![Al Di Meola: generosidad y virtuosismo en el Cartagena Jazz Festival](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202211/20/media/cortadas/dimeola-koiB-U180776006138jUD-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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Si parpadeas, aunque sea de la forma más fugaz posible, te lo pierdes. Sin saber demasiado acerca de números ni querer entrar, ni mucho menos, en el terreno del cálculo exhaustivo, me atrevería a decir que las manos de Al Di Meola son capaces de ... tejer toda una melodía de encanto cristalino en poco más de una décima de segundo. Y quizá exagere. O quizá me haya quedado corto. En cualquier caso, abandonemos cualquier tipo de interés a la hora de buscar una cifra exacta o una razón que no se mimetice directamente con el asombro para hablar sobre el extraordinario talento desplegado por el guitarrista en su paso por el Cartagena Jazz Festival. Encargado de poner punto final a la programación llevada a cabo en esta cuadragésimo primera edición en el acogedor y cálido Nuevo Teatro Circo, algo tremendamente similar a un segundo hogar para varias generaciones que relacionamos el otoño con esta cita cultural, Di Meola protagonizó una despedida repleta de belleza, inspiración, arrebatos de genio, precisión milimétrica y destreza en permanente estado de efervescencia.
Cuándo Sábado, en el Nuevo Teatro Circo (Cartagena)
Calificación Sobresaliente
Cuando hablaba con su voz rota y penetrante, la cual parece acumular tantas vivencias de intensidad casi tangible como viajes de ida y vuelta con horizontes de recuerdos imborrables y alguna que otra cicatriz, el músico estadounidense imponía con una contundencia indiscutible, pero eran los momentos en los que el silencio servía de prólogo ideal aquellos que convirtieron su actuación en algo realmente memorable. Y es que, durante esos breves instantes en los que el teatro enmudecía por completo, eras consciente de que estaba a punto de iniciarse un vendaval melódico, que era inminente el terremoto armónico, que una primera nota se transformaría en mecha prendida, que el furioso riachuelo musical terminaría empapándote hasta los huesos y que la invitación a perderte en cada canción sería un deseo cumplido sin necesidad de cerrar los ojos.
Con un repertorio que saltó de delicia en delicia desde el primer momento al último, Di Meola se mantenía firme en su pequeña silla como si de un sabio del bosque se tratara, clausurando su mirada en cada interpretación y desnudando desde la complicidad del escenario la hermosísima relación que mantiene con sus distintas guitarras que, en realidad, son todas una. Ya sea con la sutileza con la que acaricia las cuerdas, la fascinante manera en la que se pierde y encuentra en el armazón interno de cada tema o la concentración absoluta que demuestra en todo momento, ser testigo directo de la conexión entre Di Meola y su instrumento es una experiencia que se sitúa entre el privilegio y el soñar con los ojos bien abiertos.
Acompañado por una banda en permanente estado de gracia formada por Mario Parmisano al piano, un impresionante Paolo Alfonsi a la guitarra y la percusión de Sergio Martínez, admirablemente equilibrada entre el nervio y la pausa, el músico se dejó arropar por sus ilustres compañeros mientras entregaba en bandeja de oro un conjunto de piezas tan valiosas como 'Ava's dream sequence lullaby', la espectacular 'Immeasurable 3' o 'Café 1930', uno de esos temas cuyo aroma te embriaga con las mismas dosis de seducción que de elegancia. Además, confirmó que la inspiración no se ha tomado un descanso en su caso con 'Tears of hope', precioso anticipo del que será su próximo trabajo de estudio.
Y en mi condición de apasionado irreductible de la legendaria obra de los Beatles, la banda más grande de todos los tiempos, entenderéis que, cuando llega el turno de citar con especial devoción alguno de los momentos de esta completísima actuación, me quede con la fabulosa reinterpretación de la excelsa 'Norwegian Wood (This bird has flown'). Contando con la única ayuda de su guitarra y una formidable labor en la percusión del citado Sergio Martínez, Di Meola hizo suya esta inolvidable composición de Lennon/McCartney, aumentando las dosis de misterio e intriga de la melodía, retorciéndola, atrayéndola y, finalmente, conquistándola. Punto alto de un concierto que, en cualquier caso, se reservó lo mejor para el final con 'Mediterranean sundance', obra maestra con la que el músico estadounidense recordó al inolvidable Paco de Lucía, quien le acompañó en la grabación de este tema para el fundamental 'Elegant gypsy' de 1977. Broche de oro para una velada generosa en su duración, se superaron ampliamente las dos horas, y en su despliegue de virtuosismo.
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