![Patáx: mil mundos en cada canción](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/11/19/pataxx-kIHE-U210770279694VHH-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Terminar a lo grande, poniendo la casa patas arriba, brindando a la salud de lo propio y ajeno, transformando el patio de butacas en zona de recreo, los géneros en vehículos voladores, las canciones en navíos añejos y corazones ardientes. Bajar el telón al compás ... de la ovación, perder la compostura sin permitir que la elegancia se vea afectada por el huracán, sorprender y cautivar, disparar la alegría de fusión en fusión (y bailo porque me toca), hacer que el virtuosismo pase de los piropos de los fuegos artificiales y caiga rendido entre los brazos del genio. Danzar sobre el inmenso e impoluto firmamento de la improvisación, viajar por distintos rincones del mundo a través del alcance eterno de un arreglo mínimo, gozar sin pedir permiso, celebrar en la cara del otoño, caminar con fuerzas renovadas al abrigo del frío. Y del reloj, por si quedaba alguna vacilación en el hondo tintero de la incertidumbre, ni hablamos. Los horarios, vaya, para quien los quiera.
La intención con la que los numerosos componentes de Patáx se presentaron para bajar el telón del Nuevo Teatro Circo en la última cita llevada a cabo sobre este escenario dentro de la cuadragésimo segunda edición del Cartagena Jazz Festival, la cual ha mantenido un admirable nivel a lo largo de estas últimas tres semanas, estaba clara: cumplir con todas y cada una de las misiones citadas durante los primeros compases de esta crónica escrita con la adrenalina todavía palpitando en las venas. Y lo lograron con una solvencia, empaque, ímpetu y brío capaz de derribar de un plumazo cualquier tipo de defensa previa o expectativa afilada. Poseedores de una extensa trayectoria artística que pronto sumará su octava entrega, la banda dirigida por el extraordinario percusionista Jorge Pérez, encargado también de la composición, ofreció uno de esos espectáculos que pasan como un suspiro, se saborean con placer constante y resplandecen tanto como descubrimiento para despistados, no serán pocas las personas presentes en el concierto que anden ya buceando en busca de más dosis de Patáx, como enésima experiencia vibrante que sumar a la particular colección de recuerdos.
Artista: Patáx.
Dónde: Nuevo Teatro Circo. Cartagena.
Calificación: Muy bueno
En cualquier caso, rebajemos la pasión, cojamos aire, tiremos de memoria reciente y repasemos con cierto orden una noche que comenzó con una abrumadora 'Eleanor Rigby' que, además de mostrar una eficacia absoluta en lo que respecta a enganchar al respetable desde el minuto uno, supo condensar la esencia misma del grupo. Y es que, más allá de temas originales tan valiosos como 'Creepy Monsters', es en el desafiante campo de la reinterpretación, zona propicia para caer en las trampas del homenaje vacío o las arenas movedizas del atrevimiento excesivo, donde Patáx convence utilizando la técnica de ceder el mismo espacio a la duda que al respiro, es decir, ninguno. Redondeados por los extraordinarios bailes de Nino de los Reyes y la voz de Aurora García, siempre ajustada a las necesidades de cada pieza y entregada con ardiente convicción, fueron apareciendo durante la velada clásicos de muchos quilates del catálogo de los Beatles y Michael Jackson, casi nada, como una 'Billie Jean' de sabor cubano; una 'Blackbird' de belleza, zapateo y reggae; 'Here comes the sun', protagonista de uno de los momentos más emocionantes de la noche al ser tejida con el hilo de la grandilocuencia a la majestuosa 'Don't let the sun go down on me' de Elton John; una 'Hey Jude' nacida del mismo alma del Mardi Gras; o 'Bad' y 'Thriller', dupla final de auténtico infarto en la que también hicieron acto de presencia pequeños y agradecidos guiños al 'Ghostbusters' de Ray Parker Jr., Queen, James Brown, John Barry o Bob Marley.
Obras atemporales a las que Patáx se acercó con la decisión de los valientes, el atrevimiento de los exploradores y la sensibilidad de quienes saben el lugar artístico del que provienen. Canciones que seríamos capaces de interpretar de inicio a fin sin ayuda, pero que, por arte de magia y talento, Jorge Pérez y compañía hicieron que sonaran como algo nuevo y excitante. Maldita sea, ¡si hasta consiguieron que 'Yellow Submarine', una de las poquísimas canciones flojas de los cuatro fabulosos de Liverpool, pareciera un gran tema!
Por último, lo más justo para concluir este texto es citar al conjunto de magníficos músicos que, junto a los citados Jorge Pérez, Nino de los Reyes y Aurora García, dieron forma al estupendo espectáculo: Miguel Semper en la guitarra; Dani Morales a cargo de timbal y percusiones; Jorge Vera a los teclados; Roberto Pacheco al trombón; y Santiago Greco en el bajo. En resumen, Pátax. Un supergrupo en cantidad y calidad que detecta y comparte los mil mundos que pueden habitar en cada canción.
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