Borrar
Ronnie Romero, este jueves, durante su concierto en Murcia. I. R.
Ronnie Romero invoca al espíritu de Dio en Murcia

Ronnie Romero invoca al espíritu de Dio en Murcia

El cantante chileno inaugura la nueva temporada de una renovada sala Garaje Beat Club con una lección magistral de poderío vocal

Viernes, 20 de septiembre 2024, 10:18

Cuando me tocó estudiar el concepto del eterno retorno en clase de Filosofía del instituto me pareció una chorrada tremenda. He tenido que convertirme en un cascarrabias de mediana edad para dejar de concebir el tiempo como una línea continua surcada de eventos aleatorios. Sea por mandato divino, por capricho de las hilanderas que tejen del destino o por simple casualidad cósmica, la vida está llena de acontecimientos del pasado que se encuentran con el presente y el futuro, permitiéndonos trazar una serie de círculos concéntricos que se suceden entre sí. O quizá somos nosotros, en nuestras ansias de darle algo de trascendencia a nuestros días, los que les damos ese significado.

Probablemente tampoco pensaba en este tipo de cosas un joven chileno llamado Ronnie Romero que en el año 2011 debutaba en Murcia como cantante profesional en las filas de Santelmo. Trece años después, durante los cuales logró despuntar y coronarse como uno de los cantantes más solicitados por las primeras figuras del hard rock -destacan los nombres de Ritchie Blackmore, Michael Schenker y Adrian Vandenberg, aunque la lista es inabarcable-, la capital del Segura es precisamente el lugar escogido para iniciar su primera gira española como solista. Tras encabezar festivales y llenar pabellones al frente de bandas tan legendarias como Rainbow, Ronnie Romero no solo volvió este jueves a la ciudad de Murcia, también regresó a sus inicios como músico humilde en salas de mediano tamaño, con el empeño de reiniciar su carrera levantando desde cero un proyecto propio que lleve su nombre. Y así se cierra otro círculo del eterno retorno.

Esta apetecible cita con el hard rock más clásico no lo tuvo todo a su favor. Programada en Garaje Beat Club a una hora relativamente temprana de un jueves, en plena cuesta de septiembre, que además resultó lluvioso, merecía agotar entradas. Aunque la asistencia fue mejorando conforme avanzaba la noche, gran parte del público se perdió a la banda invitada, Fire Rose, que resultó una gratísima sorpresa. El conjunto suizo, una feliz elección para acompañar a Ronnie Romero, ofreció una impecable combinación de energía escénica y grandes melodías. Logró ganarse el favor de un público todavía poco numeroso pero cuyo entusiasmo fue creciendo conforme avanzaba una actuación que se hizo demasiado corta. Un nombre para apuntar en la lista.

La segunda sorpresa de la noche vino por parte de la propia sala Garaje Beat Club. Después de beneficiarse el verano pasado de una notable mejora de sonido haciendo algunos ajustes, este año el equipo aprovechó el parón veraniego para invertir en avances técnicos. Fire Rose tuvo el honor de inaugurar la nueva temporada del local y también de estrenar mejoras en el sistema de iluminación y un equipo de sonido con amplificación y procesado digital con protocolo de audio Dante. No fingiré que sé qué diablos significa eso, pero puedo dar fé de que la música sonó mejor que nunca en una sala que ya podía presumir de una buena sonoridad, con una definición cristalina y los canales de los diferentes músicos perfectamente reconocibles dentro de la mezcla.

La extraordinaria calidad de audio del recinto quedó de manifiesto especialmente en las canciones donde los dos guitarristas y el bajista de Fire Rose se unían al cantante principal para hacerle los coros. Encontrarse en un concierto con cuatro tipos cantando al unísono y que sus voces permanezcan perfectamente distinguibles entre sí, además de sus respectivos instrumentos, no resulta ni fácil de lograr ni frecuente de encontrar en una sala. Si el resto de conciertos de la temporada suenan así de bien, habrá valido la pena cada euro gastado en la inversión.

El fantasma de Ronnie James Dio

Además de compartir nombre con Ronnie James Dio, Romero mantiene una deuda eterna con el legado del que sigue siendo uno de los más admirados cantantes de rock de la historia. Quizá por eso, su elección para irrumpir en el escenario murciano fue una versión de 'Sand Up and Shout', que es precisamente la canción que el excantante de Rainbow y Black Sabbath escogió para abrir, en 1983, su propio disco de debut como solista, el inmortal 'Holy Diver'. Pueden ver aquí, de nuevo, el eterno retorno.

