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Mercedes Luján (Lorca, 1987) es incansable en su lucha por la igualdad en el flamenco. Es algo que está presente desde su adolescencia. Cuando, ... con 14 años, coge por primera vez una guitarra, el hecho de no tener referentes mujeres en ese ámbito le hace dudar si está haciendo lo adecuado. El 4 de noviembre estrenó en Lorca su nuevo espectáculo, 'Flamencas', en el que da a conocer los temas que formarán parte de su álbum debut, 'El don de la palabra', que saldrá a la venta en 2024. Solo mujeres se suben al escenario para dar a conocer las composiciones de esta artista que, entre sus hitos, colaboró en Dubái con la Orquesta Sinfónica Firdaus by A.R. Rahman, una formación exclusivamente femenina. Habrá que esperar hasta 2024 para ver a la instrumentista en un nuevo concierto en la Región de Murcia. De momento, tras dos preestrenos en Madrid y en el Festival Flamenco de Almería y, tras el estreno en Lorca, este fin de semana actúa en Sevilla en un formato «más pequeñito y acústico».
–¿Cómo es su espectáculo 'Flamencas'?
–Para este espectáculo me he querido rodear de primeras figuras. La particularidad de este formato es que va a estar formado íntegramente por mujeres. Es un espectáculo modular, en el que podemos ir desde 2 hasta 8 artistas, dependiendo del tipo de evento, si se quiere o no baile, cante, dos percusiones en lugar de una... a gusto del consumidor.
–Un espectáculo para reivindicar la figura de la mujer en el flamenco. ¿Está la mujer más presente en el cante y el baile que en la instrumentación?
–Dentro del flamenco hay roles que ya se han otorgado a mujeres. Por ejemplo, en el baile flamenco, sin querer, te vas a imaginar a una mujer con una bata de cola, un mantón, unas castañuelas... en el cante, gracias a primeras figuras cantaoras, también. Pero en la instrumentación, en la mayoría de instrumentos, el papel de la mujer está mucho más oculto y es mucho más escaso. Por ejemplo es, dentro de lo que cabe, más común ver una pianista flamenca, una flautista y una violinista. Lo que no es común ver es una mujer guitarrista, una mujer percusionista, una mujer trompetista y una mujer bajista. Ese rol se ha adjudicado al hombre y yo con este espectáculo quiero demostrar que en la música no hay géneros.
–Propone un espectáculo que se adapta a diferentes formatos. ¿Lo hace para poder llegar a más sitios?
–Voy a Sevilla acompañada de una cantaora y una flautista. Vamos a la peña flamenca Torres Macarena, una de las más prestigiosas, de toda la vida en Sevilla. Y sí, quiero estar en ambientes donde el flamenco es común. No solamente quiero hacer un espectáculo para estar en sitios grandes, como teatros, festivales y auditorios. Además, quiero visibilizar también que no todas somos blancas y rubias, también comparto escenario con una mujer gitana, una negra, una latina... Si una mujer blanca lo tiene difícil, ser mujer, músico y negra o gitana es asumir que el camino por la igualdad va a ser más largo.
–¿Sus compañeras de directo estarán también en el disco?
–Sí. Mi objetivo es dar visibilidad desde la inclusión. Porque si todo lo que hago lo hago solo con mujeres, seguimos estando excluidas. Yo, como guitarrista, he tenido problemas a la hora de tocar en un tablao flamenco. En el 99,9% de los tablaos de España no hay mujeres guitarristas. Cuando nos dan ese hueco, nos lo dan para estar rodeadas de mujeres. Por ejemplo, si se piensa en celebrar el Día de la Mujer, se busca que todo el elenco del tablao sean mujeres. Eso no es inclusión, la inclusión es: dame una fecha donde haya mujeres y hombres. El número da igual, pero que sea mixto, porque si no, me estás dando a entender que no puedo hacer el mismo trabajo que hacen ellos. Mientras que se hagan ciclos específicamente para mujeres, se nos está reduciendo mucho el campo laboral, porque solo vamos a trabajar cuando haya ciclos de mujeres. Por eso en mi disco quiero que estén personas con talento, no me voy a ceñir a que solo sean mujeres. El arte, señores, no tiene género.
–¿Cómo serán las letras de 'El don de la palabra'?
–Las letras van a ser diversas. Se habla del amor, de la vida, de todo. Voy a sacar ahora, con 36 años, mi primer disco. Tengo muchísimas cosas que expresar.
–¿Cuándo comenzó a tocar la guitarra?
–La afición a la guitarra me viene por parte de mi abuelo paterno, el padre de mi padre, que era guitarrista flamenco. Mi madre es cantante de copla [Rosa María Luján]. Según cuenta, canté antes de hablar, pero es algo que hago en casa. No me atrevería a cantar en un escenario. Empecé a tocar desde que se me dejó un instrumento al lado. Recuerdo de los primeros regalos de Reyes un pianito azul que he tenido hasta hace poco. La guitarra la cogí con 14 años, más bien tarde, porque nunca supe si lo que yo estaba haciendo era correcto. Nunca había visto una mujer guitarrista. Mi padre [el comunicador Luis Terry] lleva presentando [el festival flamenco de] Lo Ferro desde que yo tengo cinco o seis años y jamás vi una mujer guitarrista allí. Por lo tanto, yo cuando dije de tocar la guitarra no tenía ningún referente mujer y pensaba que eso era cosa de hombres. De ahí esa lucha para que, por lo menos, si mañana sale una niña a la que le guste el flamenco, que sus padres no le limiten a bailar o a cantar. También puede tocar.
–¿Qué significó para usted que su música llegara a Dubái?
–Cuando una persona como yo, que toca la guitarra de oído, de repente se ve rodeada de tal cantidad de mujeres músicos tocando tu música es algo difícil de describir con palabras. Es lo más parecido a cuando a alguien que siempre ha tenido que estar callado sabiendo que tenía la razón, le dan la razón. Una gran satisfacción. Ver mi música interpretada en un país que no es España, donde al flamenco le tienen un respeto absoluto, donde lo respetan tanto como lo desconocen, es muy valioso.
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