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El ruido mediático acompaña a María José Llergo, la joven cordobesa (Pozoblanco, 1994) que esta noche debía recibir el premio Paco Martín a la artista revelación de las músicas globales en la jornada inaugural del cancelado festival Cartagena Jazz. Su voz tiene la pureza del ... agua de manantial, pero con apenas dos canciones publicadas en redes ya la tildaban de renovadora del flamenco y hasta la comparaban con la internacionalmente exitosa Rosalía, con quien no deja de tener puntos en común: ambas comparten edad, formación –en la Escuela Superior de Música de Cataluña– e influencia –Silvia Pérez Cruz–.
Tras la avalancha de elogios, el siguiente paso estaba cantado: no es para tanto. Funciona así. Y quizá por esto, tal vez por simple timidez, cuando contacto por teléfono con la que fue portada de Rockdelux en marzo de este año, me encuentro con una interlocutora amable pero de frases escuetas y –creo apreciar– un tanto a la defensiva. «Recibir este premio es un tremendo honor y me hace muchísima ilusión. Estar empezando y tener el respaldo de una entidad así la verdad es que supone una gran alegría», expresa con voz un tanto aniñada. La autora de 'Sensación', su primer miniálbum de siete pistas publicado hace unos meses, opta por la humildad cuando surge el (inevitable) asunto de la renovación del flamenco. «Creo que es demasiado ambicioso, no hablaría así de mí. Yo creo que el flamenco se renueva solo. Lo que hoy es tradición fue una revolución en su tiempo. Lo que yo hago es implicarme mucho e intentar embriagarme de lo que es el flamenco, que es un ente eterno», explica.
María José Llergo, de quien cabe destacar la naturalidad de su expresión vocal («me viene de Sierra Morena, de los regueros de agua con los que regaba mi abuelo mientras yo lo escuchaba cantar») compara la música con el amor. «Es algo libre, nadie puede mandar en ella. Tú puedes elegir entregarte o no, pero no puedes elegir nunca hacia dónde vas, por lo menos yo. Yo me dejo llevar e intento ser lo más sincera posible con mi música».
Tras salir de su pueblo natal para formarse en Barcelona («al principio lo pasé mal, me sentía extraña, pero fue un gran aprendizaje»), desde hace un año reside en Madrid «pero siempre estoy pensando en volver a mi Andalucía». La industria la mira con la calculadora en la mano, pero ella es consciente. «Si he dado el paso de estar en la industria no es porque quiera hacer música industrial. Soy consciente de las normas que rigen el mercado, pero tengo también la libertad y la autonomía de elegir lo que quiero para mí. En mi carrera he dicho muchos noes que creo que han sido tan importantes o más que los síes». Y se despide con un «muchísimas gracias, que tenga un buen día». Un amor.
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