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La murciana Noelia García Pérez, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Murcia e impulsora de la iniciativa 'El Prado en ... femenino', será la primera invitada de la temporada 2024 del Aula de Cultura de LA VERDAD y la Fundación Cajamurcia. El próximo viernes 19 de enero, a las 19.30 horas, con entrada libre [salón de actos de la Fundación Cajamurcia, en la Gran Vía, 23, de Murcia], la directora del departamento de Historia del Arte de la UMU compartirá con el público las principales líneas de su investigación, centradas en el patronazgo artístico femenino y en la relación existente entre arte, poder y género en el Renacimiento. Elegida entre los Murcianos del Año 2023 por LA VERDAD por haber roto moldes con iniciativas como las Jornadas Internacionales de Investigación 'Arte, Poder y Género', que puso en marcha en 2017, García Pérez dirige cinco tesis doctorales en la UMU y en 2023 fue distinguida por la Asociación Francisca de Pedraza por su trabajo de promoción de la igualdad a través de 'El Prado en Femenino'.
Qué Encuentro con Noelia García Pérez sobre 'El Prado en femenino'.
Donde Salón de actos de la Fundación Cajamurcia (Gran Vía, 23, Murcia).
Cuándo Viernes 19 de enero, a las 19.30 horas. Entrada libre.
–El Museo del Prado es, como decía Gaya, la «roca española». ¿Cómo es trabajar desde dentro?
–Hace poco Elena Sevilla, que trabaja en el departamento de contenidos digitales del Museo del Prado, preparando cosas interesantísimas para este año, me decía: 'Noelia, no puedo dormir a veces de lo emocionada que estoy'. ¿Tú sabes lo bonito que es eso? Cuando se lo conté a Javier [Pantoja Ferrari, jefe del área de desarrollo digital] me respondió: '¡No me digas eso, Noelia, porque me emocionas a mí!'. Este es el nivel que percibo en este gran museo, y son gente que lleva mil proyectos entre manos. El Prado es una maquinaria brutal, ahora están trabajando en una exposición sobre pintura social del XIX que va a ocupar todas las salas de exposiciones en primavera. Pero todos te hacen sentir que lo que tú haces es especial. Hay algo que tiene El Prado y no tiene la universidad, y que yo estoy disfrutando mucho, que es el trabajo en equipo. En humanidades un artículo entre dos o lo justificas muy bien o te penalizan, es un poco surrealista. Por eso en un ámbito de trabajo tan autónomo, cuando llegas a trabajar en equipo, y no un equipo cualquiera, sino en El Prado, con gente tan buena, y ves que todo el mundo suma, emociona. A mí en El Prado solo me han pasado cosas bonitas.
–El Museo del Prado ha manifestado un firme compromiso por visibilizar el papel de la mujer en el mundo del arte, ya sea como artífice, patrona y coleccionista o como sujeto de la mirada masculina. Lo ha hecho a través de exposiciones monográficas e itinerarios por su colección permanente, de reuniones científicas, congresos, conferencias y becas especializadas en su Centro de Estudios. 'El Prado en femenino' es un proyecto, es decir, ¿tendrá principio y fin?
–Yo soy muy consciente de que tendrá principio y fin, y desde esa consciencia, sin saber lo que nos deparará el futuro, es muy difícil de superar. Con motivo del bicentenario, el museo hizo un proyecto, 'Voces del Prado', que está en la web, en el que personajes que han trabajado para el museo contaban su experiencia. Son relatos en primera persona. Hablando con Noelia Ibáñez, que es también murciana y la jefa de atención al visitante del Prado, me dijo una cosa que también siento yo y que no me había dado cuenta, y que ya dijo Miguel Zugaza: uno siempre intenta dar lo mejor de sí, pero aunque me esfuerce muchísimo con este proyecto, este museo siempre, siempre te recompensa con creces. Yo le puedo dar 100, pero el museo te da mil. Decía Zugaza que en El Prado hay dos opciones: los que intentan aprovecharse del museo, y el museo les da la espalda, y los que llegan para contribuir, y ahí es cuando El Prado te abraza. Yo siento que El Prado me abraza, y eso me parece bonito.
