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María Terremoto durante su actuación en la Cumbre Flamenca, acompañada de Nono de Jerez, Manuel Cantarote y Manuel Valencia.

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María Terremoto durante su actuación en la Cumbre Flamenca, acompañada de Nono de Jerez, Manuel Cantarote y Manuel Valencia. EDU BOTELLA / AGM

La sutilidad de dos voces flamencas

La XXVIII Cumbre de Murcia arranca con Antonia Contreras, ganadora de la Lámpara Minera, y La Terremoto, todo un torbellino

PATRICIO PEÑALVER

MURCIA.

Domingo, 6 de junio 2021, 11:17

Arrancó la vigésima octava edición de la Cumbre Flamenca de Murcia, el pasado viernes –en el Teatro Romea–, contra viento y marea a pesar de los elementos pandémicos –el año pasado tuvo que suspenderse y en esta ocasión su fecha habitual del mes de febrero se ha pasado a junio–. Primera cita flamenca del año en la Región, a la que seguirán los grandes festivales de La Unión, de Lo Ferro... Se notaba una cierta hambre atrasada de vivir el flamenco en directo, que en Murcia capital se ha podido paliar por la programación continuada de la Asociación Murcia Flamenca, que comenzó en febrero. Arrancó con hambre atrasada, a pesar de aquella sentencia que la 'Cofradía del Codo', el pasado siglo, en un colmao de Madrid, popularizó: «Los flamencos no comen».

Emoción para romper el hielo

Arrancó con dos mujeres flamencas, con dos voces singulares. Con una Antonia Contreras en la madurez y con una joven María Terremoto que viene como un auténtico torbellino. A la malagueña Antonia Contreras, que fue Lámpara Minera de 2017 de La Unión, le tocó abrir el telón de la Cumbre y comenzó con una serie de cantes por tonás, pregón, cante de trilla y nana, que terminó con la debla de Tomás Pavón: «En el barrio de Triana/ ya no hay pluma ni tintero/ para escribirle yo a mi mare, / que hace tres años que no la veo». Prosiguió, una vez roto el hielo, con la impecable guitarra de Juan Ramón Caro, con unas estupendas pinceladas de cantes de Levante, recordando al Cojo de Málaga, que engarzó con unas bellas 'jaberas'. Sus escuetas palabras demostraban su emoción por pisar esas tablas por la necesidad de este reencuentro con el público. Y espléndida estuvo con unos cantes por farrucas, para dejar paso al lucimiento de la guitarra de Caro, que tocó el bello tema 'Mantillas de Feria', de Esteban de Sanlúcar. Para terminar con unos temas de su último proyecto: 'Singular femenino', recién estrenado en Alora, por siguiriya y por zambras, con unos versos de Rosalía de Castro.

Poderío natural

María Terremoto, concentrada en sí misma, salió como un verdadero ciclón, acompañada de la sonanta de Nono de Jerez y con las palmas y el compás de Manuel Cantarote y Manuel Valencia. Y ahí comenzó, el imparable soniquete de Jerez. La Terremoto, bajo el paraguas del legado artístico de su abuelo y su padre, ya se ha quitado ese peso de la responsabilidad de sus primeras actuaciones y sale al escenario con la naturalidad que le da su poderío, su torrente de voz siempre bien administrado, sin estridencias, fuerte y dulce. Y así se dejó una tanda de soleares rematada con bulerías.

Y como se encontraba a gusto de poder volver a los escenarios y dijo que se veía ya la luz al final del túnel, se dejó unos magníficos cantes mineros. De lo trágico a lo festero, se arrancó por una serie larga de tangos, jugando con la colocación de la voz, acompañándose con el movimiento de sus brazos, hasta que se levantó, y, a capela, rematando los tercios se echaba unos bailes con desplante. Y ahí, a capela, se notaba el oficio de los palmeros suavizando el sonido al marcar el compás y el excelente entendimiento y acompañamiento de Nono de Jerez. Y de Jerez a Cádiz, con el olor marinero de las caletas, se dejaba unos cantes por alegrías luminosos.

La fiesta seguía por esas inconfundibles bulerías jerezanas, y no solo se paseaba por el barrio de Santiago, también recorría el escenario de las tablas del Romea, dejando en el aire ese aroma de su metal, de su voz natural. Y obviamente se producía esa fusión entre artista y espectadores, que, puestos en pie, aplaudían. La Terremoto interpelaba: «¿Cómo lo estáis pasando? Porque yo lo estoy pasando de lujo». Y hacia mutis por el foro después de unos fandangos, con su grupo, con unas pataítas de fin de fiesta.

Y ahí quedó en ese arranque de la Cumbre –dirigida por Antonio Parra–, dos mujeres, veteranía, juventud: dos voces flamencas jondas, con muchos matices sutiles en una noche muy interesante.

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