revolera en el centro del anillo. Dejó entero al toro, cambiando de tercio con un puyazo. Se pone en un sitio este torero donde los toros no tienen mas remedio que embestir. Muy puro, tras los doblones ligó varias series diestras, pero fueron las dos tandas de naturales finales las que más profundidad tuvieron. No acertó con la espalda hasta el tercer intento volando las orejas.

Lidió con solvencia de capa al sexto para sacarlo a los medios. Fue un victorino con complicaciones y peligro. Borja se la jugó con verdad y sacó derechazos de mucho mérito. Hubo emoción, mató de una entera cobrada a ley y paseó una oreja.

Al final, tarde de más contenido que trofeos, que mantuvo el interés de los aficionados.