–¿A qué mujer destacaría de la primera edición del itinerario 'El Prado en femenino' [que estuvo centrado en el siglo XVI]?
–Sin duda, a Sofonisba Anguissola (Cremona, 1532-Palermo, 1625). Perteneciente a una noble familia de Cremona, fue educada en la pintura junto a sus cinco hermanas. La destaco por muchos motivos; porque fue mujer artista, por supuesto, y porque fue promovida por otra mujer. Porque ella era una de las damas de la corte de la reina Isabel de Valois. La que más la promueve era ella. Trabajaba al servicio de otra mujer, y, cuando muere Isabel de Valois, pasa a hacer lo mismo al servicio de su sucesora, Ana de Austria. En la segunda edición de 'El Prado en femenino', que empezaremos los itinerarios en abril, nos centramos en el siglo XVII y de este periodo la pintora más representativa sería Artemisa Gentileschi (Roma, 1593-Nápoles, 1652/3), hija del también pintor Orazio, con quien se educó artísticamente. Pero no está vinculada a las mujeres de este itinerario, porque ni en el caso de Mariana de Austria ni de Isabel de Borbón tenemos ejemplos tan paradigmáticos o conocidos de mujeres que trabajen para ellas. En el primer itinerario hablamos de Rubens y de Tiziano, y en el segundo hablamos de Velázquez y volvemos a hablar de Rubens, de Carreño de Miranda... Para mí Cristina de Suecia es un personaje novelesco, da mucho juego por su propia historia, por su valentía, a todos los niveles. Para dejar el trono y hasta incluso para reivindicar la moda.
–¿Qué recepción ha tenido 'El Prado en femenino' entre los visitantes del museo y entre el personal de la propia institución?
–Una acogida fantástica. ¿Quiénes eran estas mujeres? ¿Por qué eran importantes a través de sus retratos y cómo construían su imagen de poder? El año pasado, por ejemplo, teníamos dos casos de estudio: María de Hungría e Isabel Clara Eugenia. Son dos mujeres tan brutales, no te puedes quedar indiferente. Porque las historias que hay detrás de ellas, y las vinculaciones que tienen con la historia del museo son tan maravillosas, que esto no es querer reivindicar por reivindicar. Esto es hacer justicia, contar la realidad, no estamos forzando nada, porque eso ha estado siempre ahí, solo que no se había visibilizado.
–Eso es lo que llamó su atención.
–Sí. cuando yo me reuní con Javier Arnaldo [jefe del Centro de Estudios del Museo del Prado] y Miguel Falomir [jefe del departamento de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700)] para hablar de un primer encuentro científico, yo les confesé que era muy seguidora del museo, y les comenté que hay un cuadro, 'El descendimiento', de Rogier van der Weyden (Tournai, 1399-Bruselas, 1464), del que se ha hablado muchísimo, de la luz, de la emoción, de mil cosas, pero yo nunca había escuchado decir que este cuadro llegó aquí por María de Hungría. Se enamoró de este cuadro y pagó una cantidad altísima, encargó a Michel Coxcie que hiciera una copia para ponerlo en su lugar y colocó la obra original en su capilla en el Palacio de Binche. Pero es que no es solo esta obra, sino 'Las Furias' [que en 1548 María de Hungría encargó a Tiziano], 'Carlos V en la Batalla de Mühlberg' [el retrato fue propiedad de María de Hungría, y en su inventario post mórtem de 1558 era descrito en términos políticos y no religiosos, al señalar que Carlos «estaba en la suerte que yba contra los reveldes»]... Fue así como les planteé la posibilidad de hacer un itinerario para visibilizar estas obras, y así empezó todo.
–¿Qué no suele saber la gente?