Tras invocar al fantasma de Dio, el chileno desgranó cinco canciones de su primer disco de material propio. La primera de ellas fue la efectiva 'Castaway on the Moon', un derroche de adrenalina que remite al mejor hard rock ochentero. Siguieron 'I've Been Losing You' y 'Chased by Shadows', dos piezas más reposadas que dieron a Romero más juego vocal y también permitieron al público apreciar el talento de la banda de acompañamiento, a destacar el guitarrista José Rubio, que ejerció como mano derecha del cantante en todo momento.

José Rubio y Ronnie Romero, este jueves, en Murcia. I. R.

Una tremendísima versión de 'Stargazer' volvió a recordar al público la etapa de Romero en Rainbow y también permitió que el fantasma de Dio volviera a pasearse por el escenario. Nuevamente debo hacer mención al buen sonido de la sala, que permitió disfrutar a la perfección de las líneas de teclado, un instrumento que con demasiada frecuencia suele quedarse enterrado debajo de las demás pistas y que este jueves sonó a las mil maravillas.

A continuación el cantante volvió a despachar otra remesa de canciones de su disco, de las que destacaría la bluesera 'Crossroad', que sonó mejor que la versión de estudio gracias a una inspirada introducción extendida. Habría hecho una buena pareja con 'Girl, Don't Listen to the Radio', que no fue incluida en el repertorio y que la habría preferido a la menos interesante 'Vengeance'.

Tras algún guiño a Whitesnake -a quien cuesta mantenerle el aprecio tras la traicionera cancelación a última hora de su actuación en el primer Rock Imperium- y un divertido amago de Judas Priest que no llegó a convertirse en canción completa, Ronnie Romero volvió a tenderle la mano a Dio por última vez con 'Kill the King' y 'Rainbow in the Dark', un dúo infalible que transportó a la audiencia de nuevo a ese fugaz milagro que fue el regreso de Rainbow con el chileno al frente.

Un final de vértigo

Para cuando se produjo el consabido paripé de irse al camerino para después volver, Ronnie Romero ya se había metido al público en el bolsillo con su formidable torrente de voz y gracias a su buen tino a la hora de combinar temas propios con clásicos de las vacas sagradas del rock. Aún así, el listón, que ya estaba por las nubes, saltó por los aires en los bises.

Tras un simpático preámbulo cargado de humor que sirvió para presentar a sus músicos, el cantante se despidió con la festiva 'Separate Ways', de Journey, y dos obras maestras de Deep Purple: una 'Burn' que brilló aupada por una batería para volverse loco y una versión de 'Child in Time' que llevó al público al delirio. Vetada de los conciertos de Deep Purple porque Ian Gillan es incapaz de cantarla desde hace décadas, la portentosa garganta de Romero consiguió obrar el milagro de devolver a los escenarios un himno tan emotivo como difícil de interpretar. Un sueño hecho realidad para cualquier seguidor del rock que, si me preguntan a mí, justificó por sí solo el precio de la entrada.

Al ver a Ronnie Romero siendo despedido en Murcia con auténtico fervor por un público que en otros tiempos habría sido mucho más numeroso, me dio bastante pena que el hard rock de corte más clásico no esté atravesando su mejor momento comercial. De haber pertenecido a una generación anterior, el chileno probablemente se habría codeado con las grandes voces de los 80, como Ronnie James Dio, Joe Lynn Turner, Glenn Hughes, Jeff Scott Soto o David Coverdale, de los que demostró ser su alumno más aventajado. Y aunque en la sala Garaje Beat Club hizo gala de las aptitudes necesarias para convertirse en un relevo perfectamente capaz de sus maestros, le ha tocado la difícil papeleta de defender su propuesta ante una industria musical que parece más interesada en chavales tonteando con el 'autotune' desde su dormitorio que en apoyar a los nuevos talentos de géneros clásicos. Quizá algún día el eterno retorno del que hablaba obre también aquí su magia y el gran público vuelva a dedicar su atención a la música genuina. Esa que nace de la pasión y el talento, sí, pero también de las innumerables horas de estudio y práctica en un local de ensayo. Hasta entonces, yo me conformo con verle actuar de nuevo en Murcia.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Ronnie Romero invoca al espíritu de Dio en Murcia