–El itinerario del año pasado terminaba con Isabel Clara Eugenia y el cuadro 'Tres ninfas con el cuerno de la abundancia' (1615-1617), de Rubens. Y yo decía en ese momento que el Museo del Prado tiene una peculiaridad: es uno de los pocos museos del mundo que tiene las series más completas de determinados pintores: Goya, Velázquez, Tiziano, Rubens... Y el Museo del Prado es uno de los museos del mundo que más obras tiene de Rubens gracias, en parte, a Isabel Clara Eugenia, que fue la que hizo que Rubens llegara a España, y que lo conociera el rey Felipe IV, que quedara prendado de él y que se acabara convirtiendo en su pintor favorito. Hay un entramado más complejo de política y mil historias más, porque cuando muere el Archiduque Alberto en 1621, Rubens no solo sigue siendo pintor de corte de Isabel, sino que es diplomático al servicio de Isabel Clara Eugenia, el encargado de conseguir la paz entre Inglaterra y España. El rey al principio estaba en contra de que él fuera el diplomático encargado de las negociaciones. Son historias muy chulas que tienen muchos ingredientes que te atrapan.
–Qué nos espera en la segunda parte de 'El Prado en femenino'.
–Pasamos del siglo XVI al XVII. El año pasado acabábamos en 1633 para coger a Isabel Clara Eugenia, y este segundo año empezamos en 1602 para coger impulso a todo el siglo XVII. Y tenemos, siempre hay que elegir, a tres mujeres escogidas: Cristina de Suecia, Isabel de Borbón –vinculada a un encargo que le hace Isabel Clara Eugenia, son contemporáneas– y Mariana de Austria. Vuelven a ser historias increíbles. Cuando se inauguró la experiencia olfativa de Alejandro Vergara con los cuadros de los cinco sentidos de Rubens, en el Telediario de La 1 se presentó la exposición no nombraron a Isabel Clara Eugenia. Dijeron «estos cuadros encargados por la hija de Felipe II», como si ella no tuviera nombre. No son personajes tan conocidos para el público general. A pesar de haber trabajado y de haber publicado mucho sobre estos temas, la difusión de este proyecto es muy importante. Ahora se habla mucho de transferencia del conocimiento, tan valorada por la UMU y por nuestro vicerrector de Transferencia, José Manuel López Nicolás, pero es que es así. Divulgar con rigor científico es algo muy difícil.
-Erika Gaffney, editora jefe de Amsterdam University Press y Lund Humphries, y antes de Ashgate, una persona muy influyente e interesada en cuestiones de género -su blog es de los más seguidos en América sobre mujer y género-, le escribió.
-Sí, ella me dijo que estaría encantada en editar las actas del último simposio que había dirigido, pero yo le ofrecí hacer una colección. María Dolores Pérez de Aranda, jefa de edición del Museo del Prado, me dijo: «No es por desanimarte, ¿pero tú no sabes la cantidad de acuerdos que esto exige?». A pesar de la buena voluntad, era difícil. Nos ha costado un año y medio llegar a todos los acuerdos. Y va a ser la primera colección que estudie la relación entre arte y género enfocado a las colecciones de un museo. No solo vamos a hablar de promotoras, sino de artistas, patronas, todo lo que es el ámbito arte y género. Una colaboración entre El Prado y Amsterdam University Press, yo voy a ser la directora de la colección y se editará en inglés para que tenga la máxima difusión en el ámbito internacional.
-¿Se siente afortunada?
-Sí, he sido muy afortunada porque he tenido directores tan buenos que me han hecho trabajar y me han amueblado la cabeza académicamente hablando [hizo su tesis en la UMU 'Mencía de Mendoza y el patronazgo artístico femenino en el Renacimiento español (1508-1554)', bajo la dirección de Alejandro García Avilés y Miguel Falomir]. Y soy afortunada por hablar de estas mujeres que siempre han estado ahí, lo que pasa es que durante mucho tiempo la historia la contaron hombres desde un enfoque muy patriarcal. ¡Y hay tanto por hacer!
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